Una como cuando éramos niños

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✨✨✨¡NO SE PIERDAN LOS DIBUJITOS Y EL ANUNCIO DEL FINAL!✨✨✨


Una vez terminado habían pasado otros cuarenta minutos, pero él seguía sin llegar. Rin esperaba sentada a la mesa, pensando en que tal vez tendría que recalentar el arroz una vez que Sesshomaru llegara; la cera de las velas estaba comenzando a derramarse, así que las apagó para que no se derritieran.



-Debemos ir a clase, envíame un mensaje cuando salgas, mi esposo pasará por mí y podemos ir a dejarte a tu casa. –Rin le dijo a Kagura despejándose de todo ese sentimentalismo.

-Ah... N-no es necesario. –Tartamudeó sintiéndose acorralada, no podía arriesgarse a ser vista por Sesshomaru después de que Rin le contara cómo se puso el otro día. –Pediré salir diez minutos antes que los demás porque... tengo que ir a... al dentista.

-Bueno. –Se resignó con pena.

No voy a permitir que alguien más te haga daño, Rin. ¿Por qué? ¿Por qué después de volverse experta en usar a las personas de repente no podía hacerlo con ella? No importaba, ya no tenía que darle vueltas al asunto. Esa ruidosa y adorable chica había conseguido ablandar el corazón de una mujer calculadora, tramposa y despiadada, quizá para darle una lección muy pronto. Ahora Kagura necesitaba enfocarse en ser una gran diseñadora, abrir su boutique y conservar esa amistad a como diera lugar, así tuviera que cambiarse el apellido para seguir siendo Endo Kagura, amiga de Taisho Rin y dejar de ser Tanaka Kagura, la mujer que hirió a Sesshomaru.



Al fin en casa. Sesshomaru pensó para sus adentros mientras él y Rin se quitaban los abrigos y los zapatos en el genkan después de la visita a su ginecólogo.

-Le contaré de mi embarazo a la señorita Kikyo para que lo considere en mi terapia, ella lo mantendrá confidencial hasta que podamos revelarlo. –Le dijo mientras sacaba de su bolso las vitaminas que debía tomar de ahora en adelante.

-¿Segura que quieres darlo a conocer de esa forma? –Inquirió refiriéndose a la manera en que quería comunicar su embarazo a la prensa.

-Sí, creo que es muy oportuno y lo hará lucir bien... ¿Qué quieres que te prepare de cenar?

-Nada, yo cocinaré, debes estar cansada. –Decía acercándose a ella para tomarla por sus glúteos haciéndola envolver sus piernas en su cadera.

-Quizá un poco. –Respondió divertida rodeándolo del cuello mientras era llevada a la cama en brazos de su esposo. –Pero mejor ordenemos algo, quiero quedarme así un buen rato. –Posó su cabeza en el hombro de su esposo. Sesshomaru estaba más que de acuerdo, y comenzando a acariciarla por la espalda, comenzó a hacer la cuenta y resultaba que desde que se enteraron de su embarazo, no había nada de nada.

–Rin. –La llamó con discreción. –¿Qué tan cansada estás?

-Pues... –Sabía a dónde quería dirigirse y la verdad era que ella también estaba ansiosa por ello. –Cansada, cansada... No tanto. ¿Por qué? ¿Quiere... hacer algo en específico?

-Tal vez. –Respondió modulando su voz a un tono más ronco de lo usual mientras comenzaba entrometer sus manos entre la blusa de su chica al mismo tiempo que ella comenzaba a desabotonarle la camisa.

Bajó su rostro ligeramente para besarla, acariciando con su lengua esos rosados y carnosos labios que le encantaban, de los cuales podría jurar que dependía para no morir. Sin esfuerzo, logró quitarle la blusa dejándola solo en sujetador, pero no por mucho tiempo. Sus besos bajaron escurriéndose por su cuello hasta reparar en sus hombros, esa adorable y seductora curvatura lisa y blanca, que enrojecía poco a poco a medida que él jugueteaba con su lengua en esa zona.

Llegar a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora