Capítulo 85: Metrópolis

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*Punto de vista de Gardienne*

???: ¿¡Gardienne?! ¡¿Realmente es usted?!

Reconozco esa voz... Coloqué mi mano sobre el brazo de Nevra, sus colmillos afloran de sus labios. 

El hombre que me llamó por mi nombre dio un paso hacia nosotros, saliendo de entre las sombras. Su rostro está más arrugado, su cabello un poco más blanco...

Muestra una expresión de asombro, con sus labios temblando ligeramente. 

Gardienne: Yo... Sí, soy yo, Ignace. 

Se acuerda de mí... Estoy en estado de shock... No me ha olvidado, ¿¡cómo es posible?! Bebí la poción de olvido... Nadie debería acordarse de mí...

Gardienne: Te presento a Ignace, es el mayordomo de mi... de mis padres. Ignace, este es Nevra... Un amigo...

Se quedó mirando a Nevra, especialmente la cicatriz de su cara. Me pregunto si habrá visto sus colmillos.

Ignace: Sabe quién soy... Conoce mi nombre...

Tengo la sensación de que está hablando más consigo mismo que con nosotros.

Ignace: No es posible que sea verdad...

Más que hablar, murmura. No entiendo lo que dice.

Ignace: ¿Él habrá tenido razón todo este tiempo? Si lo hubiese sabido... Será verdad...

Si él me recuerda, seguro que mis padres también.

Gardienne: Ignace, me llamó por mi nombre. ¿Se acuerda de mí?

Ignace: Yo... A decir verdad, yo no... No en el sentido en el que se entiende normalmente. Sé que existe, que existió... Pero no, no tengo recuerdos... No estaba seguro antes de verla... Pensaba que era... No sabía que...

Gardienne: Espere, no lo entiendo. ¿Le dijeron que yo existía?

Si le dijeron que yo existía, probablemente se trate de alguien que estuvo en Eldarya...

Gardienne: ¿Quién se lo dijo? ¿Alguien de aquí?

Ignace: No estoy seguro de... Sí, claro, alguien de aquí. Fue su padre quien me habló de usted.

No dije nada, no entiendo nada de nada.

Ignace: Hace unos años... Creí que estaba delirando. ¡Todos pensábamos que deliraba! Empezó a hablar de Gardienne, sin parar, su hija... Decía tener una hija, que tendría unos veinte años. Que desapareció y que debíamos seguir buscándola...

¡¿Entonces es cierto?! ¡¿No me olvidó?!

Gardienne: ¿Y mi madre? Solo está hablando de mi padre.

Ignace: Intentó convencerla. Dijo que ella, simplemente, la había olvidado... Había olvidado la existencia de su propia hija... Ella solo no le creyó.

Parece real y sinceramente conmocionado. ¡¿Mi madre me olvidó?!

Ignace: Intentó... recuperar sus recuerdos, decía él... Recompuso esta habitación, tal y como era, según él. Esta habitación siempre había sido un gimnasio, pero... Él decía que no. Insistía, repitiendo constantemente, que se trataba de su habitación.

Siento cómo mis ojos se llenan de lágrimas. Tengo un nudo en la garganta.

Gardienne: Él tenía razón, esta era mi habitación. Yo crecí aquí. 

Ignace: Yo no... lo lamento, yo... ¿cómo podríamos creerle?

Gardienne: Mi madre, ¿dónde está? Quizá podría verla, explicárselo...

Eldarya Aengel PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora