Esposo mío, estás preocupado por mi

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Fengxiao pasó caminando rápido por al lado de Yahuan, su rostro en una dura expresión. Zhiyin se encontró casi corriendo a su lado.

-Esposo mío, espérame, voy contigo- le gritó al ver que apenas si podía mantener el ritmo hasta que este se detuvo apuntándolo con el dedo.

-Tú te quedas aquí-

Pero Zhiyin le agarró el mismo dedo y se lo llevó a los labios mordiéndolo sin recibir reacción de su esposo más que alzara las cejas. Sobre todo cuando lo soltó y quedó un fino hilo de saliva pegado en la punta que le hizo recordar al mayor algunas cosas que se hacían con puertas cerradas y luz apagada.

-Tú no me mandas. Además- le punteó el pecho con el dedo arrugando la tela -Te tengo a ti y a los gemelos para que me protejan. Así que voy contigo- no dejaría pasar esta oportunidad ni aunque él lo amarrara.

Fengxiao arrugó su joven frente.

-Eres más imposible que antes-

-Querrás decir, más rebelde, pero a que es más divertido así- Zhiyin le sonrió prepotentemente para luego pasarle por al lado oyendo como si esposo suspiraba derrotado.

Ambos retomaron la marcha y Fengxiao esta vez caminó un poco más lento, aunque no lo suficiente para que su esposo no tuviera una respiración agitada. Para cuando llegaron al campo de entrenamiento el menor se tuvo que sostener de Yanfeng que se les había unido por el camino, tocándose el costado de las costillas y aspirando con fuerza.

-Maldito imbécil, deja que me recupere- murmuró en dirección a su esposo.

-Señor- Yanfeng tenía una gota de sudor que le rodaba por la mejilla al escuchar a Zhiyin y su buena boca.

Caminaron hacia donde se encontraban los tres líderes y no sabían cómo habían llegado a eso pero había al menos cinco de sus discípulos en el suelo con varias heridas, algunas no muy agradables.

-¿Qué se supone que están haciendo?- Fengxiao se adentró entre el grupo de jóvenes que se separó dándole espacio a su líder. Un gemido quedo ahogado en su garganta al ver la persona que lo acompañaba, no por quien era sino como lucía.

La única imagen que recordaban del altanero esposo de su líder eran las extravagantes y coloridas túnicas, pero verlo de forma tan solemne llevando una ropa acorde a su estatus, su sexo y posición era algo que solo les quitó el aliento. Era una criatura simplemente hermosa, sino fuera por la exquisita fama que lo perseguía se pudieran sentir afortunados de tener tal ejemplar de hombre dentro de su secta.

-Oh- Xiaochen dio un paso hacia adelante. El cabello atado en una coleta hacia atrás le daba un aspecto mayor a los 32 años que tenía- Solo estábamos comprobando su nivel de artes marciales y de cultivo y tengo que reconocer que es bastante pobre-

-Mi señor, les dije que ellos son discípulos que aún no pasan del nivel 3 de cultivo y es natural que no puedan luchar contra un líder de secta- el maestro de todos ellos se arrodilló ante Fengxiao con la cabeza abajo y pánico en su voz.

-Cállate- Le grito Li Yamei, el mayor de los tres y aunque tenía un nivel alto de cultivo la llamada inmortalidad estaba a años luz de él por lo que había diversa canas en su cabello -como te atreves a interrumpir una conversación entre líderes. Se nota que te estas ablandando, quizás es por a causa de tu esposo, es sabido que él hace lo que le viene en gana-

-Oye, Yanfeng- Zhiyin retrocedió un paso y le susurró- Búscame un espada-

-¿Una espada?- Preguntó este confundido.

-Si una espada, rápido, no seas chismoso- el chico no entendió la palabra chismoso, su señor estaba utilizando últimamente un dialecto raro, pero si se escabulló buscando un arma fina y que no pesara.

Enamorado de un idiota (Novela original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora