77 | La fragilidad de la noche bella

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Simplemente increíble <3

LA FRAGILIDAD DE LA NOCHE BELLA

Railey

Un azul oscuro condecora el marco de lo que observo. El frio me cosquillea, mientras me apretujo aún más contra el abrigo de Alex, el mismo que el coloco sobre mis hombros.

Le observo de reojo a lo lejos antes de enterrar la nariz contra la tela de su abrigo, oh dios sí que huele... ham quiero decir por lo menos se echa perfume.

Dejo de hacer el tonto, me rodeo más contra mis rodillas mientras le echo un vistazo, ¿Cómo puede verse tan bien haciendo algo tan trivial como llamar por teléfono?

No lo entiendo.

Alex se encuentra a unos metros de pie, intentando averiguar dónde está su chofer y la profesora. Mientras yo sigo acurrucada en la silla de una terraza monísima.

-Vale están en un hotel – me informa mientras se me acerca, no me había fijado en lo bien que le queda esos pantalones elegantes, no son ni demasiado anchos ni ajustados, de echo parecen hechos a medida, si fuera así no me sorprendería porque le quedan como un guate – Podemos quedarnos aquí, si quieres.

Le miro a los ojos, le tengo de frente, sentado en el asiento. Desvío la mirada a mi alrededor, escuchando la vida nocturna, el murmuro de conversaciones, risas, es un ruido silencioso. El viento agita con gracia los manteles de lino, mientras los farolillos iluminan con protagonismo la mesa en la que nos hallamos.

Me gusta el ambiente, creo que me estoy enamorando de lo que veo. Es todo tan pacifico, me hace sentir bien.

- ¿Si lo prefieres podemos irnos al hotel y pedir algo para cenar desde ahí? – me dice y vuelvo la vista hacia él.

¿El sería así de atento siempre?

Me quedo mirándolo por tanto tiempo, pensando en todo y nada a su vez, que debe ser el quien retome la conversación.

Tan solo dice:

-Railey – de manera tenue y sutil.

Suena tan bien que me es imposible no cerrar los ojos, el propio viento me acaricia la piel de las mejillas, pero quiero que sean sus yemas, siento como la brisa danza entre mis rizos y deseo que sea su mandíbula la que se coloque sobre mi impidiendo que este juegue con mi cabello.

Un roce de sus dedos contra los míos, me hacen abrir los ojos de golpe.

Existe una fragilidad en la noche que tendemos a ignorar, una que nos hace vulnerables, que nos impulsa realizar acciones que frente a la luz del día nos parecerían un delito. Una que narra nuestros más profundos deseos e ignora las consecuencias.

Aprieto mis dedos sobre los suyos como si no tuviera miedo.

-Quiero estar aquí, contigo – confieso. No sé por qué.

Veo esa pequeña conmoción de lo inesperado en su rostro. Espero a su sonrisa de lado, a una reacción que le reste importancia, pero no aparece.

Nada.

Alex no dice nada.

- ¿Qué quieres cenar? – es lo primero que sale de su boca.

Mi boca se entreabre ligeramente, coloco un mecho detrás de la oreja mientras agacho la mirada para cerrar la boca y disimular mi reacción.

¿Qué esperaba que me dijese?

- Ham cualquier pasta estará bien – me animo a decir fuera de lugar.

Por que mierda me enamoré de Ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora