59 | Besos ahumados con un ángel

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¿Preparados para un capítulo... muy intenso y hot?

BESOS AHUMADOS CON UN ÁNGEL

Railey

No voy a mentir, a mi madre no le ha mucha gracia mi idea repentina de ir a una fiesta, a una fiesta de Halloween. Estaba segura de que no me iba dejar, pero finalmente cedió no muy convencida e hizo que Pedro prometiera estar a mi lado todo el tiempo.

Pedro ni se negó.

Salgo por la calzada muy contenta con mis amigas al lado.

-Nos lo vamos a pasar genial – la voz de Pedro suena a promesa.

- ¿Espera que? ¡No! – guitonea Candela, me giro para verla detrás con Olivia y Carla – He estado dos semanas elegido el disfraz ¿Cómo que ahora nadie va a ir disfrazado?

-Es por... – empieza a decir Camila.

-Puedes ir disfrazada si quieres – le interrumpo yo.

-No tiene ninguna gracia si voy yo sola – responde ella.

- ¿Sola? Si va a ir todo el institutito, no te preocupes no serás la única – menciono.

-Pero yo quiero que todas vayamos disfrazadas, ya tenía en mente las fotografías para Instagram, ¿Y tu Carla? Ya te había comprado el disfraz.

-Ya no me apetece – dice ella encogiéndose de hombros.

La conversación se da por terminada, hacemos una parada en la casa de las trillizas, donde Candela se viste de colores blancos para colocarse las alas de ángel, se repasa el alisado con la plancha, y se maquilla de manera ligera y muy bonita.

Las demás aprovechamos el tiempo para hacernos sombras de ojos unas a las otras. Terminamos con unos maquillajes increíbles.

Dejo la brocha tupida del colorete sobre el tocador, salgo de la habitación de Candela, donde estamos todas, giro por el pasillo para salir al pequeño balcón del piso superior.

Veo su silueta desde el pie del pasillo, me acerco.

- ¿Qué haces aquí, hace frio? – pregunto poniéndome a la altura de Pedro. El tiene los antebrazos a poyados sobre la barandilla. Dándome la espalda.

Veo desde la esquina donde me encuentro el temblor de sus manos.

>> Pedro – lo nombro con preocupación.

-No pasa nada – me asegura girándose hacia mí. Sus ojos están ligeramente rojos, como si hubiera estado llorando.

Estupefacta me acerco el, mi mano posa en su mejilla pidiendo que me mire.

-Pedro cuéntame que pasa – le pido mirándole a los ojos. El mantiene el contacto visual a una corta distancia, pero no responde – por favor – le suplico en un susurro.

Respira con brusquedad provocando que sus hombros se agiten groseramente bajo la cazadora marrón de cuero. Mira hacia abajo.

Le acerico la cara con las yemas de mis dedos:

-Confía en mi por favor, confía, como yo confió en ti – sus ojos de color avellana brillan con lágrimas entre la oscuridad.

Pedro se aparta sorbiendo la nariz, pasándose la mano por todo el rostro. Me quedo parada en mi sitio, no se como proceder. El finalmente vuelve a mirarme. Inclina la mano señalando los asientos.

Ni me lo pienso, voy y me siento, el me sigue.

Estamos uno al lado del otro, sé que le cuesta hablar de ello, y si se siente más cómodo hablándome sin verme la cara, pues que así sea.

Por que mierda me enamoré de Ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora