Su cuerpo ardía.
No podía moverse. El dolor era tan intenso que apenas podía respirar. Tanto su pecho, como su vientre parecía que tenían vida propia. Sentía su cuerpo empapado en sudor y las lágrimas corrían por sus mejillas.
Ah, quería morir. Dolía demasiado.
Ese era el pensamiento que había tenido varias a lo largo del tiempo en que había estado en las canteras. Cada día era un martirio peor que el otro. Lo único que lo mantenía aferrado a la realidad y a la vida era la esperanza de poder ver a su esposo e hijo. En el fondo, aun si le habían dicho que estaban muertos él podía sentir que no era así.
Y grande fue su alegría al darse cuenta que no se había equivocado. Su esposo, ese que a pesar de haberlo conocido hacía menos de un año se había convertido en su todo. Ese que en ese momento le limpiaba las gotas de sudor de su frente y lo confortaba con palabras de cariño mientras la medicina se tardaba en hacer efecto. Ese que había limpiado y tratado su cuerpo con cuidado al volver a la secta.
Ese que desde que se habían reunido no lo había dejado solo ni un momento.
Y Zhiyin quería recordar cada momento, poder abrazarlo, besarlo, decir cuánto lo amaba, lo agradecido que estaba de que no se hubiera rendido y lo hubiera encontrado, pero... pero... apenas si podía estar consciente.
Los recuerdos que tenía después de que su esposo lo hubiera abrazado en las canteras eran esporádicos y muy difusos, tanto que a veces pensaba que solo eran una ilusión, y si lo eran no quería despertar de ellas y volver a encontrarse en la desesperante situación de estar de nuevo en aquel detestable lugar.
Al menos, cada vez que despertaba había una calidez acogedora a su alrededor, voces muy lejanas pero familiares que le hacían revolotear su corazón y un pequeño llanto que lo hacía estremecer y casi sonreír.
Solo fue a la mañana del cuarto día que por fin pudo abrir los ojos y encontrarse un techo familiar haciendo que sus ojos se llenaran de lágrimas y no por el dolor que aún lo recorría.
Estaba de vuelta.
Un sollozo salió de su boca aunque no podía moverse mucho. Su cuerpo estaba extrañamente pesado.
-¿Despertaste?- un dedo tocó su mejilla lo que lo hizo mirar hacia un lado girando la cabeza lentamente
Le tomó un tiempo enfocar su mirada para descubrir y abrir la boca. Para su sorpresa un sonido salió de su garganta.
-¿me reconoces?- el chico delante de él sonrió ampliamente
Zhiyin asintió y probó articulando palabras.
-S... si- pudo hablar. Con razón no sentía la presión alrededor de su cuello.
La sonrisa de Dalai se hizo más grande.
-Eso es bueno. Qué bueno que despertaste, esto es una locura aquí porque no lo hacías- el chico se levantó y salió corriendo.
Zhiyin lo pudo escuchar gritar.
-Jianweeeeeeeeeeeeeeennnnn, tu hijo despertóooooooo-
Zhiyin pestañeó confundido.
-¿Hijo? ¿Hijo de quién?
Pero sus preguntas se esfumaron al ver quien fue el que entró segundos después, como si casi hubiera volado hasta allí.
-Feng... xiao- el nombre de su esposo salió entrecortado dado que su garganta era una lija, mientras el líder de la secta se acercaba a él con sus ojos azules brillantes y con la angustia vertida en su rostro. Parecía que había envejecido unos años por la preocupación.
-Zhiyin- exclamó mostrando más emociones en su rostro más de lo normal, sobre todo el leve rastro de lágrimas en los bordes.
Al momento se sentó en el borde de la cama y agarró la mano delgada entre las suyas y la besó.
-Al fin despertaste- cerró los ojos intentando componerse, pero Zhiyin vio como los hombros de este temblaban.
Sonrió, forzando todos los músculos hasta que le dolieron, pero no le importó. Su pecho estaba rebosante de alegría.
-Esposo... mío... quién demonios... te hizo eso... en el rostro- articuló con dificultad al notar la cicatriz al costado de este provocando que las lágrimas que Fengxiao intentaba contener se derramaran al fin.
El líder con cuidado lo agarró de los hombros para recostarlo contra su cuerpo y abrazarlo. Zhiyin al sentir su calor gimió de emoción y movió su mano que apenas pudo apretar el borde de la túnica de él. No importaba. Los brazos de Fengxiao y sus besos en la frente eran más que suficiente para hacerlo sentir satisfecho.
***
-Estos dos se van a secar peor que una fuente- dijo Zhiyin mirando al gemelo recostado en la cama llorando como magdalena.
-Señor Zhiyin, señor Zhiyin- Yanfeng desde que había entrado no había podido contener sus lágrimas.
Fengxiao le besó la sien acomodándolo mejor contra él. Había logrado sentarlo y ponerse detrás de él para que Zhiyin pudiera recostarse contra su pecho. Sus brazos a cada lado de su esposo un poco frustrado por no poder rodear su cintura, pero la herida en esa zona estaba en pleno proceso de curación y la piel estaba muy delicada.
Todavía recordaba cómo se había estremecido al imaginarse todo el dolor por el que había tenido que pasar Zhiyin al ver aquella horrible cicatriz en su cuerpo. Tenía ganas de salir en ese momento y acabar con los malditos que se habían escondido lo suficientemente bien para no ser detectados aún.
-No te exasperes- le dijo el líder masajeando sus brazos de arriba abajo.
-Esposo mío, no seas intenso. En serio... aún estoy débil pero no me voy a romper- dicho Zhiyin con un puchero- y quiero ver a mi ranita- el puchero se hizo más grande.
Aún recordaba cómo casi se había parado de la cama cuando su esposo le había dicho que su hijo estaba sano y salvo, ahora comiendo con Yanhuan por lo que tendría que esperar un poco antes de verlo. Estaba totalmente nervioso por cargar a su hijo en sus brazos y ver su hermosa carita.
Dalai que estaba parado al lado de la cama alzó una ceja.
-¿Qué no te vas a romper? No quieras saber tú el estado en que estabas cuando llegaste, casi te...- pero no pudo seguir hablando pues una mano se puso encima de su boca impidiendo que pudiera continuar.
-No eres el más adecuado para decir eso Dalai, tú también estabas herido y muy mal- Jianwen a su lado lo recostó contra él y miró a Zhiyin con una sonrisa.
Zhiyin lo miró fijamente entrecerrando los ojos. Su mano a la vez acariciaba la cabeza del sollozante Yanfeng.
-Antes... él dijo algo que me pareció raro- podía estar aturdido hacía una hora atrás, si, una hora atrás, pero su mente era rápida para captar los pequeños detalles... cuando él quería.
La sonrisa de Jianwen se volvió gentil y se acercó. Había un brillo de cariño en el fondo de sus ojos.
-Zhiyin, lo mejor sería que te pusieras al día cuando te mejoraras, tu cuerpo está débil- Fengxiao fue el que le habló- pero ya que están aquí creo que podemos adelantar algunas partes.
Los dos líderes intercambiaron miradas para Jianwen asentir.
-Quiero presentarme formalmente Han Zhiyin. Mi nombre completo es Han Jianwen- inclinó la cabeza- tu padre biológico.
Zhiyin pestañeó varias veces procesando todo aquello.
-¿Mi biolo qué?
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Enamorado de un idiota (Novela original)
RomanceTransmigrar de un mundo donde el cultivo es ilegal a uno donde es el objetivo de tu vida, mejor imposible. Que lo hagas a un cuerpo diez años más joven, cuando en la vida anterior a los 31 años todavía es uno virgen. Nada mal. Donde todos te miren...