Esposo mío, esto no pinta nada bien

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Fengxiao se quedó helado al recibir aquellas palabras. Lo odiaba, se lo había dicho. Aquella inestabilidad hizo que casi soltara nuevamente a su esposo que seguía parloteando.

-Lo odio Yanfeng, por qué su cuerpo tiene que ser más fuerte que el mío, por qué su cultivo tiene que ser superior al mío, por qué demonios tengo tan poca resistencia- seguía quejándose.

Yanfeng solo pudo reír avergonzado por las palabras de su señor y Fengxiao suspiró al ver la razón por la que lo odiaba pareciéndole infantil.

-Tú nunca quisiste entrenar o meditar, no puedes culparme- el líder de la secta posicionó una mano en su espalda baja estabilizándolo –en cuanto a lo que ocurre con el bebé dentro de ti no se puede solucionar.

Zhiyin frunció el ceño.

-No me lo tienes que recordar- resopló- Yanfeng, llévame hacía la sala de estudio-

Fengxiao lo ayudó a recargar su peso en su subordino que sostuvo con más facilidad al menor después que este se incorporara con más seguridad. Con pasos lentos dieron la vuelta y el mayor vio cómo se alejaban, Zhiyin aun protestando.

Fengxiao suspiró y se apartó el cabello del costado del rostro solo para que este volviera al mismo lugar. Si alguien le hubiera dicho que cuando se cansara su vida se pondría de cabeza no le hubiera creído. Sintió a Yanhuan volver minutos después.

-¿Mi señor, desea algo?-

-Tranquilidad Yanhuan, tranquilidad- eso le indicó al gemelo que su señor estaba aún más estresado que el día anterior.

Zhiyin ojeaba libro tras libro mientras respondía las preguntas en otro papel. Suji estaba sentado delante de él regañándolo por cada minucia y él solo se limitaba a ignorarla para no causar otro espectáculo, recordando que debía mantener un protocolo. Dos criadas estaban detrás de ella y parecían vigilar cada uno de sus movimientos. Yanfeng volvió con una bandeja con diversos platos, casi a la hora del almuerzo.

-Si me disculpan pero mi señor debe comer algo- interrumpió haciendo una leve reverencia.

-No puede todavía, aún no ha terminado-

-Se equivoca cuñada- empleó la palabra descaradamente, no la llamaría señora o eso solo la haría sentirse superior –Ya terminé el estudio de hoy y realmente estaba realizando las preguntas de los próximos tres días. He estado agilizando la lectura de los manuscritos ya que quiero empezar a ejercitarme- dio una respuesta contundente –Así que si no le molesta ya puedo almorzar sin ningún problema y usted puede llevarse los documentos para que mi esposo los revise-

La mujer sintió indignación ante la sonrisa de victoria en el rostro del hombre y quiso alzar su fusta y golpearle la blanca mejilla, seguro que quedaría una hermosa marca roja. Su mano temblaba. Hoy su alumno se había comportado al punto de que no había tenido la oportunidad de golpearlo como antes lo hacía.

-Está bien- se levantó mirándolo asesinamente –Veremos si es verdad lo que dices –hizo que una de las criadas recogiera los papeles en la mesa –Pero si tienes algún error prepárate para un castigo- se dio media vuelta seguido por las dos jóvenes.

-Buena suerte con eso- Zhiyin agitó la mano- Vieja bruja- murmuró aunque Yanfeng con sus sentidos desarrollados lo oyó y tragó una carcajada.

-Señor Zhiyin, su almuerzo, intenté que fuera lo más variada posible, si no está conforme puede pedir más pues se preparó otra ración de cada plato-

-Pues ve buscando esa ración, desde ahora te digo que no estaré conforme- Zhiyin agarró los palillos y comenzó a devorar con ganas toda la comida delante de él –Deliciosa, simplemente deliciosa- comía bocado tras bocado- Siéntate tú también y acompáñame, no me gusta comer solo-

-Yo no puedo señor Zhiyin, está contra las leyes-

-Nadie está viendo, solo estamos tú y yo- se alzó un poco y lo tiró de la mano hasta que lo dejó sentado.

