Mi Luna Plástica.
Railey
Todo estaba oscuro, pacífico, el silencio reinaba a mi alrededor y simplemente me encontraba en paz.
Todo terminó cuando una mano helada poso por mi mejilla, estremeciéndome y provocando que mis orbitas oculares se alcen.
Solo de sentir la mano sabía de quien era, fría como el hielo, esa que parece que carecer de circulación sanguínea por su temperatura y color, la de nuestra familia.
Y por alguna extraña razón también supe que no era Edward sino de mama.
-Hola preciosa, me sonrió cálidamente.
Mi madre es un ángel caído del cielo, tan guapa, lista, atrevía, luchadora por lo que quiere hasta conseguirlo, todo lo que algún día Anhelo ser.
-Hola mama, intente decir pero la voz se me quebró en tan solo en la segunda sílaba.
-Hey no, no pasa nada estoy aquí.
Se inclino para colocar mi rostro entre sus pechos y manos, para sentir su amor, el amor de una madre.
-Lo siento mama.
-¿Porque? me pregunto genuinamente.
-Yo no quería hablarle mal, el ha estado ayudándome mucho en tan sólo una tarde sin siquiera conocerme, el es genial y yo...
Ella se apartó de mí para poder colocar sus dedos en mi cara y limpiarme las lágrimas.
Yo era de esas chicas que se mostraban duras por fuera, si era amigable o eso intentaba, pero no mostraba mis sentimientos, no lo malos o profundos, esos dolores eran de tan solo de mi propiedad, y terminaba explotando, o simplemente marchitando mi podré corazón.
Pero el mero acto se sentir a mi familia, me cambiaba, como si con tan solo saber que están, la armadura se me resbalaba del cuerpo sin necesidad de mantequilla, denudando mi alma y verdad.
Porque ellos me protegían con sus actos y palabras, me aman y por eso confió en ellos, son mi pequeño hogar.
-Railey no es a mi quien me tienes que pedir perdón, me aseguró.
-A ti también, todo esto viene porque no te lo quería contra.
-¿Porque no Railey? Vi la decepción en sus ojos y me obligue a explicárselo, no podía vivir pensado que mi madre se siente insuficiente para que yo pudiera hablar con ella o confiar.
-Mama es la mejor madre que alguien puede tener, eres increíble.
Su sonría se mostró dejándome boquiabierta con su belleza, es tan guapa.
-Pero quería pensar todo, saber que hacer y no quería...
-¿Que pasa pequeña? Me acarició la mejilla con ternura al ver mi indecisión al hablar.
Me ofendería que me llamasen pequeña pero no con mis progenitores.
-No quería decepcionarte, confieso.
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Por que mierda me enamoré de Ti ©
Teen FictionRailey es una chica de dieciséis años con un pasado que creyó haber afrontado. Se muda junto a su familia de Canadá a España con la esperanza de empezar de nuevo. Pero tan solo en su primera semana debe intentar no derretirse frente a su nuevo vecin...