83 | El Peor Día de Mi Vida

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EL PEOR DÍA DE MI VIDA

Railey

Nada más bajar del avión unos brazos me cogieron al vuelo, sonrió mientras abrazo a mi hermano. Mama y Patrick está detrás acercándose. Nunca antes entendía esa de frase de "no los había echado tanto de menos hasta que los volví a ver", hasta ahora.

Sonrío mientras Edward me cuenta una anécdota de como Patrick medio sonámbulo metió los calcetines a la batidora. Estamos en el coche, Edward y yo en el asiento de atrás, y en ese preciso instante donde mi hermano me sonríe contándome lo sucedido, donde Patrick y mama intervienen para corroborar los hechos sonriendo y riéndose, siento ese cambio en la atmosfera, ese que sentía con Alex también, y ahí me doy cuenta de que no es mi mente haciendo que todo ocurra a cámara lenta, sino simplemente un grandioso sentimiento en su máximo esplendor, felicidad, se llama felicidad.

Al llegar nos ponemos todos a cocinar, juntos, en familia, y ya os podéis imaginar las risas, el desastre de la cocina y todo lo demás. Tras comer lo que tanto nos ha costado cocinar, mama nos hacer recoger todo el desastre. Cuando subo a mi habitación ya ha atardecido, y lo primero que hago es tírame dramáticamente sobre el colchón, ¿Sabéis el sentimiento de cuando habéis tenido un día muy largo, donde habéis ido de lugar para otro sin parar, y para cuando vais a recostaros os duele los huesos, os duele hasta el alma?, bueno yo estaba así.

Pero pese a ese sentimiento demoledor físicamente, el mi cara se encontraba una sonrisa, una sonrisa de enamorada de la vida, mentalmente estaba en las nubes. Así que me recosté mejor y me eché una siesta como es debido.

Unos golpes en la madera de la puerta hicieron que abriera los ojos tiempo después.

-Se que estas agotada por el viaje, ¿Pero te gustaría hacer Pancakes conmigo? – Sonrío, es mi Edward.

-Por su puesto – imito su sonrisa. El se acerca para cogerme de la cama, me rio contra su pecho – Puedo caminar ¿Lo sabes verdad?

- ¿Quién camina teniendo a un hermano como yo? – lo abrazó con fuerza. Lo echaba tanto de menos.

Los Pancakes nos quedan de rechupete, pero me tengo que enfadar con Patrick por comerse los míos. Ese hombre está siempre chinchándome será desagradecido.

- Precioso collar, por cierto – mama se acerca para verlo.

-Es un regalo – confieso.

-Me lo imaginaba dice – arrugo las cejas.

Mientras todos se terminan la merienda decido subir un segundo a mi cuarto para hablar con Alex.

Le estoy llamando con una sonrisa en la cara y con ansias de escuchar su voz. Pero no lo coge, no le doy importancia, habrá apagado el móvil, será mejor que no le moleste mucho porque estará hablando con su padre.

Aunque al principio tenía intención de volver a bajar al salón con mi familia, decido escribir a Lucas, cuanto antes termine esto mejor.

Ricitos de oro: Hola Lucas, ¿Cómo estás? Ya he vuelto a Zelinto, ¿Podemos quedar para hablar como acordamos cuando estuve en Nápoles?

Su mensaje no tarda en llegarme:

Lucas: Hoy estoy ocupado, mañana iré con Nerea a la graduación esa, si vas, te veo ahí.

La graduación, se me había olvidado por completo. Mañana debe de ser ya cinco de mayo, el día donde los de segundo de bachillerato se gradúan, pero estamos invitados todos los de primer año, como yo. Se que irán todos y no solo me refiero a los alumnos, si no padres, de incluso los que no se gradúan.

Por que mierda me enamoré de Ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora