Por la expresión en el rostro del gemelo, Zhiyin supo que su aspecto obtenía un sobresaliente. Había escuchado levemente la conversación entre Xiaocheng y Fengxiao sobre lo que se opinaba de él y eso lo había cabreado al punto de estar irritado por varios días. La opinión que todos tenían de él incluso fuera de la secta era que era un hombre que cedía ante cualquiera y que su fidelidad era historia.
Zhiyin siempre había considerado de la fidelidad era la base de una relación estable y que nunca atentaría contra ella y esperaba que su pareja pensara igual que él. Así que en esa fiesta dejaría bien en claro dos cosas, primero que no se podía jugar con él y segundo dejarlos con la boca callada de comentarios inservibles. Relajando los hombros se acercó a Yanhuan y se sintió divertido.
-Oye ¿me veo bien?- sonrió poniendo las manos en su cintura.
Yanhuan no le respondió. Se llevó la mano al rostro cubriendo el enorme sonrojo que comenzaba a cubrir su rostro. De cerca Zhiyin se veía mucho más hermoso.
Por su parte el menor sonrió aún más y se inclinó hacia adelante. Disfrutaba molestándolo y él era tan tonto que se dejaba molestar.
-Vamos, dilo, sino me lo dices no podré ver a mi esposo, él considera mucho tu opinión- presionó.
-Te...te...te tienes que ir ya- explotó el gemelo recibiendo una carcajada de su señor. Siempre terminaba así y se corrió a un lado para verlo salir del cuarto con la espalda recta.
-Siempre te dejas provocar por él, hermano- Yanfeng le puso una mano en el hombro y se impulsó besándole la mejilla -Tu también te vez lindo sonrojado-
-Yanfeng- le regañó el mayor para separarse de él avergonzado porque se estuvieran burlando de él, su hermano se estaba contagiando con el humor de su señor.
Zhiyin avanzó por los pasillos hasta la entrada seguido de los dos gemelos que rápidamente se habían puesto a su par. Afuera lo esperaba un carruaje lo suficientemente grande como para cuatro personas y demasiado lujoso rodeado de por lo menos veinte discípulos de alto nivel. Entre ellos parado esperando estaba Fengxiao. Su túnica muy parecida a la de Zhiyin se amoldaba a su cuerpo bien estructurado apareciendo incluso más alto. Su cabello siempre lustroso llevaba un semirecogido con una prenda a juego con la de su esposo. Aun así Zhiyin sabía que con lo guapo que podía ser su pareja no se comparaba con su aspecto actual.
Con paso ligero bajó los escalones tomando la mano de Yanfeng. El viento corría suave pero suficiente para ondear la túnica y el cabello detrás de él estilo drama chino antiguo. Qué bueno que había visto bastantes, sabía que siempre que ocurría una escena como esa todos se quedaban boquiabiertos y no se equivocaba. Todos los hombres que estaban esperando por él lo miraban con un brillo de admiración en sus ojos. Incluso pudo escuchar a más de uno tragar en seco. Misión, sorprender a todos, cumplida.
Caminó entre los soldados acercándose a su esposo que estaba tieso en el lugar.
-Esposo mío, esperaste mucho por mí- le sonrió girando su rostro en un ángulo de 45 grados mostrando su mejor perfil, a este lo tumbaría hoy, pero en cambio solo pudo ver el semblante ensombrecido de Fengxiao.
¿Se había equivocado? Su corazón palpitó. Acaso este hombre no estaba enamorado de él, entonces sorprenderlo no era difícil, pero en cambio su esposo no decía una sola palabra.
-¿Esposo mío?- le tocó el pecho con un dedo para llamar su atención pero su muñeca fue atrapada firmemente. Ahora la mirada sombría fue cambiada por una de hambre voraz -Esposo mío- se alarmó y retrocedió intentando soltarse de su agarre pero Fengxiao lo arrastró hacia el carruaje.
-Yanfeng, Yanhuan- les gritó a los gemelos girándose hacia atrás -Sálvenmeeeeeee- pero fue inútil.
El mayor no se movió y el menor solo ondeó la mano como diciéndolo adiós ¿lo traicionaban? Malditos gemelos, los asaría y se los comería si lograba escapar de esta. Aunque esta vez, posiblemente, el que sería devorado sería él.
-Fengxiao suéltameeeeeee- afincaba sus pies en el piso perdiendo la elegancia en que había trabajado. Los soldados a su alrededor solo giraban sus rostros, algunos con ligeros sonrojos.
Fengxiao lo cargó en sus brazos al resultarle difícil seguir avanzando y lo metió dentro del carruaje cerrando la cortina a su espalda y dejándolo recostado en el suelo. El líder se incorporó un poco y en una de las paredes pegó un talismán que Zhiyin pudo ver por el rabillo del ojo que decía silencio. Un talismán silenciador. Su cuerpo se tensó, no estaba preparado para esto. Iba a ser devorado y no sería ayudado, su objetivo era dejarlo atónico, no tener sexo.
Pero todos sus pensamientos se fueron a la mierda cuando su esposo agarró su barbilla, la giró hacia él y atrapó con fiereza sus labios. Un ligero sabor a fresas se extendió entre ellos y pudo definir que debía de ser de bálsamo que había usado y que se regaba entre sus pieles. La lengua de Fengxiao rápidamente entró dentro de su boca y se enredó con su lengua sin soltarla. Su cuerpo grande a pesar de no dejar su peso sobre él si se movía entre sus piernas creando una fricción estimulante.
Zhiyin se sintió cohibido, se había besado con su esposo antes, habían hecho algunas cochinadas, pero esta vez el cuerpo masculino parecía que se cernía sobre él posesivamente queriendo poseerlo en su totalidad. Una línea de saliva corrió por la comisura de su boca sin poder evitarlo, apenas si tenía voluntad sobre su lengua o labios.
Cuando sintió que sus pulmones explotarían comenzó a palmear la espalda se Fengxiao. Se ahogaba. Este por suerte se dio cuenta y se separó solo un poco dejando que el menor pudiera respirar jadeando.
-Respira por la nariz tonto- su voz estaba cargada de excitación.
-No es mi culpa que alguien me atacara de esa forma- Zhiyin hizo un esfuerzo para girar su rostro hacia un lado intentando poner distancia pero eso solo dejó su oreja a la deriva. Fengxiao se lamió sus labios aún húmedos de saliva ajena mordió el lóbulo rojo.
-Esposo mío, no me muerdas- Zhiyin llevó una de sus manos a la boca tapándola evitando que un gemido saliera.
-No te cubras, nadie puede escucharnos desde afuera- le murmuró en el oído antes de lamerlo con gusto.
-Fengxiao, déjame- gimió cerrando con fuerza los ojos e intentando apartarse pero el cuerpo de su esposo no lo dejaba moverse y solo creaba más fricción entre ellos.
-Lo siento Zhiyin, pero me hiciste perder el control- le confesó besando el trillo detrás de la oreja hasta el inicio de su cuello.
La piel entera del menor se erizó y un estremecimiento delicioso hizo que le temblaran hasta los dedos de los pies.
-Tu cuello es la zona erógena más sensible de ti- Fengxiao lamió la piel que dejó expuesta después de correr la parte de arriba de la túnica.
-Ni pienses que lo haremos aquí ¡Ah¡- un gemido traicionero salió de sus labios mientras era un mar de temblores.
-Nunca dije que lo haríamos- su esposo alzó la cabeza, su cabello haciéndole sombra pero aun así sus ojos claros brillaba- Acaso no puedo besar a mi deslumbrante esposo-
-¿Me viste deslumbrante?- lo vio afirmar con la cabeza -Yes- al recibir esta respuesta hizo un movimiento exagerado de victoria, eso era lo que quería desde el inicio pero deslumbrante estaba seguro no era la palabra para describir su aspecto -Y bien, qué vas a hacer- vio su expresión dudosa -Acabas de destruir mi gloriosa imagen, responsabilízate por eso-
Fengxiao se incorporó de él mirando la ropa abierta, el pelo desordenado, el bálsamo regado por sus labios y fuera de estos y su estado desorbitado. Una imagen simplemente excitante, pero sabía que si seguía así no llegarían a tiempo para la ceremonia. Retiró el talismán y levantándose de él se acercó a la puerta.
-Yanfeng, dame eso- pidió y poco después volvió al lado de Zhiyin con una bolsa de seda, sacando un pañuelo, un peine y el famoso bálsamo.
Zhiyin se incorporó sobre sus codos y miró pestañeando los objetos antes de mirar a Fengxiao y después para la puerta. Ese gemelo, sabía lo que pasaría y no le dijo nada, de esta no se escapaba.
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Enamorado de un idiota (Novela original)
RomanceTransmigrar de un mundo donde el cultivo es ilegal a uno donde es el objetivo de tu vida, mejor imposible. Que lo hagas a un cuerpo diez años más joven, cuando en la vida anterior a los 31 años todavía es uno virgen. Nada mal. Donde todos te miren...