Ella te despierta con besos

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Jisoo no podía dejar de mirarte. Hipnotizada por tu aspecto angelical mientras dormías profundamente a su lado, acercó su mano y rozó las yemas de sus dedos por tu mejilla. Le encantan las mañanas como esta, en las que ninguno de los dos tenía que estar en ningún sitio.

Una parte de ella quería dejarte dormir todo el tiempo que quisieras, pero la otra parte se sentía demasiado excitada como para seguir tumbada en la cama. Era un día precioso. No sólo porque el sol brillaba y los pájaros cantaban al otro lado de la ventana, sino también porque tenía muchas ideas de cómo pasar el día juntas.

Ya sea aquí, en la cama, con buenas películas o yendo a esa acogedora cafetería que ambas adoran y paseando por el parque.

A ella le parecía bien cualquier cosa, en realidad. Sólo quería pasar todo el día a tu lado.

Se acercó a ti y te dio un suave beso en la frente. Te removiste ligeramente pero no te despertaste. Comenzó a besar tu cara lenta y suavemente. Sus labios rozaron tus mejillas, debajo de tus ojos, tu barbilla y la punta de tu nariz, lo que te hizo esbozar una sonrisa.

-T/n. Despierta. -Susurró en tu oído antes de depositar un beso justo al lado.

-No. -Murmuraste y trataste de alcanzar las mantas. Quisiste tirártelas por la cabeza, pero Jisoo te las apartó, riéndose cuando no tuviste más remedio que abrir los ojos.

-Buenos días, sol.

Sacudiste la cabeza y volviste a cerrar los ojos. Fuiste a darte la vuelta para intentar enterrar la cara en la almohada, pero Jisoo se cerró sobre ti y dejó caer su frente sobre la tuya.

-Vamos, preciosa. Despierta. Es un día precioso y quiero pasarlo con mi chica favorita.

No pudiste evitar sonreír. No sólo porque sus palabras eran dulces, sino también porque besó la comisura de tus labios y dejó que sus pulgares rozaran tus mejillas. Podías sentir sus ojos sobre ti mientras los cerrabas y suspirabas. Podías oler su champú cuando su pelo rozaba tu mejilla. Aunque accidentalmente, te hizo sonreír.

Comenzó a besar de nuevo tu cara pero esta vez se detuvo plantando sus labios en los tuyos. La rodeaste con tu brazo y sonreíste contra sus labios.

-Bueno, ya me he levantado. Buenos días a ti también, dulce niña.

Se volvió a tumbar a tu lado pero siguió mirándote fijamente.

-¿Me prometes algo?

-Cualquier cosa, T/n.

-A partir de ahora, cuando tengas que despertarme por cualquier motivo, sólo me despiertas con besos.

Ella soltó una risita y te besó la mejilla. -Felizmente.

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