Capítulo 109: Misión fallida

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*Días atrás*

*Punto de vista de Nevra*

Nevra: ¡¡¡_____________!!! ¡¡¡¡_____________!!!!

Aunque sabía que mis esperanzas eran vanas, no pude evitar lanzarme a la persecución de Lance. Saber que _____________ era la prisionera de ese monstruo me torturaba. Tenía que salvarla y protegerla.

No me quedaba más remedio que aceptar que, esta vez, había fracasado... El barco en el que estaba como rehén se alejaba mientras una horda de criaturas avanzaba hacia mí.

¡Reconocí inmediatamente a los terribles marids! Temidos, con razón, por todos los marineros de Eldarya, esa raza de feéricos tenía la costumbre de devorar a sus presas vivas.

Entonces intenté escaparme de ellos e impedir que me tocaran confiando en mi energía natural. Sin embargo, no fui lo suficientemente rápido.

Uno de los marids me agarró de la pierna y me arrastró a las profundidades del océano. Me debatí con fuerza, no podía dejar que esa criatura me controlara. Y, sobre todo, sabía que solo me quedaban unos instantes antes de caer en la locura.

No tenía nada que perder. Al ser un vampiro de pura sangre, no necesitaba mucho oxígeno para respirar y podía contentarme con las pequeñas burbujas de aire que hubiera en el agua que me rodeaba.

Agarré el puñal que tenía sujeto a la cadera y levanté la pierna hacia el torso para que el marid se acercara a mí. Se dio cuenta de lo que pretendía hacer y se giró hacia mí con una chispa de desafío en la mirada. La criatura me soltó y una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro. Podía leer fácilmente la felicidad que sentía ante la idea de jugar un poco con su víctima.

En ese momento, mi mente perdió el control. El rostro odioso del marid se deformó todavía más y pareció fundirse en el agua, transformándose en un inmenso océano de lava. Una parte de mí sabía que se trataba de alucinaciones provocadas por el marid, pero la otra parte no conseguía razonar.

Un sentimiento de horror me invadió y perdí el aliento. El corazón me latía a cien por hora, parecía que el pecho me iba a explotar.

Pero, de repente, una luz cálida y delicada me invadió y vi, a través del agua, el rostro suntuoso de mi amada. No pude contener las lágrimas al saber que evidentemente era una alucinación... no podía creer en ella... pero me terminé abandonando. Estaba convencido de que iba a morir, así que lo mejor era morir feliz.

"_____________" alejó a las criaturas de mí y me hizo flotar hasta la superficie. Pude respirar de nuevo, pero me costaba mantenerme despierto.

Unos instantes más tarde, me desperté en la playa. El barco se había ido y yo seguía siendo víctima de las alucinaciones. Las nubes que estaban en el cielo adoptaban formas indescriptibles y oía voces de niños riéndose. Intenté concentrarme y, entre el murmullo incesante, reconocí el nombre de Huang Hua.

Unas formas horripilantes me explicaron que Huang Hua las había enviado y que querían hablar con Miiko. Pero, antes de nada, tenían que llevarme a la enfermería.

Asentí sin mediar palabra.

Llegué hasta el quiosco. El veneno del marid me está volviendo loco...

Nevra: Los rostros que ves a tu alrededor no son reales, Nevra... Tienes que dejar que el hai ho chang te lleve a la enfermería y no sucumbir a la locura.

Entré en la enfermería y Ewelein se abalanzó hacia mí.

Ewelein: ¿Nevra? ¡¿Qué te pasó?! ¿Quién es esa criatura que está contigo?

Eldarya Aengel PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora