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Solo estaban ellos dos y Yeosang con Wooyoung en la habitación, sus demás hijos se habían quedado en casa, por fin podrían hacerle a su hijo la transfusión de sangre. Yeosang estaba acostado al lado de Wooyoung abrazándolo mientras que el menor trataba de no prestar tanta atención a que le estaban colocando una aguja en el cuerpo y que prácticamente se la estaban clavando en una vena, también fingía que no le dolía que Seonghwa lo agarrara tan fuerte para que no se moviera, luego resaltarían mucho las marcas de las manos de su papi en su cuerpo.

— ¿Quieres que veamos una película mientras pasa el tiempo?—preguntó Yeosang acariciando el cabello de su hermano— ¿Cuál quieres ver?

— Dime una que no hayamos visto, hemos visto demasiadas.

— ¿No quieres que veamos la sirenita el oso amarillo?

— La sirenita—agarró el teléfono y la buscó, esa era una de sus favoritas.

Cuando Wooyoung se quedó dormido en sus brazos no pudo evitar llorar recordando los grandes sustos que había pasado cuando su hermano se desmayó incontables veces en frente de él o cuando simplemente no se podía levantar de la cama porque no tenía la energía suficiente para hacerlo, el solo pensar que su hermano pudiera haber muerto si no lo hubieran tratado rápido lo destrozaba, no podía ver su vida sin Wooyoung, no podía imaginar una vida sin su mellizo, sin su otra mitad, su alma gemela.

— ¿Por qué lloras mi vida?—Seonghwa acomodó a Hongjoong en el sofá para que no se diera la vuelta y se cayera y se acercó a Yeosang para abrazarlo— no llores, cielo.

— Tengo miedo—sollozó aferrándose a Seonghwa— ¿y si Woonie hubiera muerto?

— Es algo que nunca me perdonaría, pero no te preocupes por eso ¿sí? Estamos acá y tu hermano está bien, todo está bien cielo, no llores.

Yeosang se había encargado de animar esa aburrida habitación para su hermano, le gustaba ver a su hermano reír, era tan fácil hacerlo reír. Yeosang como Wooyoung se veían muy felices. Algo que había notado Seonghwa es que a pesar de que su hijo pudo haber estado muriendo lentamente, nunca había borrado esa hermosa sonrisa de sus labios, no importaba que tan cansado estuviera, no importaba que tan mal se encontrara, Wooyoung no había dejado de sonreír.

— Abre la boca—Yeosang acercó la cuchara a la boca de su hermano pero devolvió la cuchara y se la comió él recibiendo un golpe de Wooyoung en el brazo, de todo lo que podía comer en ese momento lo cual no era mucho, lo único que le gustaba que había disponible se lo estaba comiendo Yeosang, quería su yogur de vuelta.

— Ya no quiero nada, me caes mal.

— ¿Te caigo mal?—asintió ofendido— ¿y si te doy el otro yogur que queda?—Wooyoung volteó de nuevo a verlo— así sí, me caes mal tú a mí, interesado.

— Pero tengo hambre—lloriqueó.

Yeosang faltó a clases esos dos días que Wooyoung estuvo hospitalizado y se quedó con su hermano para que no se sintiera solo allí. Seonghwa no podía explicar ni con sus propias palabras lo mucho que ese par se amaba, de todos sus hijos los que tenían mejor relación de hermanos eran ellos dos, luego estaban Yunho y Mingi, pero el primer puesto se lo llevaban ellos dos.

— ¿Crees que puedas volver a clases?—preguntó Seonghwa viéndolo por el retrovisor, Wooyoung asintió— si te sientes mal recuerda avisarlo y procura no quedarte dormido en clases, te amo, nos vemos después—le dió un besito de despedida y dejó que se fuera junto con Yeosang, San y Yunho.

Fue recibido con un fuerte abrazo de sus dos amigas y Yeonjun, los había extrañado mucho, ¿y qué había pasado con Seongmin? Había discutido con él porque en una pijamada los había encerrado a ambos en el baño y había empezado a tocarlo en zonas privadas, obviamente se había hecho respetar y se alejó de él lo más rápido posible, ahora estaba más feliz con las chicas y Yeonjun.

 𝗟𝗢𝗨𝗗 𝗙𝗔𝗠𝗜𝗟𝗬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora