45| ¿Te apetece que te acompañe?

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¿TE APETECE QUE TE ACOMPAÑE?

Railey

Ya no es tan solo las pesadillas, también son los ataques, esos que empezaron por aquel cuadro de Alex, le eche la culpa a él de absolutamente todo, pero él no está presente para molestarme, para asfixiarme, pero a su vez sí, aunque no físicamente, y yo sigo igual, o creo que incluso peor.

El problema no es tan solo Alex y el incidente de la tormenta heladora sino la asociación de ese hecho con mi pasado. Ahora está situación ha cambiado, ya no soy yo y mis ataques, esos que conoce mi madre, hermano y Patrick, sino que ahora incluye a Pedro. Pedro lo sabe.

No me gusta culpar de mis ataques a la agente, pero si no lo hago me culparme a mí misma, cosa que ya no puedo más, y no me gusta decirlo, pero al despertarme y sentir que otra persona más me ha dejado marcó de alguna manera la continuación de este ciclo vicioso. Él no tiene la culpa, Pedro no ha hecho nada, no es su culpa que yo sea una inestable, y me niego rotundamente a culparle, no ha el, porque no ha hecho nada más que ayudarme.

Me siento sobre mi cama ahora desordenada, con las manos cubriéndome el rostro, con mi hermano lejos ya no tengo esa confianza, desde que cruzó la puerta como le pedí la confianza se derrumbó siendo remplazada por un vaso de vergüenza.

Pero es Pedro, el mismo que me preparó un increíble desayuno tras invadir su casa, el que me deja elegirle su ropa, el que me salva de un paro cardiaco en las clases de educación física, el que me dejo su sudadera y me preparo un chocolate caliente, el que me alegra el día con una de sus sonrisas, el que me deja estar en su biblioteca, el mismo que me abraza y besa la nariz, con el que me siento confiada para poder dormir a su lado...¡Espera! he podido dormir sin Edward, aunque haya sido por estar con otra persona, pero eso es un paso en el buen camino, ¿verdad?

Confió en él, sí, le quiero, también, pero eso no signifique que quiera hundirle en mi mierda.

Es más, esa es una razón más que suficiente para no explicarle todo, aunque quiero contárselo, quiero que me entienda, que vea que confió en él lo suficiente para mostrarle cada una de mis facetas, y que me quiera por ello tanto como yo lo quiero.

-Railey, ¿Qué es lo que te preocupa? -Levanto la vista y mis ojos encuentran los suyos de manera inmediata, Pedro se encuentra de rodillas frente a mí con la vista en alto.

-No lo sé -confieso perdida en mi manojo de pensamientos.

- ¿De que tienes miedo entonces? -pregunta con toda la delicadeza del mundo.

-De que me dejes -afirmo, su rostro se contrae con tristeza como si supiera a la perfección de lo que hablo, y en menos de dos segundos ya tiene su cuerpo rodeándome en un acogedor abrazo.

Dejo caer mi cabeza sobre su hombro mientras simplemente respiro, respiro de verdad sin ese dolor al coger oxígeno como si fuese el mayor de los esfuerzos.

-Te quiero - nace de mis labios.

-Yo también te quiero Railey - Respira mi aroma y me apretujó sobre el - Te quiero lo suficiente como para mandar a todos a la mierda y quedarme solamente contigo, porque solo me importas tú, solo quiero estar a tu lado todo el tiempo que me es posible.

Una lagrima recorre mi rostro y no tardan en aparecer sus hermanas.

Pedro se separa levemente para enjuagarme las lágrimas con las yemas de sus dedos, al finalizar me pellizca el puente de la nariz haciéndome sonreír.

-No entiendo como sigues guapa hasta llorando -dice casi mosqueado, mi sonrisa se hace sonora.

-La que nace guapa, es guapa hasta que se muere -Respondo con desdén a lo que la gira los ojos - ¿Me señas tu cuadro? - pregunto mirando en dirección a donde se encuentra.

Por que mierda me enamoré de Ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora