***Advertencia***
Este capítulo contiene narración explicita de escenas que pueden resultar inapropiadas para algunxs lectorxs. Por favor, sean respondables y discretxs con la lectura.
Disfruten. :)
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-Tú... -Masculló furioso. –Pequeña idiota. –Armó un puño que encaminó hacia Rin, ella se curbió el rostro preparándose para recibir el impacto, pero, de repente, algo se interpuso entre ella y el pervertido, una figura varonil y solemne que detuvo el golpe del depravado sin problema alguno.
Rin descubrió su rostro para ver a su salvador sonriendo aliviada.
Ver a su esposa dormir tan pacíficamente era igual a caer en un trance de empíreo, contar cada una de sus rizadas pestañas, escuchar su dulce respiración, contemplar su blanca piel adornada por un leve tono rosado, apenas perceptible, cada centímetro de ella era maravilloso. Ella comenzó a abrir los ojos lentamente, batiendo sus párpados causando en Sesshomaru una severa taquicardia, pues se veía hermosa.
-Buenos días, querido. –Lo saludó ni bien despertó.
-Siempre te despiertas tan desordenada. –Dijo con voz adormilada contemplando el cabello desordenado y enredado de su esposa, con las ligeras bolsas bajo sus ojos y la mirada perdida, se veía preciosa. –Me encanta.
Rin trató de esconder su rostro entre sus manos, las extrañas muestras de afecto de su esposo la avergonzaban un poco.
-Te preparé el desayuno.
-¿Usted? –Inquirió confundida de sobre manera. Sesshomaru asintió. –Vamos a comer entonces. –Propuso con una sonrisa un poco nerviosa, pues su marido no era bueno en la cocina ni siquiera un poquito.
Se puso una bata de seda y sujetándola bien con un lazo en su estrecha cintura y se encaminó expectante para saber qué era lo que su esposo había cocinado y para su gran sorpresa, en la mesa estaba dispuesto un desayuno de apariencia apetitosa e incluso con una decoración adorable; frutas, té con leche, panecillos adorables, arroz y cereales, toda una hermosura.
-¿Usted hizo todo esto? –Preguntó emocionada.
-Claro que no, lo ordené. –Respondió de lo más normal.
-Pero dijo que lo preparó.
-Lo acomodé para ti, preparé la mesa para que vinieras a comer.
Rin se quedó en silencio por unos largos segundos, confundida y desorientada por un momento. Pero, al final de cuentas, un cosquilleo surgido desde su estómago la hizo sonreír, causándole una risa cada vez más sonara y melódica. Reír era tan agradable...
Y a Sesshomaru le encantaba escuchar la risa de su esposa.
En momentos como ese ambos pensaban que no había nada más que pudieran pedir, incluso Sesshomaru que estaba tan acostumbrado a estar siempre rodeado de ostentosas cosas materiales, creía que poder tomar el desayuno con su esposa tranquilamente era lo único que necesitaba. De haber sabido que solo eso le bastaba para ser feliz jamás se habría preocupado tanto por el dinero.
-Por cierto. –Recordó Rin. –Mañana iremos a un restaurante privado a que firme el contrato con los de Satoru y.... hay algo que debo decirle. –Contaba apretando ligeramente su agarre de los palillos de madera. Sesshomaru prestó atención sin decir una sola palabra. –Los abogados están armando el contrato y... quien nos acompañará junto a usted y el señor InuYasha será el nuevo abogado de la compañía. –Sesshomaru arqueó una ceja ligeramente ante la notable preocupación de su esposa a medida que avanzaba su relato, ¿qué tenía de malo que un nuevo abogado asistiera a la firma? –Ese abogado... es Hakudoshi... él trabaja ahora en la compañía.
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Llegar a ti
Fanfiction¿Cuántas veces tienes que ser golpeado en la cara por el amor para saber que estas frente a tu destino? Al parecer, a Sesshomaru Taisho todavía no le queda claro. Rin y Sesshomaru se conocen desde la infancia, al crecer juntos, cuando son adolescent...