Yakimeshi

249 29 38
                                    

Últimos capítulos de "Llegar a ti".




-Y, entonces... ¿Qué hay de la flor que se perdió? –Inquirió con discreción para que las gemelas no se dieran cuenta.

Sesshomaru solo se apartó de ellos y negó con la cabeza.






Debía estar soñando, de otro modo no sería posible que un apuesto y millonario empresario hubiera viajado hasta su negocio con el pretexto de encontrar una flor para ahora estarle pidiendo entregarse a él en su florería... Hacer el amor rodeados de flores parecía una idea de empíreo.

Lo siento mucho, Shiro. En su mente se disculpó con su esposo. Pues su corazón, y no solo su cuerpo, la orillaba a esto.

-Voy a besarte. –Sesshomaru le advirtió tomándola por su mejilla izquierda.

-Por favor, sea gentil. –Le pidió tímidamente.

-Lo seré, mi amor...

Pero antes de que la besara, la campanita de la entrada tintineó activamente, haciendo que Rin se soltara del presidente tan rápido como pudo.

-No puede ser. –Rin se lamentaba acomodándose la ropa. –No estaba cerrado. –Susurraba agudamente. –Iré a atender.

-Y después de que se vayan... -Sesshomaru caminaba tras ella.

-Luego hablamos, espere ahí sentado. –Le indicó el asiento detrás de la caja registradora. –Buena tarde, bienvenidas a mi momento eterno, ¿en qué puedo ayudarles? –Atendió amablemente a las dos mujeres mayores que habían entrado a su tienda.

-Queremos ordenar algunas coronas para un funeral, serán pequeñas, pero queremos al menos ocho, ¿es posible?

-¿Ocho coronas? –Rin preguntó tratando de ocultar su angustia, la cual no pasó desapercibida por Sesshomaru, quien sonrió levemente. –Claro, no es problema. Denme los detalles para comenzar a trabajar. Las tendré listas para...

-¿Puede ser dentro de cuatro horas? –Pidió la mujer, Rin abrió la boca levemente. –Fue tan repentino. –Suspiró con tristeza. –Mi querido amigo partió esta mañana y quisiera llevarle a su funeral ocho coronas con listones morados, como le prometí hace tiempo.

Rin no pudo negarse a eso.

-En cuatro horas. –Exhaló decidida. –Cuente con ello.

-Le agradezco mucho, ¿puede ir a dejarlas a este domicilio? –Le pidió entregándole una nota que Rin tomó.

-Entiendo, ahí estarán. Por favor, pueden pasar a la caja. –Dijo caminando hasta donde estaba Sesshomaru para cobrar la paga por las coronas de flores.

Y Sesshomaru, de manera ingeniosa, aprovechó para rozar la mano de Rin, haciéndola sonrojar y sonreír coquetamente.

Las mujeres finalmente pagaron y se fueron dejándolos solos otra vez.

Rin respiró profundo, se amarró bien su delantal color lila atándolo con firmeza a su cintura y se puso en marcha. Rápidamente fue en busca de las flores que llevaría cada arreglo junto a un hermoso listón morado como le habían solicitado; Sesshomaru la miraba moverse de un lugar a otro sin poder contener una sonrisa. Ella lucía muy feliz, parecía que esa florería era su lugar cómodo y él, tontamente, la tenía trabajando en los hoteles como accionista y parte de la junta.

Llegar a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora