26 | Quinto

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Que no se os olvide la música <3

- INFIERNO HELADOR -

Railey 

Me sentí a gusto.

A gusto con Alex.

Nunca pensé que eso pudiese ser posible.

Pero la manera en la que su rostro reflejaba verdadero temor. Temor por mi, temor a que aquel aumento inesperado de nieve, me inundará.

Sentí como mi pecho flotaba agradablemente entre mis costillas.

Cómo si no importará que estuviere en una situación de vida o muerte.

Que no importaba porque el me protegería.

Si se que suena de los más ridículo, pero se sentía tan bien.

Ambos sabías que no duraríamos mucho más, lo que habías aguantado era impresionante. Todo gracias a su idea buscar un lugar apartado. A su idea de la fogata. Pero ya no tenías madera, ni fuerzas para apenas protegernos de aquella heladora situación.

-Railey yo te protegeré -me prometió. Su voz era tan dulce, protectora.

Cómo si el chico que me atormento esta semana fuera otra persona y no el.

Era tan tangente y seguro.

Me daba esperanzas y aunque me costaba admitir, también miedo, miedo por el.

No quería que le pasaré nada.

Nada por mi culpa.

No lo pensaba permitir.

No ahora que me mostró su faceta más agradable. Ahora quería conocer todo de él.

-Yo también a ti -le solté en un susurro, uno de los suave.

Era la primera demostración de cariño que le mostraba.

Y creía que me sentiría mal, mal por mostrarle mi corazoncito.

Pero no.

Me sentí la mujer más poderosa del planeta. Como si mostrar mis sentimientos no fueran una debilidad. Estaba realmente confundida.

El feroz viento aumentaba por instantes. Recordándonos los poco que nos quedaba. Iba a morir, morir junto a él.

Pero no me importaba es más, me sentía muy satisfecha de tenerle. Como si morir con el fuera de lo mejorcito.

Sentía como me quemaba al intentar introduce oxígeno a mi organismo. Cómo cada vez respiraba más rápido pero lograba coger menos cantidad. Ya no solo me congelada externamente, sino como con cada estacada de aire mis pulmones se helaban y quemaban a su vez.

Dolía, Dolía respirar.

El se acerco aun más y me abrazo.

Dios mío fue el abrazo más reconfortante que jamás hube presenciado.

El perfecto abrazo en el más necesitado instante. El fuego que desprendía su cuerpo recorrió todo mis arterias y venas. Dejando un pequeño rastro de ardor por su paso. Yo le respondí a su abrazo, colocando mis brazos alrededor de su espalda. Realmente no entendía como solo con sus abrazos, pase de helarme a sentirme incluso acalorada.

Nos abramos con fuerza.

Clave mis brazos con toda las fuerzas que me quedaban. El me abrazo como si su vida dependiera de ello. Tenía mi rostro hundido en su chaquetón. Y el suyo estaba clavado en mi hombro.

Y así nos quedamos, abrazados, helados, esperando al instante en que alguno cayera.

Sentía como el tiritaba de frío, de manera involuntaria mis palmas pasaron a moverse. Formando unas caricias en su espalda. Y me sentía increíble cuando eso le ayudo. Como reacciona su cuerpo al mío. Cada vez tiritaba menos, aunque nunca dejó de hacerlo.

Por lo contrario yo estaba ardiendo, de manera inmensa.

Supongo que yo no le calentaba como el a mí.

Mi cabeza empezó a pesarme demasiado, si no estuviera en su pecho me abría caído al suelo. A su vez esta me bombardea, bombardeaba de dolor, quemaba.

No entendía como podía quemar si nos íbamos a desintegrar congelados. Unos desagradable escalofríos recorrieron mi organismos. Y empecé a temblar, muchísimo más de lo que el había temblado.

Se que lo noto porque su rostro se levantado de mi clavícula. Haciendo que varios copos de nieve procedes de su cabellos cayese en mi cara. Se sintió realmente placentero, como caían encima de mi refrescándome.

-Railey -grito desesperado y preocupado.

No lo entendía, ¿Qué le pasada, porque me gritaba?, estamos uno enfrente del otro.

- ¡Railey! -volvió a exclamar con el mismo tono.

-¿Que? -Pregunté perdida, y note como mi voz estaba muy débil, apenas pude pronunciarla.

De repente el cuerpo me empezó a pesar más de lo debido. Y mis párpados querían caer. Pero luche para aguantar con los ojos bien abiertos.

Me ardía todo.

Me dolía todo.

Supe que ese sería mi fin. Pero en ese instante lo que más me angustiaba fue su rostro. Su rostro apenado y sus ojos que empezaban a enrojecerse. Nunca lo había visto de aquel modo. Y realmente me dolía más que ha nada en este momento.

¿Se sentirá culpable? ¿Arrepentido?  O tal ver ¿agradecido?

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Este capítulo está dedicado a una increíble fan que adoro leer por comentarios @AlexanderVasev :)

Por que mierda me enamoré de Ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora