Esposo mío, he hecho mi parte

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Dado que al no poder utilizar su cultivo no tenía forma de activar la manilla y poder dejar salir a Fengxin. Eso era un problema. Fue entonces que recordó que su hijo se había nutrido de su poder todo este tiempo, y era bastante fuerte desde que era muy pequeño, además de ser hijo de Fengxiao.

Quizás...

Cerró los ojos agarrando una de las manos del bebé y se centró en buscar el hilo de poder en su interior. Fue entonces que lo sintió palpitar. Era poco, pero estaba ahí, y era lo suficiente fuerte, casi igual al que tenía él cuando llegó a este mundo y aun así él era capaz de invocar a Fengxin. En ese caso todavía quedaba esperanza.

Llevó la muñeca a su boca y la agarró entre sus dientes para quitarla. Luego la llevó a la muñeca de su hijo y esta se iluminó levemente ajustándose al miembro del infante perfectamente. Zhiyin sabía que no sería algo fácil, pero debía intentarlo de todas maneras.

Acarició con el pulgar la manilla después de mirar a los guardias y notar que estos estaban afuera comentando entre ellos y bañados en rizas. Mejor momento imposible. Zhiyin tenía sus dudas si funcionaria, pero recorrió el cuello del bebé con sus dientes y presionó un punto detrás de su nuca, aquel que estimulaba la circulación del cultivo por los nervios. Se concentró en verificar que este estuviera moviéndose y acto seguido pronunció unas palabras intentando estimular la aparición del familiar.

Quizás era porque era su hijo, o porque estaba pegado a él de una forma tan última como siendo amamantado pero la manilla comenzó a brillar, aquel brillo que él conocía bien. Zhiyin rápidamente agarró la túnica de su esposo y lo cubrió para no desatar sospechas, aunque su corazón latía desbocado en su pecho.

Segundos después y para alegría de Zhiyin la sombra de Fengxin se fue materializando a un lado de él, solo que este era mucho más pequeño de lo normal. Se lo esperaba, el poder interior de su hijo era bastante pequeño. Era suficiente.

Fengxin miró a su antiguo dueño algo confundido. Zhiyin sonrió levemente y habló tan bajo que era un murmullo.

-Necesito tu ayuda, a pesar de que ahora no tenga la manilla- le pidió acariciando su cabeza y miró a su hijo- él ahora es tu dueño. Tienes que sacarlo de aquí y ponerlo a salvo. Llévalo con su familia y pase lo que pase no pueden morir- le decía con una amargura en su voz.

A pesar de que Zhiyin no era el que tenía la manilla con la cual podría controlarlo, el pedido era lógico. El trabajo de un familiar era proteger a su dueño y este momento su dueño era el bebé en sus brazos. Asintió con la cabeza.

Zhiyin confiaba en su familiar, nunca le había fallado, y era la única opción. Así que despegó a su hijo de su pecho, se había quedado dormido en el proceso, mucho mejor.

Lo acomodó contra su hombro palpando rápido su espalda, pero sin tiempo para que soltara los gases. Agarró la túnica de su esposo y lo envolvió con esta. Al menos era una forma que supieran quien era más la manilla.

Lo separó de él y le besó la frente demorándose antes de separar los labios. No sabía si sería la última vez que lo viera, su estado no era bueno, el dolor de la cicatriz era casi cegador. Y Gaomei de seguro estaría realmente molesto cuando se diera cuenta de lo que estaría pasando.

Acunando su bebé lo acercó a Fengxin que lo envolvió protectoramente con la cola haciendo una bola a modo de barrera que quedó contra su lomo. La diferencia de tamaño no era mucha, pero tal vez eso era bueno.

-Por favor, que llegue a salvo- soltó Zhiyin con lágrimas corriendo por sus ojos antes que Fengxin empleara el mismo proceso que había usado cuando necesitó salir de la secta de su esposo. Su cuerpo se llenó de bruma para ocultar su presencia, aunque Zhiyin pensaba que no duraría mucho dado el bajo poder que estaba usando- Vete ahora.

Fue lo último que dijo antes que su familiar saliera corriendo desvaneciendo casi su cuerpo y pasando por al lado de los guardias que sintieron que algo pasó entre ellos y los hizo levantarse. No habían podido ver que había sido, pero al momento entraron corriendo a la habitación.

No había sido perfecto, Zhiyin era consciente de eso. Esperaba que le fiera el tiempo suficiente para poder alejarse antes de que Gaomei los persiguiese.

-¿Dónde está?- escuchó al guardia gritar al entrar a la habitación y no ver al bebé junto a Zhiyin.

-Shhhh- Zhiyin lo mandó a callar- Se acaba de dormir- señaló a su lado un bulto debajo de las sábanas- No querrás que tu jefe se moleste porque lo alteraste de nuevo.

El guardia se mostró nervioso y se giró hacia el otro.

-Mira a ver que fue eso- le ordenó y el otro fue protestando- No hagas nada extraño- se giró hacia Zhiyin señalándolo con el dedo.

Y Zhiyin no tenía más cartas en la manga para hacer. Había perdido toda su fuerza tanto ideando el plan como moviéndose para poder sacar a su hijo de allí. Una tranquilidad se apoderó de su ser. La tristeza era absoluta, pero al menos pensar que su hijo viviría alejado de Gaomei y todo aquello era suficiente para él.

-Esposo mío, he hecho mi parte- sonrió amargamente antes de que sus ojos completamente cansados se cerraran. Ya no podía más.

Su tranquilidad no duró demasiado. Cuando casi estaba quedándose dormido profundamente una sacudida a su lado lo hizo despertarse de golpe encontrándose con el rostro rojo de rabia de Gaomei a su lado.

-¿Dónde está?

Zhiyin pestañeó para después darse cuenta que, a su lado, donde había indicado que estaba su bebé había sido deshecho. Al parecer su mentira no había durado mucho, mas no dijo nada. Simplemente sonrió de forma triunfadora.

Eso le hizo perder el control al otro hombre que le golpeó el rostro haciendo que sangre corriera por su nariz.

-Eres una maldita rata mentirosa. No hace falta que digas nada. Voy a encontrarlo- le amenazó Gaomei casi gruñendo. Lo agarró del cabello y lo alzó sin importarle si le hacía daño.

-él no es tu hijo. Tienes los mismos ojos que mi esposo. Nunca tendría algo tuyo- para ese momento ya Zhiyin no le tenía miedo, no tenía con qué amenazarlo y eso hizo rabiar más a Gaomei que lo lanzó al suelo.

Zhiyin perdió el aliento al golpearse el vientre y podía sentir que la túnica se comenzaba a humedecer. Algún punto debía habérsele abierto. Gaomei pasó por su lado gritando.

-Mueve a los hombres y que lo encuentren, y ya que dijiste eso- miró a Zhiyin por encima de los hombros. Mátenlo y tráiganlo. Alguien aquí quiere un regalo- sus ojos fulminaron al joven en el suelo.

Zhiyin estaba jadeando y ahora temblaba. Rezó en su interior para que Fengxin hubiera podido alejarse lo suficiente para estar a salvo, porque perder además a su hijo... lo destruiría.

Enamorado de un idiota (Novela original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora