Te hace cosquillas después de esconder sus mandos

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Tus ojos se iluminaron en cuanto tu novia entró por la puerta principal. Dejaste el libro al que habías estado enganchada todo el día para mirarla fijamente. Ella te devolvió la sonrisa, pareciendo tan feliz de verte después de su ajetreado día como tú de verla a ella.

-¡Jisoo! ¿Cómo te ha ido el día?

-Bien, gracias por preguntar, cariño. Voy a darme una ducha rápida y luego a jugar videojuegos.

Frunciste el ceño cuando las palabras salieron de sus labios. Esperabas que pasaran la noche juntas. Anhelabas su atención y sus caricias.

Así que cuando ella se acercó y te besó en la mejilla antes de subir las escaleras, urdiste un plan para conseguir esa atención que ansiabas. La seguiste por las escaleras y escuchaste el agua corriendo y a Jisoo cantando suavemente.

Cogiste sus mandos y te pusiste de puntillas para esconderlos en lo alto del armario. Esperaste a Jisoo en la cama, ocupándote de las redes sociales y los vídeos divertidos hasta que salió minutos después.

Canturreaba tranquilamente y se pasaba la toalla por el pelo mojado antes de echarla al cesto. Se acercó a su sistema y buscó sus mandos, pero no los encontró.

-¿T/n? ¿Has visto mis mandos?

Apartó la vista del teléfono y fingió no saber de qué estaba hablando.

-No. ¿Por qué habría de hacerlo?

Ella enarcó las cejas mientras una sonrisa divertida se dibujaba en sus labios. Se subió a la cama, sentándose frente a ti mientras sus ojos buscaban en los tuyos cualquier indicio de mentira.

-¿Así que no los has visto?

-No.

-Es curioso, ya que los vi antes de meterme en la ducha. ¿Dónde pueden haber ido, cariño?

Sabías que ella ya sabía que se las habías escondido. Pero ella te estaba tomando el pelo, encontrándolo divertido mientras intentabas pensar en qué decir.

-Creo que me los escondiste.

-¡No lo hice! -Te defendiste, sólo para que ella sacudiera la cabeza con una risa y empujara tus hombros para que cayeras de nuevo en la cama.

Se cernió sobre ti y empezó a hacerte cosquillas en los costados. Le resultaba simpático ver cómo te retorcías y te reías bajo ella a pesar de lo tortuosa que era la sensación.

-¿Dónde están? Dime, cariño.

-¡Nunca!

Se encogió de hombros y no tuvo piedad de ti, pasando a hacerte cosquillas en los pies, lo que te hizo chillar y reír.

-¡Dime y dejaré de hacerlo!

Quisiste decir que no, pero las lágrimas en tus ojos de lo mucho que te reías empezaron a caer y tu novia se puso completamente seria en sus planes de seguir hasta que confesaras.

-¡Bien! ¡Los escondí en la parte superior del armario!

Ella apartó las manos pero no se bajó de la cama como pensabas que haría. En lugar de eso, continuó rondando sobre ti mientras te miraba con sus suaves ojos marrones.

-¿Por qué las escondiste en primer lugar? ¿Querías que te hicieran cosquillas?

-¡No! Sólo quería tu atención-. Murmuraste. -Hoy te he echado de menos.

-Yo también te he echado de menos, cariño-, respondió ella y te acarició el brazo con las yemas de los dedos. -Está bien. Dime qué quieres hacer. Pasaremos un rato juntas.

-De acuerdo, pero sólo después de jugar a alguno de tus juegos. Trabajas mucho y te mereces un tiempo para desconectar. ¿Qué tal si juegas una hora y luego vemos una película?

Sus ojos se iluminaron y se inclinó para besar tus labios.

-Me parece un plan, cariño-. Sonrió y saltó de la cama para coger sus mandos, sintiéndose preparada para pasar una noche divertida contigo a su lado.

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