Esposo mío, eres tú

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Si estuviera en todos sus sentidos y con su fuerza al cien por ciento, si solo fuera así, Zhiyin le hubiera protestado con su característica forma de porqué lo miraba de esa forma, pero ahora, en las condiciones que estaba, con cada nervio de su cuerpo sintiéndose vivo del dolor, y el agotamiento casi al punto de hacerle desmayar, simplemente podía esperar a ver que iban a hacer con él.

Los dos lugares tenían más cosas en contra que a favor. Lo que al menos en el burdel... había una leve esperanza de poder escapar más fácil ya que la vigilancia no era tan fuerte.

-A la cantera- las palabras referentes a él rompieron todas sus esperanzas. Un jadeo salió de su boca muda. Si lo llevaban allí.

-Morirá. No pueden llevarlo allí- la mujer al lado de él fue la que explotó defendiéndolo- Está herido. Si lo llevan al...- no pudo terminar de hablar.

Zhiyin solo pudo sentir como algo caliente salpicaba el costado de su rostro y un río de sangre se comenzaba a extender debajo de él. Zhiyin miró hacia el lado tembloroso encontrando el cuerpo de la mujer que lo había ayudado hasta ahora... sin cabeza.

Esta estaba a los pies del hombre con un rostro deformado que sabía lo perseguiría en sus pesadillas.

Zhiyin comenzó a temblar de rabia, impotencia, miedo, tantas emociones que sus ojos se nublaban con las lágrimas. En eso fue alzado por el cabello y el hombre se le quedó mirando, analizándolo.

Los dientes de Zhiyin estaban sumamente apretados, quería golpear su rostro, escupirlo, arañarlo y después arrancarle la cabeza como lo había hecho con la mujer. Le había arrebatado la vida como si esta no valiese nada.

Se estremeció cuando el pulgar del hombre pasó por encima de su labio pintándolo con la sangre aún caliente de la mujer.

-Vaya, mirándolo mejor..., con los ojos lloroso y los labios rojos eres realmente bonito.

Un guardia se acercó y se detuvo detrás de ese también mirándolo. Acto seguido sacó un papel de su bolsillo y una sonrisa perversa salió de su boca.

-Oye... ese fue el regalito que enviaron.

-No jodas, en serio- el guardia que tenía agarrado a Zhiyin sonrió también- Así que este es el que tiene eso dentro- su mirada se quedó fija en el collar en su cuello- Será divertido verlo intentar gritar y no poder hacerlo. Eso en su cuello es bastante fuerte. Aunque...- desvió la mirada hacia su abdomen- Está dañado.

-Boca abajo y con el culo alzado se siente igual, así que eso es lo de menos. Mándalo para el burdel. Que lo curen y lo preparen. Sé de muchos que les encantará saber de él cuando esté listo.

Los dos hombres comenzaron a reírse y lo soltaron. Zhiyin cayó en el suelo ensuciándose de más polvo y sangre. Era asqueroso todo aquello, degradante y por más que se repetía que debía ser fuerte era difícil.

«Esposo mío, dónde estás» era lo que se repetía antes de ser alzado y arrastrado junto con los demás a sus respectivos destinos.

Lo único que agradeció fue que a mitad de camino perdió nuevamente el conocimiento. Al menos fue un alivio pasajero en medio de su desesperación.

***

-Zhiyin, Zhiyin, Zhiyin, despierta.

El nombrado abrió sus ojos... esa voz él la conocía. Sí, no había otra igual. Era él.

-Esposo mío, eres tú- dijo con los ojos brillantes, una sonrisa se mostró en sus labios. Abrió sus brazos y abrazó con fuerza al hombre frente a él.

Ese cabello negro, esos ojos azules. No había dudas. Era su esposo. Había venido por él. Acaso podría ser más feliz.

-Esposo mío, esposo mío, esposo mío- repetía una y otra vez alzando su cabeza y buscando los labios de él.

Enamorado de un idiota (Novela original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora