33 | No eres el problema

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NO ERES EL PROBLEMA

-¡Railey estás bien!

Logre escuchar la voz de Edward entre los desesperado gritos de Michelle, y la feas e insultantes palabras de Alex.

-¡Railey! 

Quería responderle pero no podía.

-Ya está, voy a llamar a mama - logre entender entre tantas voces.

-Si, no sé qué le pasa - siguió diciendo en una voz lejana -¡No la voy a dejar sola!

-Edward - logre articular torpemente.

Vi como una figura extraña y lejana se me acercaba, y con cada paso que daba su rostro se veía más nítido.

Note como su fría palma de la mano me calentó el hombro con un movimiento reconfortante.

Parpadee un par de veces hasta que lo pude ver.

-¿Estás...? - Empezó a preguntar.

Entendí que solo era otra pesadilla, la misma pesadilla por segunda vez. Permití que mi hermano me estrujara contra él.

Note como mi respiración acelerada concordaba con la suya. El sujeto mis mofletes con sus mano y me miró fijamente.

-No vuelvas a hacerme esto, me has escuchado.

No sonaba enfadado, solo inquieto y fatigado al igual que yo.

-Lo siento - alcance a decir antes de que las lágrimas me invadieran el rostro.

-Railey...yo no...

-No eres tú - dije entre jadeos llorosos - El problema soy yo.

Separó nuestras frentes anteriormente unidas..

-Escúchame bien Railey, tú no eres ninguna problema - volvió a mírame fijamente con esas piezas esmeraldas.

»El mundo es cruel y no se apiada de gente buena como tú, pero tú no eres ningún problema, no lo eres hoy, ni serás mañana, ni nunca.

Acepte con un movimiento de cabeza, el volvió a abrazarme.

Con ese abrazo que me abarrotaba de paz, ese que calmaba mi alma, el que tranquiliza como un sedante a mis nerviosos, y el que se siente como en casa.

-Nada ni nadie hará daño Railey - me prometió y lo sello con un peso en mi frente.

-Te quiero, Edward.

-Yo te amo, Railey.

Quince minutos después

-¿Crees que podrás volver a dormir? - Me pregunto suavemente entre la oscuridad de la noche.

-Creo que si esas tu sí.

-De aquí no me moveré - me aseguro.

Nade debajo de las sábanas hasta rodearlo, sumergí mi cráneo en su pecho, mientras el me masajeaba el cuero cabelludo.

Me nife su olor de la camiseta, como si vivirás de ello.

-¿Que es en lo tanto piensas? - Me pregunto delicadamente pero ansioso por mis palabras.

-En qué si el destino existe, me reencontrare con él, con ellos.

No puede analizar su expresión, ya que mis párpados se habían rendido, pero sé que estaba perdido intentando deducir a quién me refería.

Por que mierda me enamoré de Ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora