26 | Primero

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- INFIERNO HELADOR -
Railey

-Buenos días - reconocí aquel susurro de inmediato, tan suave, delicado, cálido y cariños. Abrí un ojo perezosamente y sonreí al ver su rostro.

-Vamos Railey, hoy es el día - sus palabra me hicieron levantarme del tirón.

-¿El día? ¡¿Que se me ha olvidado ahora mama?! - exclame alarmada.

-Nada, cariño - me acarició el hombro - Hoy no vamos a la nieve, ¿recuerdas?

Mis palabras asociaron de manera inmediata nieve con papá.

-¡Papa! - dije lo obvio y ella asintió -Y Edward.

-¡Y PATRICK! - se escucho su grito desde la planta baja autonombrándose.

Mi madre negó como si ese hombre no tuviera remedio y reí. Me levante de un salto y me encamine hacia el baño.

-Te veo abajo, mama.

-Por supuesto.

Veinte minutos después me había bañado rápidamente por la emoción, había rezado, y ahora me tanteaba si llevarme aquella sudadera de pedro con el resto de mi bolso de viajes, como a mi me gusta llamar: Bolso de viajes instantáneos.

-Por si a caso - me dije metiéndola y cerrando la cremallera.

-Railey, abajo, corre - Fue la voz de Patrick pero no pensé y corrí escaleras abajo.

Y como me llamó Railey Meyer, aunque mi madre se equivoco al darme su apellido en vez de ponerme el de "torpe "pues tropecé.

-Mierda Railey - mascullo Patrick mientras me sostenía al caer sobre el que se encontraba en el pie de la escalera.

-¡Mierda tu! - me zanje de su agarre enfadada - Me he caído por tu culpa - le culpe.

-Enhorabuena quería hija mía y mejor amigo - nosotros giramos de lleno el rostro hacia el de mi madre que se encontraba en frente nuestra con un atuendo todo beis y sus brazos cruzados sobre pecho - Los dos os habías ganado el derecho de prescindir del postre.

Nuestras muecas formularon reproche.

-No mama lo sentimos no queríamos decir mierda - empecé yo.

-¡Railey no digas mierda! - dijo el diciendo a su vez mierda.

-Si definitivamente os quedaréis sin postres, o mejor me lo llevaré yo nunca viene mal triple poste - sonrió para si misma y se alejo con el mentón bien alto y los talones bien ubicados, pisadas firmes y llenas de seguridad ante la satisfacción de sus palabras.

-¡Mierda! Ahora si que nos hemos quedado sin poste - confirmo Patrick.

Resople fuerte, le mire furiosa, mientras el se encogía, le estampe el bolso en el pecho, el lo agarró y seguí a mi madre, la diferencia es que mi pasos eran tumbones, de esos que remueven los hogares de los gusanos que viven bajo la tierra.

-Railey da igual - Comento Patrick andando al lado mía.

-Si que importa, yo quería pastel de chocolate - si darme cuenta sonaba apenada.

El dio un par de zancadas y me alcanzó :

-¿Sabes que?, cuando tu madre esté ocupada con su "maridito" - dijo con asco haciéndome reír aunque adoraba con todo el alma a mi padre - nos escabullaremos y te comprarme ese pastel de chocolate.

Sonreí.

-¿De acuerdo? - me pregunto.

-De acuerdo - acepte.

Por que mierda me enamoré de Ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora