Te levantas y ella no está ahí

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Al despertarte con un fuerte estruendo, saltaste e intentaste rodar hacia los brazos de Jisoo en busca de consuelo y seguridad; pensando que una vez envuelto en su abrazo volverías a salir como una luz.

Pero todo lo que sentiste fueron sus almohadas en su lugar. Frunciste el ceño y te sentaste rápidamente. En un primer momento, pensaste que ella estaba en el baño. Pero cuando miraste viste que la puerta estaba abierta de par en par y las luces estaban apagadas.

Te frotaste los ojos cansados con un bostezo. Querías volver a tumbarte y dormirte. Pero sin Jisoo allí para abrazarte era inútil intentarlo. Sin sus cálidos brazos, sentirías frío y, como no sabes dónde está, tu mente no dejará de correr hasta que vuelva a estar a tu lado.

Así que balanceaste las piernas sobre el borde de la cama y te levantaste. Las luces del pasillo estaban apagadas y los dormitorios de invitados estaban igual de oscuros, lo que te permitió descartar esa opción de inmediato.

Te dirigiste a la escalera y, cuando pusiste el pie en el último escalón, te quedaste helado.

Porque podías oír su risa silenciosa desde el salón y, casi inmediatamente, tus preocupaciones se desvanecieron.

Llegaste al último peldaño y la llamaste por su nombre y su cabeza se volvió inmediatamente.

-Hola, cariño. ¿Qué haces fuera de la cama? -preguntó preocupada, pero te abrió los brazos cuando te dirigiste hacia ella y te dejaste caer en su regazo.

-No estabas allí. -Contestaste mientras enterrabas tu cara en su cuello y encontrabas el consuelo que buscabas en cuanto respirabas su aroma y sentías que sus brazos te rodeaban.

-Lo siento, mi amor. No podía dormir así que bajé a ver la tele.

-No pasa nada. Ahora me abrazas y eso es todo lo que quería. -Susurraste y cerraste los ojos. Ya te sentías muy cansada, para empezar; entre tu falta de sueño últimamente y tu sueño interrumpido a las tres de la mañana. Así que no hacía falta mucho para ayudarte a conciliar el sueño.

Y con el cálido abrazo de Jisoo y su mano recorriendo tu espalda de forma tan relajante, era casi imposible mantener los ojos abiertos.

-¿Cariño? -Susurró unos minutos después y te pasó los dedos por el cabello. Pero tus ojos estaban tan pesados en ese momento que ya no podías ni abrirlos.

-¿Quieres volver a la cama? Yo también me estoy cansando un poco. -Dijo, pero tú sólo negaste con la cabeza. -¿Muy cansado?

-Sí. -Murmuraste.

-Está bien. Entonces dormiremos aquí por esta noche. -Ella dijo y se recostó cuidadosamente en el sofá. Pusiste tu cabeza sobre su pecho y escuchaste el latido de su corazón.

Ella te miró por un momento. Observó cómo tus pestañas se agitaban contra tus mejillas y escuchó cómo tu suave respiración salía de tus suaves labios.

-Eres todo mi mundo. -Susurró suavemente. -Te quiero mucho. Espero que duermas bien. No me iré más de tu lado esta noche. Que tengas dulces sueños, mi amor.

Besó la coronilla de tu cabeza y dejó que sus labios permanecieran unos segundos antes de apartarse y apagar la televisión.

La habitación quedó en la más absoluta oscuridad, pero se iluminaba de vez en cuando cuando caía un rayo. Ella escuchó la lluvia en el techo y la suave y constante respiración de tus labios hasta que cerró los ojos.

Estaba a punto de dormirse, pero no antes de oírte decir:

-Te quiero más, Jisoo.

Y justo después, se quedó dormida con una sonrisa en la cara. Por fin se estaba quedando dormida ahora que estabas en sus brazos.

Jisoo Imaginas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora