Capítulo 120: Trampas

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El canto de un beckett terminó por anunciarme la salida del sol y me enderecé en la cama. Al voltear a mi lado, Nevra ya no estaba. 

Revisé si mi ropa estaba desperdigada por la habitación y fue cuando confirmé que no había sido un sueño lo que pasó la noche anterior. 

Me levanté un poco aturdida y vi una bufanda con una nota sobre mi mesita de noche.

"Me habría encantado quedarme y ver el amanecer juntos, lastimosamente, la situación no lo permite. Te dejo mi bufanda para que puedas cubrir las marcas del cuello. 

Te quiero, Nevra."

Sonreí como una tonta frente a ese pedazo de papel mientras tocaba delicadamente la cicatriz que evidenciaba la noche que pasamos juntos. Viendo la situación, debe estar extremadamente ocupado.

Me alisté como solía hacerlo todas las mañanas. Debo reconocer que extrañaba un poco regresar a la rutina.

Una vez que estuve lista, puse rumbo al jardín de música para desayunar. 

Antes de salir del cuartel, escuché la campana que debía indicar las ocho de la mañana.

Me apresuré para no perder más el tiempo y al llegar al jardín me sorprendí de no ver a Karuto. Esta vez era Colaia quien servía a los guardianes.

_____________: ¿Karuto no está?

Colaia: No. No ha dormido muy bien estas últimas semanas, ¡así que lo obligué a descansar!

_____________: Es muy considerado por tu parte. Espero que recupere fuerzas.

Colaia: Yo también... ¿Qué quieres comer?

_____________: ¡Sorpréndeme!

Colaia me ofreció una bandeja de comida que devoré con mucho apetito. Cuando fui a sentarme, Kero se acercó a darme la orden de misión para hoy.

Kero: Espero que no te moleste que te la dé mientras estás comiendo. 

_____________: No pasa nada, de todos modos, tenía planeado buscarte al terminar.

Kero: ¡Vale! Me voy, aún tengo que distribuir todo este montón.

Comencé a leer la orden... 

Debía continuar el estudio y refuerzo de nuestros muros. Los resultados de las muestras de ayer fueron extraordinarios y, si me guío por el análisis de Kero, ya podríamos levantar un inmenso escudo de protección. 

_____________: ¡Colaia!

Me dirigí hacia la sirena que se sobresaltó.

Colaia: ¿Qué pasa, _____________?

_____________: ¿Kero te dio tu orden de misión?

Colaia: Sí, pero no he tenido tiempo de leerla.

Se lo resumí a grandes rasgos y escuchó atentamente. 

Colaia: De acuerdo... Esperaré a que Purreru venga a suplirme y comenzamos, ¿de acuerdo?

Asentí con la cabeza. 

Después de una hora el purreko hizo presencia y pudimos empezar nuestra misión.

_____________: Debemos dibujar pentáculos en los muros del C.G. para que podamos lanzar el hechizo de protección.

Colaia: ¿Por dónde empezamos?

_____________: Por los muros del cerezo.

Me siguió sin hacer más preguntas y no perdimos el tiempo. 

Eldarya Aengel PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora