66 | Saben que tengo novio

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SABEN QUE TENGO NOVIO

Railey

Noviembre termino llevándose las lágrimas y guardando nuestro dolor en un baúl medio abierto, al que ambos podíamos acceder. Después de esos días empecé a entender mucho mejor a Pedro, sus diferentes actitudes acerca de los distintas vivencias que íbamos experimentando, fue como si me hubieran abierto los ojos.

Pero como siempre en mi vida, las cosas no son bonitas para siempre. La vida propia es una montaña rusa, con todos sus altibajos, solo sobrevive aquel que no vuela cuando está arriba y a su vez él que logra levantarse cuando esta abajo.

Era cinco de diciembre cuando todo empezó a torcerse nuevamente. Ya empezaba a notarse el frio, no se podía salir a la calle sin un buen abrigo. Anqué esto pareciese una primavera calurosa en comparación con las temperaturas de Canadá, siempre he sido muy friolera, viviera donde viviera.

-Mil gracias – me dice Edward. Mientras amasa la harina de entre sus manos.

-No es nada - le aseguro. Me subo la cremallera de mi abrigo nuevo. Mama y sus famosas colaboraciones, pero para que mentir es monísimo.

Me acerco a Edward, me pongo de puntillas para besarle la mejilla.

-Ahora te traigo los magos – Me sonríe.

Salgo a la calle, es un sábado muy tranquilo por Zelinto. Me subo a la acera camino hacía un pequeño kiosco cercano, esta ha tres calles. Voy a comprar magos, Edward está practicando una receta culinaria y en mitad del proceso recordó que le faltaban los magos. Me ofrecí a ir a comprar algunos.

-Buenos días – saludo al hombre de detrás de la caja registradora. El negocio lo lleva una pareja de ancianos adorables y muy majos.

-Buenos días Railey – me saluda moviendo la mano.

-Marisa – saludo a la mujer, al encontrármela colocando las verduras.

-OH, Railey ¡Cuánto has crecido! – sonrió divertida la última vez que vine, fue tan solo hace una semana.

-Si supongo que crezco muy rápido – le sigo el rollo.

Busco con la vista los magos, cuando los encuentro me acerco a ello. Estoy poniendo algunos en una bolsa de plástico cuando una manos me tapan los ojos.

- ¿Quién soy? – pregunta una voz que reconozco al instante.

- ¿No serás por casualidad alguna... mi querido novio? – me hago la tonta.

Sonrió cuando Lucas me gira hacía el con sus manos en mis caderas.

-Te quiero – me susurra en los labios antes de besarme.

Le correspondo el beso, sus labios me reciben con ganas. Me besa la mejilla y vamos a pagar.

- ¿Cómo sabias que estaba ahí? – pregunto a su lado en la acera mientras meneo la bolsa con los magos de un lado para otro.

-Te he visto a lo lejos – admite.

- ¿Y me has seguido? – No sé porque me hace mucha gracia. Pero Lucas de repente parece serio.

- ¿He estas bien? – cuestiono dejando para un lado mi humor.

- Si, si estoy bien – pero parece de todo menos eso – solo quería hablar contigo.

-Dime – le animo a hablar.

La mano de Lucas rodea la mía y me guía a un banco. Nos sentamos.

- ¿Qué pasa Lucas? – insisto.

Por que mierda me enamoré de Ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora