Cuando la derrotas en un juego

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—¡Sí! ¿Viste eso? ¿Viste lo bien que lo hice? He ganado.

Los ojos de Jisoo brillaban mientras se giraba para mirarte.

Se sentía victoriosa tras ganar otra ronda del nuevo juego que había comprado y tú te sentías muy orgulloso de ella.

Llevabas un par de horas sentada en la cama con la cabeza apoyada en su hombro, observando cómo jugaba a los videojuegos, y estabas disfrutando de cada segundo.

—¡Buen trabajo, cariño! —Sonreíste y luego le picoteaste los labios.

Ella estaba a punto de empezar otra ronda pero tú hablaste antes de que tuviera la oportunidad.

—¡Espera!

—¿Qué pasa, nena?

—¿Puedo jugar yo también? — preguntaste y observaste cómo una gran sonrisa se dibujaba en sus labios.

—¿Estás segura? No es por salir mal parada, pero me has visto jugar durante horas y aún no he perdido ni una. Te amo, dulce niña, pero no voy a ser fácil contigo.

—Está bien. No te lo he pedido.

Se encogió de hombros, sin pensar en ello, antes de coger otro mando.

Lo conectó y te ayudó a crear tu propio personaje antes de pulsar el botón de inicio.

Ahora, Jisoo te quiere con todo su corazón.

Sin embargo, sabe que se le dan bien los videojuegos y especialmente éste.

Viendo que no juegas a menudo, ella no pensó que ganarías.

No dijo esas palabras en voz alta, pero las pensó.

Pero se sorprendió al ver lo buena que eras en realidad.

A medida que avanzaba el juego, te miraba con el rabillo del ojo, sorprendida por lo mucho que te gustaba.

Todas esas horas que pasaste viendo jugar a Jisoo se te han pegado.

Podía ser buena, pero tenía que admitir que tenía un poco de competencia cuando se trataba de ti.

Pero ella pensó que tenía una oportunidad.

Pensó que podría mantener su racha de victorias y que sólo tendría que darte unos cuantos besos para que te sintieras mejor por haber perdido contra ella.

Pero al final no fue así.

—¡Sí! —Aplaudiste emocionado cuando tu nombre apareció en la pantalla al terminar la ronda.

—¿Qué? —Gritó sorprendida, con la mandíbula desencajada porque, por primera vez en mucho tiempo, no era la ganadora.

—¡Jisoo, mira, lo hice! He ganado!

—Como sea—. Murmuró.

—¿Quieres jugar otra vez? —Le preguntaste con una mirada esperanzadora en tus ojos.

Pero eso se desvaneció al ver cómo negaba con la cabeza.

—No estoy de humor.

—¿Qué? ¿Por qué no?

Ella se encogió de hombros sin palabras antes de apretar un poco la mandíbula.

—Estás enfadada porque te he ganado, ¿verdad?

—No. —Ella murmuró pero cuando te miró, pudo ver por la mirada de tus ojos que sabías que estaba mintiendo. —Bien. ¿Y qué?

—Cariño, no te enfades.

Suspiró mientras te acercabas a ella y la rodeabas con tu brazo, besando suavemente su mejilla.

—Es sólo un juego.

—¡Lo sé, pero no he perdido ninguna ronda!"

—Hasta ahora —te burlaste y le tocaste los costados juguetonamente.

—Basta —refunfuñó ella antes de empezar a hacer pucheros.

—Jisoo, no me hagas pedir perdón. No debería tener que pedir perdón sólo porque te gané en un juego.

—Tienes razón. —Ella dijo. —Sólo que no pensé que ganarías.

—Deberías dejar de subestimarme—. Dijiste y observaste cómo una pequeña sonrisa se dibujaba en sus labios. —Pero si te hace sentir mejor, aprendí de la mejor.

Eso le dio un tirón de orejas y te acercó, abrazándote con fuerza.

—Siento haberme enfadado.

—No pasa nada. Fue lindo—. Sonreíste. —Eres tan adorable cuando haces pucheros.

—¡No estaba haciendo pucheros! —Dijo ella antes de que sus labios, una vez más, se convirtieran en un puchero.

—Sí, lo hacías. Lo estás haciendo ahora mismo! —Te reíste antes de besar sus labios suavemente. —Pero no pasa nada porque te amo y creo que eres preciosa.

—Yo también te amo, cariño—. Ella sonrió.

—¿Podemos volver a jugar?

—Claro—. Ella asintió.

—Sólo tienes que saber, nena, que te amo pero no voy a ser fácil contigo.

Ella gimió mientras ponía los ojos en blanco, sólo para reírse cuando volviste a pincharle los costados antes de darle un cariñoso beso en la mejilla.

Puede que se enfade y haga pucheros cuando pierde contra ti, pero te quiere mucho y eso nunca cambiará.

Jisoo Imaginas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora