Willow:
Salimos después de un buen rato de habernos ya bañado dentro del mar, Dimitri removía el porta bebé donde Maxi estaba más que dormidito, con la brisa, el sonido de las olas, cualquiera desearía tomarse una buena siesta. Dimitri como buen padre, hasta había puesto una manta con unas ramas de palmeras.
Unas personas que habían dejado toda una buena comida estaban con atención hacia Dimitri, él estaba asegurándose que todo estaba saliendo como él había solicitado.
Salí exprimiendo mi vestido… admiraba el buen trabajo de lo que había hecho. Se veía perfecto así como estaba sin camisa, dejando ver su delicioso cuerpo que me encantaba…
Willow: Si llego a quedar perdida en una isla contigo, sobreviviremos.
Dimitri: Puede ser, mientras cazo, tú cocinas.
Las niñas corrieron, hacia la mesa viendo cada una la gran comida que nos habían servido.
Fiorella: MMM, se ve todo rico.
Deani: Nadar mucho, me dio hambre.
El mesero sostuvo el respaldo de las sillas donde las niñas se sentaron, parecían que de verdad estaban con hambre, hasta yo.
Mesero: Señora por favor.
Asentí con la cabeza acercándome, pero Dimitri sostuvo el respaldo de la silla, me miró con esa pronunciada intensidad que me provocada demasiadas cosas por decir y querer hacer, pero con las niñas presentes no se podía. Tragué saliva sentándome, empujó un poco rosando sus manos sobre mis brazos. Fiorella y Deani jugaban con los tenedores mirándonos.
Fiorella: Nuestros padres se aman mucho.
Deani: Cuando se aman, tienen muchos hijos. Ve a tía Siena.
Reí asintiendo con la cabeza, pero ya había dicho su padre que no era buen momento y le creía. Dimitri subió a Maximo en una mecedora que habían traído estas personas, Fiorella lo empujaba con su pierna.
Dimitri tomó asiento junto a mi, nos iban sirviendo las copas de vino mientras que a ellas les servían sus jugos. Cada una no paraba de dar bocados, claro que tenían que terminar por que había frente a ellas diversos postres. El aire empezaba a resoplar un poco más fuerte, no faltaba mucho por ocultarse el Sol y dar un atardecer perfecto.
El almuerzo había transcurrido entre risas y anécdotas de cada una de ellas, todas tan divertidas como cuando me contaron al pie de la letra lo que habían hecho cuando se escaparon de la atención de Guido, reí tanto al imaginar todo lo que tenían que haber hecho, la manera que las tres se coordinaban y dar fuga sin que nadie se diera cuenta, lo que no contaban que su padre ya con un ojo bien entrenado las observaba desde las cámaras de la casa, así que por más que quisieron hacer su escape perfecto lograron dar a tiempo con ellas.
Las expresiones de Fiorella en su rostro, hasta con la entonación de como había sido esa noche, me demostraba que podía vivir ese momento junto a ellas.
Tocamos el tema de cuando tuve que partir sin poder estar a su lado, Dimitri las escuchaba al igual que yo.
Me hicieron saber como se habían sentido al despertar y no verme a su lado, lo que pasaron esos días en mi ausencia, me hacía doler el corazón, lo que hubiera dado por estar a su lado y cuidarlas en su recuperación que al menos tendría una manera de saber el dolor que otras personas les habían causado, dolor que en su momento me las cobraría con creces, no iba a dejar a nadie sin castigo por el tiempo separadas.
Esas personas pagarían hasta el grado de tener en cuenta que no me permitieron estar al lado de mi hijo en sus días mientras iba creciendo.
Las miraba como saboreaban los helados, Dimitri jugaba al caballito con Maximo que ya se había despertado, le daba cucharadas de su papilla, hasta él estaba saboreando una buena comida en familia.
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Capítulos Sin censura: Mi Infierno... en el Infierno
Aléatoire2da parte de la novela: Mi Cielo... mi Infierno...