Adiós

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Sé que hoy no es sábado, pero no pude publicar ayer, así que espero que disculpen las molestias, tengo una seria excusa, lo juro, jaja. 

Espero que les guste el capítulo de hoy. ✨






Era feliz, la mujer más feliz del mundo.

-¡Feliz cumpleaños, princesas! –Gritó Yue después de que la canción terminara.

-Sopla, Towa. –Sesshomaru le indicó a su hija acercándola a la vela. –Así. –Y le mostró cómo sin apagar la vela. –Anda.

La niña, sin comprender realmente, solo balbuceaba ilegiblemente.






Rin esperaba sentada frente a la computadora del escritorio de su habitación, mordía la uña de su pulgar derecho por los nervios, con la otra mano golpeteaba la madera del fino mueble en señal de impaciencia, solo miraba al frente, contaba hasta diez y volvía a recargar su bandeja de entrada, pero nada.

-Tranquila. –Sesshomaru llegó detrás de ella para sujetarla de los hombros. –No porque te quedes mirando llegará más rápido.

-Ya sé. –Exhaló con intranquilidad. –Pero no puedo evitarlo... ¿Y si no la aprueban? ¿Y si hay algo mal?

-Ya la revisaste con tu asesora muchas veces, también la leí yo y está perfecta, descuida, te irá bien. –Trató de calmarla inclinándose un poco para descansar su mentón en la coronilla de la castaña.

-Sí, pero aún así... -Se detuvo en seco, una pequeña pestaña había emergido desde la parte inferior izquierda de la pantalla a modo de notificación. –¡Ya llegó! –Exclamó con voz aguda y fuerte inclinándose hacia la computadora haciendo que su esposo trepidara un poco al ser retirado bruscamente de su soporte.

Rin se apresuró a abrir el correo y a leer cuidadosamente, Sesshomaru solo esperaba a que ella terminase para escuchar noticias. Luego de unos segundos Rin se levantó de golpe, el albino se puso en alerta por cualquier cosa, Rin giró lentamente para encararlo denotando que apretaba los labios formando una delgada línea con su boca, sus ojos parecían tintinear de ilusión e involuntariamente daba leves saltitos en su lugar levantándose de puntillas. Sesshomaru lo supo de inmediato.

-Aprobé todo. –Musitó aún reteniendo la emoción. –¡Aprobé todo, amor! –Finalmente profirió con chispeante emoción abriendo los brazos pidiendo un abrazo de su esposo, quien la tomó a como pudo con solo un brazo, pero con cuidado y ternura. –Finalmente terminé todo. –Se regodeó entre el regazo de su marido. –Al fin... Solo una vez... La última vez y no tendré que volver a ese lugar.

-Estoy orgulloso de ti. –Musitó con una mezcla de alivio y pesar. Era bueno saber que Rin por fin cortaría lazos con su pasado en Kagoshima y que ya no habría razón para regresar, pero sí que tenía que hacerlo esta última vez, solo una vez más. –Debemos prepararnos cuanto antes para viajar con tiempo.

-¿Eh? ¿Vas a ir? Pero tienes que descansar.

-Rin, llevo meses descansando, además ahora que volveré a la presidencia y tú pronto recibas tu incapacidad por maternidad tengo que comenzar a moverme. Estoy harto de que tú, mamá y Jaken me tengan quieto sin hacer nada. –Farfulló con desaprobación. –Además, no creas que te dejaré ir sola a ese asqueroso lugar.

Llegar a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora