26 | Sexto

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Recordad la música de fondo :)

- INFIERNO HELADOR -

Alex

Se me paralizo el alma.

Mi pecho se contrajo dejándome sin apenas respiración.

No podía estar pasando, de lo único de lo que realmente estaba cagado, esta pasando.

Esta muriendo.

Muriendo entre mis brazos.

Mis lagrimas salieron sin previo aviso, quemando mi tenue piel.

Me dolía el pecho como nunca.

Esta falleciendo y me estaba matando con ella.

Apenas respiraba.

Estaba jodidamente preocupado.

¡No puede morir!

¡No puede!

¡No, la quiero a mi lado!

¡No pude!

¡Quiero que me joda todos los días como hizo esta última semana pero que no vaya por favor !

¡No puede morir, no ahora!

¡Joder Railey!

Me grite en mi subconsciente mientras lloraba como el bebe más sentimental.

Tenía mis palmas en sus mejillas rojas, sus labios estaban hinchados y sus parpados tambaleada tentando cerra los ojos café más dulce y tenues.

Tentaban con cerra la puerta de la vida de esa adorable y atontada chica. Esa chicas tan imponente que no dejaba que ningún idiota la gritase o hablase mal.

La misma que se encontraba más en el suelo que de pie.

La que me amenazo si la volvía a rozar y por ello page mis consecuencia.

La que confió su vida en mi.

Y a la que ahora protegía con mi vida.

Y al parecer no servía de nada.

-No llores -dijo con una voz suave y tan fina que apenas fue un susurro.

Mientras pasaba su dedo por mis mejillas ahora rojas y ardiente. Notaba como le costaba hablar y eso me estreñía de dolor, de un dolor que nunca antes hube experimentado.

Moví sus manos situadas en mi espalda y mis mejillas hasta poder colocarlas en el lado derecho de mi pecho, la obligue a colocar su cabeza justo en donde se hallaba mi corazón.

Aquel que estaba traspasado mil por flechas, pero seguí luchando.

LUCHANDO POR ELLA

Ella gruño al colocarla encima de mi. Pero no estaba para quejarse. Mis lagrimas multiplicaban por segundos.

No la podía verla, no así.

No podía vela fijamente y observar como se marchitaba, y como no hubiese nada que pudiera hacer.

Quería besarla, hacerla sentir bien.

Me mataba.

- Di algo por favor -me suplico rota por dentro y fuera.

Yo estaba paralizado, ella estaba ardiendo.

La idiota no me hizo caso, no se alejo de puto fuego, no lo suficiente. Todo el hielo de su pelo se había derretido y ahora la fuerte ventisca la estaba helando aún más.

La ventisca la estaba matando joder.

Pero no era hora de echarle en cara lo tonta que había sido al no hacer caso.

- Lo siento - su voz me atormentaba.

Como luchaba para poder hablar, habar conmigo.

-Railey no hables -la ordene frio y tangente, como un idiota, porque eso era lo que era un idiota que no media sus palabras e insinuaciones.

Me dolió haberla dicho eso y de esa forma, pero no quería que gastase sus últimas fuerzas para hablar conmigo.

-NO - grito como pudo y desemboco en un fuerte llanto.

La abrace y coloque mi mejilla sobre su rostro, ella se tranquilizó al instante y gimió de placer cuando los copos de mi ropaje se asentaron sobre su ferviente rostro.

-Háblame -me pido desesperada.

No podía negarme, no pude. Limpie sus lagrimas con mis heladores dedos, mitras ella gruñía de satisfacción. Y no puede evitar contemplarla con fascinación.

-Que quiere que te diga preciosa - dije bulón, para suavizar la situación.

- No me digas preciosa, pareciese que me vas has a estampar contra el suelo y ha hacerme... - expreso con indignación.

Ella no necesitaba fuerza en sus palabras para expresarse, tan solo el moviendo de su rostro, la mueca y la expresión, como arrugó el ceño, se le juntaron las cejas, las arugas aparecieron en la frente, los labios se unieron para formar una línea recta, y los ojos se entreceraron para mostrarme su indignación.

Sonreí.

Como me podía leer la mete, pense mientras me reía solo.

- El amor -termine lo que empezó.

Ella miro para otro lado hecha una furia.

- No puedo negarte que no me apetece bastante.

- Eres tonto ALEX -gritó. Estaba sacando humo por las orejas.

- Que pasa, sin nos desnudamos, estoy seguro de que entraremos en calor mucho antes - defendí.

Ella se quedo perpleja clavando esos volcánicos ojos en los míos.

- O bueno esa es mi hipótesis -repuse.

- Pues vete a probar tu hipótesis con las ardillas - me contento echa una ira.

Me reí a carcajadas inconscientemente.

- ¿De que te ríes? -masculló.

- Eso biológicamente imposible, veo que lo tuyo no es la biología -argumente entre risas. Sabía que se había apuntado a ciencias biológica, lo cual me hizo mucha gracia.

Ella me dio en el hombre con su fuerza de cachorro mientras ensanchaba una sonrisa vergonzosa.

Joder era hermosa.

Sus ojos me sumergían en un mundo desconocido pero solo quería explorarlo con ella, cada centímetro, cada rincón.

No pude evitar pensar en que se iba que nunca la podría ver, nunca más. Mis ojos se volvieron a enrojecer preparados para expulsar gotas, pero me contuve. Decide pasar el tiempo que le quedaba conversando con ella.

Conociéndola.

Hacer todo lo posible para que se sintiera a gusto hasta su última estocadas de aire. Y allí iba a estar yo. Rodeándola con mis brazos. Dándole todo mí amor. E intentado que se sintiera en casa.

En esa familia, con la que la prometí recontarse y no pude.

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Dedicado a una de mis queridas lectoras: AyelenQuintana2 <3

































Por que mierda me enamoré de Ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora