Beso de compromiso

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***Qué ondis, qué ondis. Soy Aika, la autora. No olvides que Wattpad es kk y últimamente no está cargando los capítulos completos, así que si no te aparece mi despedida de al final, recuerda cargar nuevamente la página o el capítulo para poder leer completamente. Tampoco olvides que actualizamos los martes y los sábados.

Mil gracias por leer, espero que disfrutes el capítulo de hoy***




-No creo que nos corresponda a nosotras. -Dijo Kagome.

-¿Piensas dejar este asunto en las incapaces manos de Sesshomaru? -Espetó Irasue.

Kagome miró al suelo por unos segundos, luego miró a Rin. ¿Deberían contarle?




Cuando se acostumbró a la luz, se encontró con el perfil de su bello prometido, quien ya estaba sentado en la cama leyendo en su teléfono las noticias matutinas.

Una mañana más comenzaba y Rin, como siempre, estaba expectante. Un nuevo día aguardaba un montón de posibilidades para ella y su señor. ¿Qué pasaría hoy? Con suerte el señor Sesshomaru estaría de buen humor y sería lindo y cariñoso con ella como en contadas ocasiones lo había sido, o tal vez se limitaría a asentir con la cabeza cada que Rin le consultara algo, o tal vez, simplemente la ignoraría como pasaba ocasionalmente.

Aunque en realidad, ya no importaba mucho lo que pasara porque, como todos los días, se esforzaría por armar una vida feliz con el señor Sesshomaru a como diera lugar.

Porque ella así lo había decidido.

No importaba si a ratos dolía y a ratos se sentía bien. Fue su propia elección y llegaría hasta el final con ella.

-Buenos días, señor. -Lo saludó adormilada. Él solo asintió con la cabeza.

La chica frotó sus ojos y pasó sus manos por su alborotado cabello, estiró los brazos hacia arriba y se levantó de la cama para prepararse para el trabajo.

Se dirigió al gran armario de Sesshomaru, el cual ahora también tenía vestidos y demás ropa de ella. Buscó entre los ganchos eligiendo un vestido rosa para ella y un traje simple y negro para su prometido. Sacudió un poco el saco para deshacerse de la estática de la ropa, y en medio de eso, del bolsillo cayeron un papel enimicado que se apresuró a recoger. Una bocanada de oxígeno se contuvo en su pecho cuando se dio cuenta de que se trataba de una fotografía de ella, la su identificación de la secundaria; en la cual lucía su viejo y querido uniforme escolar y su viejo peinado, una coletita de lado derecho. Las esquinas de la foto ya estaban gastadas y la imagen estaba un poco rayada. La fotografía se sentía rígida y rugosa, parecía que no los habían sacado de ahí al lavarlos.

¿Él lleva esto consigo todo el tiempo? Se preguntaba clavando la mirada aquella fotografía de papel que habían caído de las ropas de su futuro esposo.

Una especie de hormigueo le recorrió los brazos haciendo que sus manos y su labio inferior comenzaran a temblar; su corazón se agitó tanto que sus ojos se cristalizaron formando una sensación nueva pero preciosa en todo su cuerpo.

Era cierto que Sesshomaru llevaba esa foto consigo a todas partes, su búsqueda nunca cesó, y cuando pensó en rendirse terminó encontrándola hace cinco años, sin embargo, no pudo llevarla de vuelta a casa. La búsqueda de Rin se había convertido en parte de su rutina; pero, desde que Rin regresó a Osaka, Sesshomaru se olvidó de seguir cargando esa foto a todos lados, por eso, quizá había olvidado sacarla del bolsillo de su saco desde entonces.

Llegar a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora