Besando su cuello para llamar su atención

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Tomando asiento en el sofá junto a tu novia, dejas escapar un suspiro con la esperanza de captar su atención.

Es primera hora de la tarde y ella se ha pasado la mayor parte del día jugando, pero prometiendo que no tardaría y que pasarían tiempo juntas.

Pero está tan enfrascada en ello que las horas han pasado, dejándote aburrido y tratando de encontrar cosas para entretenerte cuando lo único que quieres es su atención.

Cuando ella no giró la cabeza para mirarte después de que el suspiro saliera de tus labios, soltaste otro dramático y viste que te miraba de reojo.

Pero su mente estaba en otra parte, concentrada únicamente en el juego que la obsesiona desde que lo consiguió hace unos días. Sus dedos se movían rápidamente contra los botones, su lengua salía para pasarse por el labio antes de mordérselo mientras intentaba superar el nivel en el que estaba.

Al comprobar que no sólo no te prestaba atención, sino que te volvía loca con cada mordisco en el labio, supiste que tenías que llamar su atención de alguna manera si querías que te dedicara algo de su tiempo hoy.

Te acercaste a ella y pusiste tu mano en su muslo. Ella se sobresaltó ante tu contacto, pero se relajó rápidamente. Tu mano era cálida, tu toque reconfortante mientras dibujabas círculos a lo largo de su piel. Pero aún así, no te miró ni dijo una palabra.

Le rozaste sus largos mechones de una parte a otra del cuello, dejando al descubierto su piel suave y besable. Te inclinaste para enterrar tu cara en el pliegue de su cuello y respiraste su dulce aroma durante un segundo antes de empezar a besar su piel.

Su respiración se entrecorta y se desconcentra inmediatamente. Pero no apartó la vista de su juego, sino que se limitó a decir,

—¿Qué estás haciendo, cariño?

Te reíste y un escalofrío recorrió su columna vertebral cuando tu aliento le hizo cosquillas en el cuello.

—¿No puedo amar a mi novia ahora?— Preguntaste y ella echó la cabeza hacia atrás para que pudieras besar su cuello. —Te amo, Jisoo.

—Yo te amo. —Ella respondió sin aliento.

—Y es nuestro día libre y estás tan metido en tus juegos que no te das cuenta de que las horas pasan. Hace tiempo que quiero tu atención.

Dejó caer el mando sobre el cojín y cerró los ojos. Ya no le importaba el juego, descubriendo que disfrutaba de tus suaves y cariñosos besos en su cuello y de la forma en que la hacías sentir.

—Lo siento. Me distraje.

—Shh—. Susurraste, besando sus labios. —No pasa nada.

Ella sonrió en el beso y puso sus brazos alrededor de tu espalda, llevándote a su regazo y manteniéndote tan cerca como pudo.

—Ahora tengo tu atención, ¿eh? — sonreíste y volviste a besar su cuello y su corazón comenzó a martillear contra su pecho, amando cada roce de tus labios más que el anterior.

—Sí—. Ella suspiró felizmente.

—Bien—. Susurraste antes de volver a mover tus labios hacia los suyos para llevarla a un beso electrizante. Uno que se mezclaba con las yemas de tus dedos recorriendo sus muslos y la parte baja de su espalda, haciendo que su piel se estremeciera y se le pusiera la piel de gallina, y ella deseaba que ese momento no terminara nunca.

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