Al gemelo no le quedó más remedio que seguir la orden, aun si no podía seguirle el ritmo. Solo podía ver como su señor engullía aquella cantidad exuberante de alimento y no parecer que le fuera a ninguna parte. Seguía igual de delgado y con una estrecha cintura a pesar del embarazo. Solo cuando comió la segunda ración se dejó caer para atrás satisfecho.

-No puedo más- se sobó el estómago que no había aumentado de tamaño ni un centímetro –Estuvo delicioso, si puedo comer así todos los días no me molesta estar en estado-

-¿Señor Zhiyin, desea algo más?-

-No, por el momento quiero meditar, estoy lleno de energía y lo haré antes de que me entre el sueño de la tarde- le sonrió y acomodó sus piernas cruzadas y cerró los ojos.

Yanfeng lo miró por unos segundos. Definitivamente este hombre le gustaba mucho más que el anterior. Nunca se hubiera imaginado comer en la misma mesa ni poder verlo reír de aquella forma. Recogió los platos y los dejó a un lado, siguiendo después con el reguero del resto del lugar silenciosamente para no perturbarlo.

Zhiyin estuvo meditando por largo rato, de forma pausada para no ocasionar volver a vomitar sangre, algo que se estaba volviendo una costumbre. Esta vez no se ocupó de purificar su cuerpo, eso debía hacerlo a primera hora de la mañana cuando el cultivo estaba más dócil de manipular, por lo que se centró en lo que tenía en mente. El cultivo de su esposo que había almacenado dentro de él lo dirigió en pequeñas dosis hacia el feto analizando la reacción, no quería dañarlo.

Encontró que era muy pequeño, aún sin forma definida aunque estaba agitado, por lo que parecía ser cerca de la hora de su dosis diaria. Se centró aún más y aumentó el flujo de cultivo que aminoró los síntomas, pero aun así aquello le estaba costando bastante, después de todo no era su propio cultivo el que estaba manipulando.

El dolor no tardó en aparecer y aunque solo era una parte de lo que había sentido las primeras veces fue suficiente para que gimiera y el sudor adornara su rostro. Estaba tan centrado en lo que hacía que no se dio cuenta cuando su túnica fue abierta y una mano se posó sobre su abdomen. Rápidamente el dolor disminuyó y Zhiyin pudo volver a respirar dejando caer su cabeza hacia adelante jadeando. Abrió lentamente los ojos para encontrarse con los de Fengxiao delante de él.

-Sé que estás molesto conmigo pero no tienes que llegar a estos extremos- su voz no lo acusaba –mi responsabilidad es estabilizar al feto, solo lo tienes que decir y lo haré-

Zhiyin se secó el sudor del rostro con una servilleta que encontró cerca.

-Solo estaba probando algo- su voz sonaba pastosa, la sensación de debilidad detrás de cada sección era algo que empezaba a ser desfavorable. Vio la expresión de su esposo al mirar la cantidad de platos en un costado, sin entender como había podido comer tanto y se giró con sus ojos vidriosos.

-Recuerda que tu embarazo es muy delicado, sino tienes cuidado puede morir la criatura y de paso tú también-

-No quiero oír ese de la persona que me ha agarrado por el cuello dos veces- Zhiyin tenía muy poca paciencia con el aturdimiento que tenía y la molestia en la cadera sabiendo de dónde provenía.

Fengxiao frunció el ceño. Si había algo que no le gustaba de esta nueva versión de su esposo era el poco tacto que tenía para decir las cosas. Iba a replicar cuando Yanhuan entró corriendo.

-Líder de secta, Líder de secta- se arrodilló delante de ellos – los tres invitados se encuentran en el campo de entrenamiento-

- Esposo mío, esto no pinta nada bien- Zhiyin dijo solo para recibir una respuesta por parte de su esposo.

-Problemas-

Enamorado de un idiota (Novela original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora