Ella quiere abrazarte

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Los hombros de Jisoo estaba caídos mientras caminaba hacia donde estabas sentada en el sofá. Estaba cansada después de un día ajetreado, pero estaba feliz de estar finalmente en casa.

Ella se dejó caer contra el suave cojín. Un suspiro salió de sus labios antes de girar la cabeza para mirarte. Estabas atrapada en un libro y cuando Jisoo se sentó para dar un vistazo a la portada, se dió cuenta de que era uno que no reconoció, por lo que debe ser uno nuevo. 

Estabas profundamente interesada en ello. Se dió cuenta por el hecho de que todavía no le has dicho nada y, por lo general, estás saltando de alegría cuando llega a casa, unas veces saludándola en la puerta y otras con un beso y un abrazo.

Pero estabas intrigada por el libro. Podía ver los números en las páginas, ya estabas en la 47. Sonrió al ver cómo te colgaba el cabello en la cara y te mordías el labio, claramente al borde de tu asiento con lo que fuera que estuviera ocurriendo en el libro.

Ella no quería detenerte, especialmente cuando claramente estabas disfrutando.
Pero había tenido un día duro y necesitaba desesperadamente unos mimos.

Suspiró, de forma ligeramente dramática pero más pesada que de costumbre. Observó cómo giraba la cabeza.

—¿Jisoo? ¿Qué pasa?

—¿Eso es todo lo que consigo? —Ella preguntó, haciendo un pequeño puchero. —¿Tuve un día ocupado y ni siquiera recibo un hola?

Te reíste y le besaste la mejilla. —Hola, Jisoo. —ella puso los ojos en blanco. —¿Cómo fue tu día? —le preguntaste.

Jisoo miró el libro que tenías en la mano, tu pulgar se había vuelto blanco ya que simplemente te aferrabas a la página para no perder tu lugar.

—Fue agotador, pero bueno. Te he echado de menos.

—También te he echado de menos —,
le sonríes devuelta.

—Necesito mimos. —Se quejó.

—Está bien, está bien. Entiendo la indirecta. —Te reíste y cogiste el marcapáginas de la mesa, colocándolo entre las páginas para poder seguir leyendo más tarde.

Dejaste suavemente tu libro sobre la mesa y luego te acurrucaste junto a Jisoo. Sus brazos te rodearon y cuando tu cabeza cayó sobre su pecho, la suya cayó sobre el tuyo.

Entrelazó sus dedos con los tuyos, el pulgar moviéndose lentamente en círculos a lo largo de tu piel.

—Te amo.

—Te quiero, Jisoo. —Sentiste que te besaba la frente y sonreíste un poco, agradecido de poder compartir momentos como éste con ella.

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