¿Cómo que llevo más de un mes sin publicar en esta historia? :c Noooo, que me perdone diosita que yo no puedo. 🥺
Espero que sigan ahí. :c
Advertencia: Éste capítulo contiene narración explícita de escenas que pueden resultar inapropiadas para algunxs lectorxs, por favor, sean responsables y discretxs con la lectura.
El dolor era su viejo amigo, lo acompañó por muchos años y, aunque alguna vez lo abandonó por un largo tiempo, era tan fiel que había terminado por regresar a él. Y ahora lo cargaba como un accesorio más, se lo ponía todos los días tal cual se ponía la corbata, desayunaba con él, caminaba con él, iba a trabajar con él. El dolor ya era parte su vida, se le había encarnado por debajo de la piel y parecía consumirlo cada día un poco más, pero no podía darse por vencido, porque si dejaba que su vida fuera consumida, entonces la vida de las tres personas que más amaba en la tierra también se apagaría.
Y eso no podía permitirlo.
Cálido... Suave... Tentador... Delicioso... Había cientos de adjetivos para describirlo y aun así no terminaría nunca, porque describir el cuerpo de su esposa era como tratar de describir el paraíso. Esas piernas lisas y jugosas, esa cintura estrecha y apetitosa, su diminuta complexión que encajaba a la perfección en su regazo, todo era tan glorioso que parecía mentira la perfección que era toda ella.
Por eso no la soltaba. No podía soltarla en toda la noche y se aferraba enfáticamente a su cintura con ella de espaldas.
Cobrando conciencia casi a las ocho de la mañana, Sesshomaru entreabría los ojos para encontrarse con el frondoso y castaño cabello de su esposa. Se dio la oportunidad de aspirar profundo para capturar mejor su aroma, esa dulce esencia de la que nunca tendría suficiente.
Rin se removió entre sus brazos y se pegó a él, frotando sus glúteos contra la entrepierna del albino, quien exhaló gustoso ante la lasciva fricción.
Ella también recién despertaba y sentir esa dureza pegada a su trasero la incitaba a juguetear con él.
Sesshomaru removió un poco sus caderas para pegarse más a ella, enterrar su erección aún entre la ropa, indicándole cuán duro estaba por solo un movimiento de su cuerpo.
Sin decir palabra, ambos comenzaron a moverse, frotando sus cuerpos con la precisión exacta, coordinándose tan bien como siempre, compaginando una vez más, sabiendo perfectamente cómo complacerse el uno al otro.
Sesshomaru llevó una de sus grandes manos a los pechos de su esposa, haciendo presión sobre el camisón, estrujándolos enteros para luego tomar las puntas de los pezones entre su índice y su pulgar para juguetear con ellos.
Un profundo suspiro salió de la boca de Rin, quien comenzó a subirse el ligero camisón de seda que había usado para dormir.
-¿Quieres que entre ya? –Masculló acercando su rostro al oído de su esposa, permitiéndose recorrer con su lengua todo el contorno de ésta. –¿Tan rápido?
-Debemos darnos prisa. –Jadeó comenzando también a bajar sus bragas, todavía estando debajo de las cobijas. –Las niñas despertarán pronto.
-Quiero probarte. –Confesó su antojo matutino. –Hace tiempo que no lo hago.
-Pero no podemos, las niñas...
-Ah. –Suspiró dando un pellizco en su pezón. Rin tuvo que taparse la boca para no gritar. –Tienes razón. –Su mano comenzó a bajar poco a poco por el abdomen de Rin hasta encontrar su cálida entrepierna. –Entonces ábrete un poco más. –Ordenó entrometiendo dos de sus dedos.
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Llegar a ti
Fanfiction¿Cuántas veces tienes que ser golpeado en la cara por el amor para saber que estas frente a tu destino? Al parecer, a Sesshomaru Taisho todavía no le queda claro. Rin y Sesshomaru se conocen desde la infancia, al crecer juntos, cuando son adolescent...