Dimitri:
Reposaba mi cuerpo en el marco de la habitación de mis hijas, verlas dormir era algo que disfrutaba demasiado, la paz que tenían en poder conciliar el sueño, eso, eso era por lo que día a día hace que me mantenga en la posición en la que estoy.
Cerré la puerta con mucho cuidado, no quería despertarlas y tener que contar desde el inicio toda esta travesía, caminé hacia el barandal viendo a los hombres de seguridad que me miraban con una felicidad de que estaba en casa como tenía que ser desde siempre.
Respiré profundamente asintiendo con la cabeza, ellos respondieron mi gesto. Agradecía a estas personas que contaba con mi entera confianza. Miré hacia el pasillo de la habitación, sonreí por llegar deseoso a esa habitación donde mi esposa ya estaba durmiendo, la mujer que en ningún momento me quiso dejar solo en estos momentos, si no fuera por Willow, me hubiera sentido solo como siempre me ha pasado. Sostuve la perilla percibiendo su aroma de mujer, ese aroma que en mi mente estaba demasiado grabado. Abrí la puerta, mi mirada se fue a esa mujer que estaba sentada en el sillón con las piernas cruzadas, ese lencería que dejaba volar mi imaginación, se le transparentaba por completo cada una de las partes de su cuerpo. Sostenía dos copas en cada mano, la espuma efervescente, la humedad que traspasaba el cristal de las copas, todo tan perfecto como ella misma.
Cerré la puerta, humedecí mis labios viendo que se ponía de pie caminando hacia mi. Extendió su mano entregando una de las copas.
Willow: Brindemos.
Sostuve la copa pasando lentamente por debajo de mi nariz, predominaba demasiado su oraba, tanto que no podía percibir el aroma del champagne.
Dimitri: Por que brindamos.
Willow: Por la libertad, por la vida, por los deseos más profundos que tenemos, por cada uno de los momentos que nos hizo formarnos como esposos.
Chocamos las copas lentamente, sin apartar la mirada le dimos un sorbo, ella se bebía sin dar espacio al las pausas.
Willow: aaahhh, que rico es.
Aparté la copa de mis labios, sostuve su copa dejando en la mesa. Mis manos se fueron directo a esas caderas tan exquisitas, sus manos entrelazaron sus dedos rodeando mi cuello, bajé la mirada admirando sus pechos que se les trasparentaba. Los tenía muy bien marcados.
Willow: te deseo tanto.
Dimitri: De esa misma manera estoy, esta es nuestra visita conyugal.
Soltó tremenda risa asintiendo con la cabeza…
Willow: al menos es en casa donde podemos ser nosotros mismos sin el temor de ser escuchados en cada estocada que deseo de tu parte.
Nuestros cuerpos se movían, era la melodía en nuestra mente… mis dedos rosaban su mejilla con suavidad.
Dimitri: Eres… eres, el verso condenado por los que no saben leer de los que confunden lo que siento por ti con simple lujuria, ¡y es cierto¡ Al mirarte directo a los ojos, en lo profano suelo caer pero es que tú me haces sentir esas cosas, ¡es culpa tuya!.
Mordió su labio inferior, tan tímida y apasionada.
Dimitri: Me han tildado de loco, de indiscreto por desear día y noche hacerte el amor especialmente por que doy detalles en mi mente de lo que tú y yo disfrutamos, pero, ¿quién no ha disfrutado de lo hermoso que es eso? yo lo describo, es otro tipo de placer, plasmar las cosas que soñamos. No te nombro en la mente por que mi cuerpo y corazón sabe a quien pertenece en mis pensamientos, aunque sé que más de una se derrite por imaginarse lo que desearía y también quisieres un amante que te ame así, que igual seas esa poesía, que sea indecente y no se límite, que te haga tocar el cielo, y el infierno, tal cual tú a mí. Eres la poesía indeseable, para los que olvidaron el arte, los que se conformaron con la monotonía de un simple "acostón". Tú no te límites, que yo voy a escribirte versos por todas partes en tu cuerpo. Voy a amarte con mis dedos, con mi lengua, mi dureza y mi corazón.
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Capítulos Sin censura: Mi Infierno... en el Infierno
Random2da parte de la novela: Mi Cielo... mi Infierno...