Reto

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✨✨✨Por favor, lee la nota al final del capítulo, te lo agradeceré mucho. Disfruta la lectura. c: ✨✨✨




-Te irás con Ryoga. –Le dijo apenas la vio entrar a la casa. Rin regresaba de su trabajo en el turno de noche atendiendo la tienda de conveniencia que estaba a dos cuadras de ahí; tenía algunas horas para descansar de ir a sus clases en la tarde.

-¿Qué? –Inquirió sin mucho interés cambiando sus zapatos por unas pantuflas en el viejo genkan.

-Ryoga me dijo que si no le doy el pago de este mes me sacará un ojo.

-Tienes dos, ¿no? –Respondió despectiva.





-Sé mi esposa. –Insistió evitando atragantarse, cosa que Rin no logró, ya que sintió que el agua que recién había tomado se le saldría por la nariz, haciéndola toser fuertemente.

Sesshomaru evitó soltar un gesto de fastidio.

-Señor, yo... No puedo. –Estaba tan apenada, no tenía idea de que su señor pudiera sentir algo así, pensó que en aquel entonces que se le declaró cuando ella tenía trece años él ni siquiera la correspondía, pero saber que se ha sentido así todos estos años la ponía tan triste.

-¿Qué? –Qué ofensa. Ahí lo tenía, en una cena privada, con montones de rosas rodeándolos, frente a ella, con un anillo de diamantes y osaba a decirle que no.

-No puedo casarme con usted.

-¿No te gusta el anillo? –Preguntó como si fuera tan simple. –Puedo conseguirte otro, uno más hermoso.

-No es eso, es que yo...

-¿Fue la forma en que lo dije? ¿No te quedó claro? Te quiero, me gustas, te amo. –Soltó palabras vacías. –Te he amado por años, desde que ambos nos enamoramos de niños. –Esa chica estaba comenzando a exasperarlo.

-No creí que fuera correspondida en ese entonces.

-Pues así era. –Soltó cansado. –En ese momento no pude decírtelo, pero sentía lo mismo por ti. –Se sinceró. –Y ahora que al fin apareciste no quiero dejarte ir de nuevo.

-No es necesario casarnos para permanecer juntos.

-Yo quiero que nos casemos.

-Yo no.

-¿Cómo que no? –Algo así no estaba en el guion. Pensó. ¿Qué diría ahora? –No puedes rechazarme.

-¿Por qué no podría? –Preguntó indignada levantándose de la mesa. –Ni siquiera pudo pedirme iniciar una relación normal, no llevo ni un mes aquí y usted se está poniendo demasiado intenso. No se detuvo a preguntar lo que yo siento. –Reclamó. –Perdón, pero, yo ya no siento eso por usted, no siento nada más que una inmensa gratitud y admiración, y un cariño de amigos irremplazable.

Un vacío inexplicable lo arrasó en forma de una brisa, dejándolo sin palabras. ¿Cuándo es que Rin se había negado a él? Según lo que recordaba, ella estaría dispuesta a todo por complacerlo por seguirlo a todas partes, pero ahora parecía que lo enfrentaba.

Claro que Rin no había cambiado nada, en todos esos años no dejó de ser una chica con una abrumante energía y con ojos tan chispeantes como para iluminar miles de noches. Pero había algo más que no estaba cuando se fue, y algo dentro de su pecho rogó porque fuera gracias a las palabras que una vez le dijo; ahora ella mostraba una plena postura de seguridad, su frente en alto, su mirada firme y la forma en que apretaba sus puños, de algún modo lo retaba a provocarla.

Llegar a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora