40 | No Hay Victoria Sin Intento

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NO HAY VICTORÍA SIN INTENTO

Railey

- ¿No puedes dormir sin el peluche? - Me pregunta.

-Es sombrerito - respondo con obviedad aplastante - y no lo sé nunca lo he intentado - en ese preciso instante su risa traspasa mis tímpanos.

» No eres el más el indicado para hablar, tú no puedes sin tu guitarra - le reprocho.

-Eso es normal -contradice.

- ¿Normal, donde? en tontolandia.

Lucas no para de sonreír y yo por el contrario no abandono mi faceta malhumorada.

Cinco minutos después

-Railey te quiero - me repite con voz dulce que se asemeja al ronroneo de un animalillo.

Me siento bien entre su cuerpo, el reposa su cabeza en mi regazo mientras yo perfilo su perfecto rostro con el inicio de mis dedos.

-Eres tan perfecto - susurro para no despertarle de su medio sueño.

-Tu eres la mujer más perfecta que estos ojos ha visto - me asegura adormilado.

Espero que esa corriente que me suele surgir en momentos como este nazca de algún lado de mi sistema nervioso, pero, nada, tan solo silencio, un silencio tan pacifico que no quejo.

» Te quiero y espero que seamos amigos todos los días que me queden de vida - se remueve acomodándose sobre mí.

-Yo también - le aseguro.

Estoy sentada en el columpio nuevamente, con el dormido encima de mi tren inferior.

Dormido parecía aún más guapo, tan indefenso que me daba ganas de protegerle entre mis brazos para siempre.

Quería a este tonto, no de manera a la quiero a todo el mundo, pero eso no es precisamente mejor.

Deje que la oscuridad de la noche me mantuviera despierta y coloque mi cabeza sobre el respaldo para sentirme más cómoda.

Pasaron minutos, horas y solo seguía ahí, mirando a la oscuridad como si esta me hablase...

-Railey, ¿Pero ¿qué? -La voz de la persona que más odio de la casa me despertó de mis pensamientos.

Exacto porque dormir no entraba en mis acciones recientes, solo sobre pensar todo, todo el rato.

Parpadeo para ver más nítida su figura.

- ¿Qué quieres? -Pregunto de mala gana por haberme desviando de mis pensamientos.

- ¡Como que, que quiero!

Su voz irritada despierta al chico que aún yace con la cabeza en mis muslos. Lucas empieza moverse y restregar sus ojos con los dedos intentado abrirlos.

- ¿Que? -Pregunto a Patrick.

Respira hondo pidiendo paciencia de manera insonora, este hombre definitivamente tiene complejo de padre.

-Sube a tu cuarto -me ordena seco.

Ahora sí que me quedo con la boca bien abierta.

- ¿Qué no puedes...? Yo solo...

-No me importa Railey, sube a tu cuarto - me repite con el mismo tono de autoritario.

Me levanto de un salto y casi mató al bello durmiente ante este acto.

- ¡No eres mi padre no puede exigirme nada! -Comento como una niña malcriada, cosa que no me doy cuenta hasta que pasa un buen rato.

Estoy de mal humor por no haber podido pegar ojo, y para el colmo aparece este con su autoridad dramática.

Por que mierda me enamoré de Ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora