78 | El peso de la Realidad

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EL PESO DE LA REALIDAD

Railey

Los rayos del sol traspasan las cortinas para iluminarme el rostro, incomodándome el sueño, me muevo inquieta para terminar abriendo los ojos, froto la palma de mi mano en mi rostro, para dejar atrás este estado y comenzar un nuevo día. Tardo unos segundo en recordar que no estoy en Zelinto sino en Italia, en plena Nápoles.

Tumbada con la mirada elevada, todos los pensamientos del ayer recorren sin prisa alguna mi mente, sumergiéndome en un bien estar, sonrió para el techo.

Fue increíble.

Me giro de repente al recordar que Alex durmió aquí, pero no está, me siento de golpe:

- ¿Alex? – grito para que me escuche si esta en algún lugar del apartamento.

No responde. Salgo de la cama y lo busco, el en baño, balcón, y en la cocina conectada a la sala, y nada. Pero fijo la vista en una nota que esta adherida a la nevera.

Railey he salido a por el desayuno, espero que te despiertes con buen pie.

Sonrío, ¿Buen pie, enserio? Este chico está fatal. Con un humor arrollador vuelvo a la habitación mordiéndome el labio inferior. ¿Qué voy a hacer con él?

Me voy a lavar la cara, los dientes y vuelvo a la habitación a por mi ropa larga para rezar, tras salir de baño y terminar de rezar me doy cuenta de dos cosas:

1. Debo hablar sinceramente con Alex sobre lo que siento, lo he sentido durante meses he ido encubriéndolo con una cosa u otra.

2. Y sobre todo tengo que hablar con Lucas, es mi pareja, debe saber que comparto habitación con Alex, que esta noche incluso hemos compartido cama porque yo se lo pedí, esto es lo que más me asusta, no quiere que mal interprete nada, pero le conozco muy bien. Quiero esconderlo, mentirle, pero eso solo destruiría aún más nuestras relación.

¿Pero que tipo de relación tenemos si tan solo he necesitado 24h con Alex para olvidarme de él, durante todo el día de ayer?

Me siento tan culpable, no se merece esto, Lucas se merece algo mejor que yo. No le pienso mentir, pero dudo que valla a hablarle de mis sentimientos respecto a Alex, eso solo dificultaría aún más las cosas.

-Buenos días – escucho la voz alegre de Alex, termino de recogerme el pelo en un peinado suelto con los dos mechones delanteros trenzados y atados para atrás.

Llevo un vestido turquesa precioso, me lo debió dejar mama en la maleta, porque yo pensé que, pese a que estamos en primavera, pleno abril, sería una primavera lluviosa y fría como en Madrid, sin embargo, hoy el sol brilla en los más alto haciendo que mi vestido largo de manga corta parezca incluso sofocante. Irónico, el tiempo esta loco, ayer iba por la calle arropada con el abrigo de Alex, pero que se le va a hacer, ¡Esto es Italia!

- ¿El amor de mi vida esta despierta? – Canturrea Alex.

Sonrió, debo regañarle para que deje de llamarme "amor"

- ¿A quién te refieres? Yo no he visto a nadie más por aquí – le vacilo entrando por la puerta.

El deja de sonreír para contemplarme de esa manera, me deja sin respiración.

-Tu, eres tú Railey – dice sin vergüenza alguna. Estoy dispuesta a regañarle cuando de un segundo para otro corre hacia mí y me coge en brazos de manera repentina, como si no pudiera aguantar las ganas.

- ¡Alex! – le abofeteo el hombro - ¡Déjame en el suelo! No soy un chucho al que puedas coger cada dos por tres.

Mis tímpanos se embriagan de su risa. No desaprovecha el momento para besarme la mejilla, antes de dejarme en el suelo.

Por que mierda me enamoré de Ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora