Ah, aquello debía ser un sueño. Si, debía estar soñando, porque después de tantos días de sufrimiento y dolor su cabeza le juagaba malas pasadas constantemente. Era por eso... que a a pesar de todo lo que acababa de ocurrir Zhiyin aún dudaba que la persona delante de él fuera realmente su esposo.
¿Y si no lo era?
¿Y si era un sueño de nuevo y despertaría en su trozo de tela vieja donde dormía cada noche con la esperanza de que Fengxiao abriera la puerta de la celda y lo sacara cargado en sus brazos?
No lo superaría. Sería muy duro.
Pero sus preocupaciones se vieron opacadas cuando el mismo hombre que había detenido el látigo contra él y su energía había atravesaba el cuerpo del atacante separando este en dos, se giró y lo miró con aquello par de orbes azules indiscutibles, como si nada hubiera pasado. Todas las dudas se esfumaron y su corazón comenzó a latir en su pecho tan fuerte que casi perdió el aire, pero eso no impidió que sus ojos se llegaran aún más de lágrimas que se desbordaron por sus mejillas.
Obligó a su cuerpo temblante a incorporarse con movimientos torpes, pero perdió el equilibro teniendo que aferrarse con fuerza a la tela frente a él.
«Fengxiao, esposo mío... ya estás aqui»
«Fengxiao»
Intentaba decir en medio de los sollozos silenciosos pero sus palabras se quedaban atoradas en su garganta. Su cuerpo estaba casi convulsionando con la ola de emociones y casi pensó que desfallecería cuando sus muñecas fueron agarradas.
-¿Zhiyin?
Oh, esa voz, esa voz que recorrió cada parte de él y lo hizo estremecerse y sollozar más fuerte. Una mano corrió con una delicadeza brutal el cabello sucio que estaba sobre su rostro dejando este completamente descubierto y tuvo vergüenza ante la mugre que sabía que lo cubría, pero no pudo apartar la mirada al ser sus mejillas sostenidas. Los pulgares sobre sus mejillas limpiaron sus lágrimas.
-Zhiyin.
Estaba ahí. Su tacto cálido, la mirada azulada y masculina, aquel rostro que aún cubierto con una máscara podría saber cómo era por debajo. Y Zhiyin solo pudo llorar más mientras los brazos de Fengxiao lo envolvían y lo apretaba contra su pecho. Las manos de él se apretaron contra la tela donde latía fuerte el corazón del mayor y al fin pudo descansar y bajar sus defensas.
Estaba en el lugar más protegido del mundo. Y sus ojos se fueron cerrando lleno de alivio y completamente agotado. Al fin podía dormir tranquilo sabiendo que su esposo estaba con él.
-Ya estoy aquí, ya estás conmigo- la voz de Fengxiao temblaba queriendo aferrarse a Zhiyin. Había extrañado tanto su tacto, su cuerpo, su calor. Ni siquiera le importaba su estado actual, solo era el resultado del trabajo que el menor había pasado y que no se había derrumbado.
Zhiyin era tan fuerte.
Y al fin lo había encontrado. Habían sido los días más tortuosos de toda su vida, pero ya estaba en sus brazos. Ya estaba con él.
De pronto.
-¿Qué ocurre aquí?
Se escuchó una voz chillona desde lejos, y Fengxiao lo menos que quería era hacerle caso, y mucho menos cuando su esposo después de aferrarse a él, llorar, ahora se había quedado inconsciente en sus brazos. Besó su frente con cariño y lo acomodó en sus brazos mientras se incorporaba con él en sus brazos.
Su energía demoniaca queriendo desbordarse los envolvió como una capa protectora que no dejaría que nadie pusiera un dedo encima de su esposo, aún si le costaba la vida. Simplemente miró por encima del hombro con sus orbes volviéndose completamente negros.
Un grueso hilo de energía salió disparado en torno al hombro que lo señalaba con el dedo y este mismo miembro fue cortado en tres. Un grito desgarrador se escuchó en todo el lugar donde todos se habían quedado desde mucho antes mirando la escena provocada por el recién llegado. Muchos con miedo, otros alarmados. Otros dispuestos a atacar sin saber bien con quien se estaban metiendo.
Fengxiao ignoró al hombre que se revolcaba en el suelo chorreando sangre y que gritaba, y comenzó a caminar con la intención de irse de ese lugar lo antes posible. Nadie lo siguió con dudas de si atacar o no. No había dado muchos pasos cuando vio a Xiaochen correr hacia él seguido de Yanhuan y el personal que habían traído.
Apretó el cuerpo de Zhiyin más contra él casi queriendo apartarlo de la mirada de todos. Yanhuan fue el primero en darse cuenta de quién era y se acercó aún más rápido con expresión de asombro en su rostro.
-Señor Fengxiao... él... él es...- apenas podía hablar bien de la emoción.
Fengxiao corrió un poco su brazo para que se pudiera ver el rostro de Zhiyin que dormía profundamente.
-Si, es él. Lo encontramos- su voz era dura. Era verdad que ya tenía a Zhiyin con él, pero su estado no era el mejor. No quería mirarlo mucho en ese momento porque perdería el control sabiendo que cada herida había sido provocada por otras personas.
Fengxiao sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas pudiendo imaginar el dolor de su esposo durante todo este tiempo. Besó nuevamente su frente quedándose así unos segundos intentando recobrar el control de sí.
Sintió la mano de Xiaochen sobre su hombro que tenía la mirada sombría. Nunca se imaginó que encontraría a Zhiyin en ese estado tan... tan, tan peligroso que parecía que moriría en cualquier momento.
-¿Qué quieres que hagamos?- le preguntó el otro líder.
Eso... no había que preguntarlo.
-Libera a los esclavos y a los demás... mátalos a todos- no se iba a tomar el tiempo en pensar quien había tocado o no a su pareja. Todos tenían la culpa por llevarlo a ese estado.
Xiaochen sonrió endemoniadamente.
-Tú vuelve y encárgate de cuidarlo. Yo me encargaré de todo aquí. Yo tengo mi propio barco que venía detrás así que llévate el que dejamos en el puerto encubierto-
-Gracias- le agradeció Fengxiao para retomar la macha seguido de cerca por Yanhuan y la mitad del personal.
No necesitaba quedarse allí. Xiaochen controlaría la situación. Él solo deseaba volver a casa y poder abrazar y mimar a su esposo, a Zhiyin
ESTÁS LEYENDO
Enamorado de un idiota (Novela original)
RomanceTransmigrar de un mundo donde el cultivo es ilegal a uno donde es el objetivo de tu vida, mejor imposible. Que lo hagas a un cuerpo diez años más joven, cuando en la vida anterior a los 31 años todavía es uno virgen. Nada mal. Donde todos te miren...