Te desmayas por fiebre

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-¿Seguro que te sientes bien? Pareces un poco húmeda-. Dijo Jisoo y frunció el ceño mientras te pasaba los dedos por la frente.

No tenías fiebre, pero te sentías un poco más caliente de lo normal. Eso, junto con la palidez de tu piel y el hecho de que te agarraras el estómago en ocasiones, la preocupó.

-Estoy bien. No te preocupes, Jisoo.

Pero tus palabras no calmaron sus nervios. De hecho, sólo se sintió más preocupada que antes cuando notó lo somnolienta que parecías.

Pero ella trató de quitarle importancia. Ella sabe que estás deseando ver a las chicas esta noche. La cena en casa de Jennie con Lisa y Rosé, así como contigo y Jisoo, sonaba como una noche súper divertida.

Así que dejó de lado el tema, pero se recordó a sí misma que debía comprobar cómo estabas a lo largo de la noche.

Te puso la mano en la parte baja de la espalda mientras te dirigías al coche y a la casa de Jennie cuando llegaron allí un rato después.

Para entonces, empezabas a sentirte un poco peor. Se lo ocultaste a Jisoo y pusiste una cara valiente. Esta noche significa tanto para ella como para ti.

Parece que las chicas sólo pasan su tiempo trabajando. Entrevistas, prácticas, tiempo de estudio, sesiones de fotos. Parece que no han tenido mucho tiempo para relajarse y descansar, y lo necesitaban y se lo merecían.

-¡Hola! -Jennie se alegró cuando la puerta se abrió mientras Jisoo y tú entraban. Pero su sonrisa, al igual que la de Rosé y Lisa, se desvaneció cuando te vieron.

-T/n, ¿estás bien? No parece que te sientas muy bien-. Rosé habló y, como la amiga preocupada que es, dejó caer su mano sobre tu frente.

Sin embargo, te apartaste rápidamente y asentiste con alegría.

-Estoy bien. De hecho, ¡tengo bastante hambre! ¿Está casi hecha la comida, Jen?

Esperabas que la mención de que tenías apetito, o al menos que les hicieras creer que lo tenías, calmara sus preocupaciones y les permitiera disfrutar de la noche que tenían por delante.

Y así fue.

Cuando se sirvió la comida y todos tomaron asiento en la mesa, las mentes de todos parecían más tranquilas.

Jisoo se sentó a tu lado, con los ojos más brillantes de lo que habías visto en los últimos días estresantes y ajetreados.

Intentaste comer. Jennie es una gran cocinera y siempre disfrutas de su cocina. Pero la comida no sonaba nada bien. La comida que tenías en el plato no era muy apetecible y cada vez que te llevabas un poco a la boca, te parecía que se te revolvía el estómago.

De repente, todo te golpeó a la vez. Te dolía el estómago, sentías muchas náuseas y tenías calor.

Al notar tu silencio, Jisoo te miró. Al principio, seguía sonriendo mientras Lisa continuaba la conversación con Jennie y Rosie. Pero una vez que Jisoo te vio, su sonrisa se desvaneció y fue reemplazada por un ceño fruncido.

-¿Estás bien? -Te preguntó en voz baja y se acercó a tu muslo por debajo de la mesa. El muslo estaba caliente, mucho más de lo normal.

-Estoy bien-. Dijiste y te aclaraste la garganta antes de empujar la silla hacia atrás para ponerte de pie. -Sólo voy a buscar un poco de agua.

Te levantaste y te dirigiste al mostrador, donde comenzaste a balancearte sobre tus pies. De repente te sentiste muy inestable y mareada. Jisoo se dio cuenta rápidamente y corrió hacia ti, sólo para que te desmayaras en sus brazos, para su horror.

Las chicas se quedaron boquiabiertas y Lisa se levantó de un salto para coger su teléfono de la barra.

-¡Voy a llamar a una ambulancia!

Jisoo te colocó suavemente en el suelo e intentó sacudirte para que despertaras, pero no abriste los ojos. Su corazón martilleaba contra su pecho y ella, preocupada, trataba de hacerte despertar.

Pero no te despertaste. No importaba lo que ella hiciera, tus ojos permanecían cerrados, y ella no podía controlar cómo su mente saltaba al peor escenario posible.

-Ya casi están aquí-. Lisa dijo mientras frotaba los hombros de Jisoo con la esperanza de que sus palabras la reconfortaran.

Pero no lo hicieron.

Sólo el ulular de las sirenas cuando la ambulancia entraba en la calzada le dio algo de tranquilidad.

-Vamos, pequeña. Abre los ojos-. Dijo y acarició tu mejilla y sus ojos se volvieron enormes cuando se dio cuenta de que estabas ardiendo. -Tienes fiebre. Oh, cariño, ¿por qué no me lo dijiste? -Preguntó, con el labio inferior temblando por la preocupación que sentía.

Cuando los paramédicos entraron y te examinaron, sólo para confirmar que tenías mucha fiebre y que debías ser ingresada en el hospital, su preocupación no hizo más que aumentar.

Se subió a la parte trasera de la ambulancia contigo. Mantuvo su mano fuertemente envuelta en la tuya, apretándola más fuerte y con más fuerza que nunca.

-Te tengo, cariño-, aseguró mientras tus pestañas se agitaban y gemías cuando empezabas a despertarte.

Pero sólo te despertaste del todo cuando estabas en el hospital. El pitido de tu corazón en el monitor y la mano apretando la tuya fueron las primeras cosas que oíste y sentiste al abrir los ojos.

-¿Jisoo? -Murmuraste, llamando la atención de tu novia. Ella estaba dando golpecitos nerviosos con el pie, pero se detuvo y sonrió cuando se encontró con tus ojos cansados.

-Hola, dulce niña. ¿Estás bien?

-Creo que sí. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estoy en el hospital?

-Te has desmayado.

Tus ojos se abrieron de par en par cuando te diste cuenta. Sabías que no te sentías bien, pero nunca pensaste que llegarías a desmayarte.

-Tenías 102º de fiebre. ¿Por qué no me dijiste lo mal que te sentías?

Suspiraste mientras te encontrabas con su mirada preocupada. No tenías más remedio que decírselo. No cuando ella te miraba así; tan preocupada, como si nada más le importara que tú.

-Sé lo emocionada que estabas por ver a las chicas en la cena de esta noche. No quería decepcionarte.

Negó con la cabeza antes de llevarse la mano a los labios para darle un beso.

-Tu salud es lo más importante. Sí, me hacía ilusión. Pero había otras noches para esto. No pienses nunca que tienes que mentir sobre que no te sientes bien sólo porque no quieres decepcionarme. Nunca podrías decepcionarme, T/n.

-Te amo. Siento haberte preocupado.

-¿Preocuparme? -Ella se burló. -Me has dado un susto de muerte.

Soltaste una risita y cerraste los ojos mientras ella te besaba la sien con cariño.

-Pero yo también te amo. Me alegro de que estés bien. Eso es lo único que me importa.

Jisoo Imaginas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora