Capítulo 52: Navaja

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Ezarel: Yo... conozco a esa mujer.

Miiko: ¿P-perdón?

El rostro de Miiko se encendió. No logro saber si está impactada, molesta o enfadada... y al ver su bastón inflamarse, me dije que la tercera hipótesis era la correcta.

Miiko: ¡¿Te estás riendo de mí?!

Se levantó bruscamente y Huang Hua me sostuvo para no caerme ya que tenía la cabeza en el hombro de Miiko.

Ezarel: No, yo...

Ezarel comenzó a marcharse. No, a huir. Miiko lo retuvo al momento del brazo con cierta violencia.

Miiko: ¡Quédate aquí, Ezarel! ¡Te ordeno que te expliques!

Nadie se mueve... Todos estamos en total silencio.

Ezarel: No quiero hablar, ¡déjame!

Miiko: ¡¡Respóndeme!!

Ezarel se ha deshizo del agarre de Miiko. Ella corrió de nuevo tras él con una rabia desconcertante. 

Miiko: ¡Asume tus responsabilidades, Ezarel! La guardia te ofreció un techo y protección, ¡le debes al menos una explicación!

No puedo quedarme sin hacer nada ante esta escena.

_____________: ¡Para, Miiko!

Me interpuse entre ellos. Él me miró durante un momento mientras el rostro de la kitsune se deformaba de cólera.

_____________: ¿A qué juegas?

Miiko: ¡Quiero respuestas!

_____________: ¿De verdad crees que, abordándolo así, te lo va a contar todo?

Un largo silencio se instaló en la sala, mientras yo enfrentaba a Miiko con la mirada. Al cabo de un rato, me dio la espalda.

Sentí entonces el cuerpo de Ezarel deslizarse contra mi espalda con una dulzura que aún no conocía en él... Con la cabeza enterrada entre mis omóplatos, temblaba completamente mientras sus manos rodeaban febrilmente mi cintura.

Ezarel: ¿Por qué me defiendes?

_____________: Porque no soporto la idea de dejar a alguien solo contra todos... y porque quiero apoyarte... sean cuales sean las circunstancias.

Ezarel me soltó lentamente. Me giré hacia él, su expresión es indescifrable. 

Antes de que Ezarel pudiese dar la más mínima explicación, sentí un nudo en el estómago. 

Ezarel: Es por culpa de ella, todo esto, es por culpa de ella.

Miré a los demás, que parecían tan desconcertados como yo.

Miiko: ¿Ella? ¿Hablas de esa mujer del bosque?

Ezarel: Sí, fue hace más de 10 o 15 años...

Fue a sentarse en las escaleras donde yo me estaba desmoronando hace unos momentos. 

En cuanto se sentó, enterró su rostro en sus manos. Nos acercamos despacio a él... como si tuviéramos miedo de asustarle.

Ezarel: Estaba recogiendo unas bayas en uno de los claros de Lund'Mulhingar, por un encargo de la familia real. Fue entonces cuando la vi, angustiada y empapada en llanto... una humana que respondía al nombre de Marie-Anne.

Miiko: ¿Qué? ¡¿Una humana?!

Él me lo admitió... Me dijo que había estado relacionado con una humana... 

Ezarel: Sí, como Gardienne... no tuve más que aspirar su olor para saber que venía de la Tierra. En fin, se encariñó conmigo, y visto el trato que mi pueblo les reservaba a los humanos, preferí esconderla. En Lund'Mulhingar, los humanos son expuestos como monstruos de feria o estudiados por cualquier loco.

Eldarya Aengel PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora