Esposo mío, es mío-

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Zhiyin confiaba mucho en su instinto. Ese nuncaaaaaa le fallaba. Como esta vez que le decía que entrar era malo, pero no tan malo. Se estaba haciendo un gran lío él solo. No quería entrar pues temía por la integridad de su cuerpo donde su renacuajo crecía. Pero por otra parte estaba en la tumba del padre de su esposo. No era como si pudiera comportarse de forma vulgar o malcriada.

Fengxiao quería presentárselo a su padre, con razón lo había traído a ese lugar y de paso darle un homenaje a sus padres fallecidos. Como podría decir que no quería entrar. Así que se mordió la lengua y simplemente se abrazó al brazo de su esposo con fuerza.

-¿Qué ocurre?- Fengxiao notó su incomodidad besando su sien. Se tomó unos segundos para volver a hablar- Si deseas no tienes que hacer esto-

Zhiyin alzó la cabeza y negó enérgicamente.

-Estoy bien. Solo que nunca había entrado a una tumba de este tipo. En mi tiempo pasado como que son un poco...más discretas- sonrió con timidez- Además estamos hablando que en este lugar está mi suegro. Si estuviera tranquilo entonces preocúpate-

Fengxiao sostuvo la mirada de Zhiyin y asintió suavemente sin mucha seguridad.

-Si en algún momento quieres salir solo avísame-

-Lo sé esposo mío. Eres muy atento- restregó su mejilla contra el hombro del mayor aspirando su aroma, de alguna forma podía tranquilizarse solo con eso.

Respirando profundo caminó junto a su esposo, paso a paso. Con razón le habían advertido que no debía comer. La energía de aquel lugar que aumentaba mientras más avanzaban era como una cascada sofocante que se vertía sobre ellos. Sintió como la de Fengxiao poco a poco envolvía su cuerpo como una barrera aliviando la tensión, aunque esta no desapareció por completo, pero no se mostraría como el típico personaje debilucho que no pudiera soportar y ser la damisela en peligro. En su vida pasada había soportado bastantes cosas mientras entranaba, así que era tiempo de mostrar sus fortalezas, por él y por su hijo.

Así que mantuvo la cabeza en alto y continuó caminando hasta que llegaron hasta una gran cámara totalmente cubierta de hielo. La presión de la energía allí era casi sofocante. Zhiyin se tambaleó y se sostuvo de su esposo recargando su peso. Pasó una mano por su barriga, algo le decía en su interior que su hijo estaba bien pero aun así no estaba tan seguro.

-¿Esposo mío, este lugar es seguro?- no pudo evitar preguntar en voz baja. Incluso la presencia que había sentido en ese lugar se había hecho más fuerte.

El ceño de Fengxiao estaba ligeramente fruncido. Sus ojos se movían de un lado a otro buscando algo. Su cuerpo también estaba tenso.

-Zhiyin volvamos- le dijo casi gutural y el menor supo que su instinto definitivamente había dado en el clavo.

Notó que Fengxiao seguía examinado todo el lugar pero en ningún momento se enfocaron en aquella bruma negra que comenzaba a emerger del único rectángulo de hielo en el medio de la sala totalemente de hielo. Zhiyin abrió los ojos.

-Esposo mío, mira- señaló hacia la tumba jalando fervientemente la túnica.

Entonces la reacción de Fengxiao fue extraña. Sabía que era un hombre que no dejaría pasar algo como aquello, por lo que Zhiyin se alarmó cuando Fengxiao giró su rostro con duda. Acaso no veía que era eso. Pero no pudo decir mucho más. La bruma oscura se movió rápidamente y atacó su cuerpo atravesándolo o eso pensó que ocurrió porque sus ojos se volvieron blancos cuando una sensación helada atravesó su cuerpo.

A Fengxiao solo le dio tiempo a agarrar su cuerpo inerte en el aire antes de que cayera al suelo inconsciente.

Blanco...blanco...todo era muy blanco...

Enamorado de un idiota (Novela original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora