Zhiyin nunca se había deprimido así que no sabía cómo enfrentar este hecho. Se sentía realmente triste y no tenía ganas de hacer mucho pero su esposo lo había arrastrado fuera de su cama y ahora le ponía una túnica larga color oro y ataba su pelo en una trenza. Se dejó hacer de todo sin importarle. Ni siquiera tenía el hambre habitual de siempre y solo se había tomado la sopa porque no tenía ganas de discutir.
Fenfxiao lo tomó de la mano y lo sacó del cuarto después de ordenarle a los gemelos que no los siguieran, que él se encargaría de todo. Había estado trabajado intensamente las horas anteriores para poder tener todo preparado dentro y fuera de la secta, y que no fuera molestado. Zhiyin solo pudo seguirle el paso hasta la entrada donde había un carruaje esperando.
-No me montare en eso. No quiero viajar- Hacerlo solo le recordaba el regreso anterior con su mascota. Fue entonces que estaba realmente sensible.
-¿Entonces, quieres ir sobre Shenyuan?-
-¿Quién es Shenyuan?- resopló Zhiyin- Esposo mío, no me hagas pensar- inconscientemente se pasó la mano por su redondeada barriga.
Fengxiao alzó la mano y en ella se materializó su espada. Los ojos de Zhiyin que hasta el momento habían estado cabizbajos se alzaron con cierto brillo y no pudo esperar a tocarla. Era un arma fabulosa, con una estructura fuerte y hermosa a la vez. El líder se alegró que al menos el rostro de su esposo se hubiera iluminado, aunque fuera algo.
-¿Entonces, nos vamos?- le dijo y el menor asintió con la cabeza ligeramente.
Fengxiao soltó su espada y esta planeó en el aire, a minúsculos centímetros del suelo, controlada por el cultivo de su dueño. Zhiyin puso un pie sobre la hoja ya desenvainada desde antes para después poner el otro. En su mundo anterior pocas veces había tenido la oportunidad de viajar sobre alguna de sus espadas, si lo captaban, de que sería preso e interrogado era seguro por lo que solo podía hacerlo cuando era más joven dentro de los terrenos de la casa familiar. Una vez que sus padres habían fallecido y mudado a la ciudad donde trabajaba nunca más había pasado por la experiencia.
Fengxiao se montó detrás de él y cruzó un brazo por su cintura y encima de su barriga llevándolo atrás y usando su cuerpo como soporte. En otro momento Zhiyin protestaría por eso y la intimidad de su cercanía pero ahora solo se dejaría mimar. Se sentía tranquilo y su depresión disminuía un poco con estas atenciones.
El viaje sobre Shenyuan fue ligero y rápido, la secta solo estaba separada de la ciudad por menos de dos kilómetros por lo que no demoraron mucho, lo que el menor lamentó. Una vez que descendieron agarró la manga de Fengxiao con la cabeza baja.
-Esposo mío, a la vuelta podemos demorarnos un poco más en llegar- su voz era casi un susurró.
Este entendió su pedido y puso una mano sobre su cabeza para después desplazarla hasta su mejilla alzando su rostro. Se acercó y dejó un suave beso sobre su mejilla.
-Claro, no tienes que limitarte a pedirme algo-
Zhiyin por primera vez se quedó quieto aturdido por la intensidad de aquellos orbes azules. Anteriormente habían tenido tantos contratiempos o situaciones vergonzosas como para fijarse que aquel hombre no mostraba ningún ápice de odio contra él. Todo lo contrario, la forma en que se movía, le hablaba, lo tocaba era como la de un hombre profundamente enamorado.
Apartó el rostro con un débil sonrojo. Desde cuando esa era importante. Él debía mantenerse en la secta a cualquier precio, eso era lo que había planeado. En un principio había planteado conquistar a su esposo, pero con un fin específico, pero tal vez el que se estaba convirtiendo en la presa era él. Respiró profundo. La depresión estaba afectando más de una neurona.
Fengxiao entrelazó los dedos con los suyos y esto hizo que se rompiera la nebulosa de su mente y su corazón latiera siendo más consiente de la presencia del hombre y eso era peligroso. Y más ahora con lo confundido que estaba. Retrocedió un paso intentando poner distancia pero su esposo no entendió esta vez que quería y solo retomó la marcha arrastrándolo. No quería que ya que estaban ahí Zhiyin se echara hacia atrás después de dejar todo listo.
Zhiyin solo puso seguirlo desde atrás sin muchos ánimos y sin dejar que el nerviosismo lo abandonaran. Entraron entonces por la entrada del pueblo y esto captó su atención. Había casas grandes, hermosas desde afuera, diversos negocios. Muchas personas se movían de aquí para allá y la mayoría se giraba cuando ellos pasaban saludándolo. El menos se dio cuenta que algunas de las miradas hacia su persona eran despectivas.
-Esposo mío, no le gusto a la gente de aquí- le comentó acercándose a él con disimulo.
Fengxiao sabía del por qué. Fujie era muy conocido por todos los habitantes del pueblo y la razón del rechazo de basaba principalmente por la envidia que le tenían por haber podido casarse con él sin hacer el menor esfuerzo y segundo por ser simplemente un hombre. La mayoría eran mujeres que no podían dejar de comentar acerca de él y sabía que algunos comentarios de su carácter durante la secta se habían propagado.
El rostro del líder se ensombreció y una neblina negra y fina comenzó a envolverlo. Fueron solo segundos pero suficientes para callar las voces molestas. Llevó a Zhiyin por parte del pueblo asegurándose de llevar un buen ritmo y no ir muy rápido, para que no se cansara, la barriga para no ser tan grande era algo pesada y solía darle dolor en la parte baja de la espalda. Una vez llegado a su destino se detuvo.
-¿Te gusta?- le preguntó a su esposo y este alzó la cabeza.
-Es un festival- sonó sorprendido –Es en serio un festival- señaló con el dedo la ancha calle con diferentes puestos de ventas afuera de las tiendas. Personas tocando música, bailarinas cubiertas en exuberantes telas que se movían de aquí para allá creando un efecto hipnótico.
Había niños con sus padres corriendo emocionados. Todo era una total locura de color y felicidad y Zhiyin no pudo evitar sonreír. Había preocupado a su esposo y a los demás de la secta con su depresión. Cerró los ojos y se golpeó el rostro con la mano abierta dejando la mejilla algo roja. Esto hizo que Fengxiao tomara su mano y la apartara.
-¿Se puede saber qué haces?- su voz era grave, tal vez no hubiera sido buena idea llevarlo a este lugar. Otra vez no había acertado con su esposo.
-Esposo mío, discúlpame- los brazos de Zhiyin se envolvieron alrededor del cuello del mayor y lo atrajo hasta dejar su rostro enterrado en la curva del hombro haciendo que su esposo tuviera que inclinarse –Siento haber hecho que se preocupara, tú los gemelos- Se apretó un poco más aunque teniendo cuidado de no aplastar su panza –Debo dejar de estar triste, Xiaobai sé que estará bien y siempre lo tendré en mi corazón aunque solo estuvo unas horas conmigo, así que no te preocupes, ya no estaré más deprimido-
Se separó un poco mostrando una sonrisa que parecía más falsa que real pero hacía el intento por borrar el dolor de la pérdida. Fengxiao apartó el cabello de su rostro y besó su frente. Cuando su esposo se dejaba mimar y era más dócil era más fácil para él darle muestras de cuanto lo quería, de la otra forma siempre estaba en guardia.
-No tienes que forzarte, siente el tiempo que necesites –bajó la mano y la puso sobre el corazón de Zhiyin- nadie te juzgará por sufrir por algo o alguien-
Zhiyin esta vez pudo sonreír de verdad.
-Esposo mío, gracias- Zhiyin lo soltó y sacudió la cabeza secándose lo que querían ser lágrimas en sus ojos.
Puso su mano donde anteriormente había estado la de su esposo y se dijo para sí mismo.
-Xiaobai, descansa tranquilo, siento no poder hacer mucho más pero tengo a quienes no puedo preocupar-
Abrió sus ojos y resopló dejando que toda la frustración saliera y un peso se quitó de encima. Nunca olvidaría su hermosa bola de pelo pero tampoco podía olvidar a las personas que lo rodeaban. Esas que habían estado pendiente a él todo el tiempo. Bajó su mano y entrelazó sus dedos con su esposo y esta vez fue quien lo jaló.
-Esposo mío, hazme feliz-
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Enamorado de un idiota (Novela original)
Roman d'amourTransmigrar de un mundo donde el cultivo es ilegal a uno donde es el objetivo de tu vida, mejor imposible. Que lo hagas a un cuerpo diez años más joven, cuando en la vida anterior a los 31 años todavía es uno virgen. Nada mal. Donde todos te miren...