Yue

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🌟Hola, mi solecitos, soy Aika, la autora. Recuerden que el guatpad sigue tonto y no envía notificaciones, así que estén pendientes de actualización los martes y los sábados. También recuerden que si no me despido de ustedes, el capítulo no ha terminado, intenten recargar si es necesario. 🌟

🤍El capítulo es un poco más larguito de lo usual, creo. Tómense su tiempo y no se pierdan el chismecito y el dibujito del final.🤍

***Advertencia***
Este capítulo contiene narración explícita de escenas que pueden resultar inadecuadas. Seamos responsables con la lectura y no como lxs morrxs de quienes les voy a contar en un ratito 🥴


Si el sufrimiento volvía a aparecer, lo enfrentaría con valentía, porque ya había entendido que jamás podría despedirse de él, jamás podría darle un adiós definitivo.

Pero estaba en paz con ello.




Yue se abrazaba a sí mismo para evitar perder la compostura, era un sirviente, no debía involucrarse en los asuntos de sus amos, eso siempre le decían; pero eso...

No era posible que su ama Rin estuviera haciendo algo como eso, ella amaba al amo Sesshomaru, jamás sería capaz de traccionarlo. Todo debía ser culpa de ese tipo... Sí, eso debía ser, ese sujeto le estaría haciendo algo a su señora; así que se encaminó a ellos para tratar de apartarlos atrayendo a Rin hacia él y empujando a Hakudoshi levemente.

-Aléjese de mi señora. –Exigió tratando de engrosar su dulce voz. –¿Por qué le hace eso? ¿No sabe que ella es una señora casada?

-Yue... -Rin trató de calmarlo.

-No se preocupe, ama bonita, yo le daré una lección a este sujeto. –Ágilmente, logró darle un puñetazo en la nariz a Hakudoshi, lo tomó del brazo y sin esfuerzo alguno terminó sometiéndolo.

En la mansión Taisho se le educó para ser un útil sirviente, conociendo todas las rutas de Osaka, aprendiendo a reparar el auto por si averiaba, aprendiendo a cocinar y hacer un sinfín de cosas para sus amos, pero también se le había enseñado la forma de defenderlos cuando fuera necesario, y es por eso que Yue pudo doblegar a Hakudoshi en solo un par de movimientos. El albino quedó inmóvil, no podía ni soltar el gruñido que tenía retenido en la garganta por el dolor que le ocasionaba respirar.

-Yue, déjalo. –Exigió Rin.

-Pero, mi señora... Este sujeto...

-Te ordeno que lo sueltes, obedece. –Demandó molesta y sin una pizca de paciencia. Yue se sorprendió tanto que terminó por soltar a Hakudoshi.

El abogado tosió para recuperar el aliento y Rin lo tomó del brazo que Yue había torcido. El joven de cabellos grises solo podía mirar estupefacto la forma en que la señora se preocupaba por ese hombre, la forma en que le habló recién, ella nunca le había hablado de ese modo y le dolió, aunque debería estar acostumbrado al ser un sirviente y porque por lo general la señora Irasue y el señor Sesshomaru le hablaban así, pero escuchar así a su ama Rin siendo tan dura con él le dolió muchísimo.

-Ama Rin. –Susurró amargamente. –Usted... ¿Usted está traicionando a mi señor? –No podía evitarlo, tenía que saber, aunque sabía que no era digno de una explicación por solo ser un chofer, por no ser nada más que un empleado para la familia, pero quería saber si aquella pareja que tanto admiraba, aquella de la que había escuchado su historia con emoción cientos de veces, podía desmoronarse así nada más.

Llegar a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora