Capitulo 8

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Willow:

Agradecía que había un poco de sol, ellos estaban en cada uno los de mi equipo en cada base, miré hacia Massimo que estaba con la sonrisa en los labios. La mano de mi padre dio unas palmaditas en mi pierna.

Semion: Massimo es un buen hombre, te va a sorprender.

POOOOC!!!

Le dio a la pelota tan fuerte viendo que la aventó tan lejos, me puse de pie al mismo tiempo que Maella y mi padre.

Maella: corre Massimo, corre.

Corría tan rápido que hasta tuve que sonreír al ver al otro equipo que apenas estaban yendo por la pelota, me sostuve de la reja, estaba en la segunda base, no paraba, volteó a ver a su contrincante tomando otra vez el paso a correr a la tercera base… venía toda prisa cuando los otros tenían la pelota en sus manos empezando a ventársela.

Semion: CORRE… CORRE… SI QUIERES LA MANO DE MI HIJA TIENES QUE GANARTELA.

Rodé los ojos al escuchar a mi padre, para que carambas le decía algo así, no faltaba mucho para la noche del compromiso y claro que mi mano ya estaba pedida. Massimo se arrojó sobre la base de jonrón. Cubriéndose de toda la tierra ensuciando su uniforme.

Maella: SIIIIII…

Mi padre y Maella se abrazaron dando saltos divertidos, soltó a Maella tomándome de la cintura levantándome, sonreía al ver que había anotado una muy buena carrera. Massimo se iba levantando señalando hacia mi, dio pasos hacia atrás mientras me ponían en pie.

El umpire le entregó el bate de metal, él hacia juego con sus manos de pasárselo de una y a la otra mano.

Semion: Es tu turno hija.

Maella: Hazlo bien Willow, así tendrás más clases de todo lo que has aprendido.

Asentí con la cabeza, subía los escalones, respiré profundamente llegando hacia Massimo, me dejó un beso en los labios, haciendo que diera pasos hacia atrás.

Massimo: Vamos hermosa no seas tímida. Te lo dediqué a ti, es más mira, hasta tu nombre tiene el bate. Me trajiste suerte.

Lo sostuve con mi mano haciendo giros con el bate, probaba su peso y las medidas exactas que tenía.

Massimo: ¿Estas molesta?

Willow: No, solo que no me gusta la cursilería y menos frente a mi padre. ¿Qué dirá?

Massimo: que somos dos enamorados hechos el uno para el otro.

Willow: aja, lo que tú digas.

Massimo: Pareciera que, estás forzada en estar a mi lado. Estos días te he enseñado mucho y hasta me he dedicado a todo lo que quieres aprender. Pero creo que lo que doy, no está siendo recíproco.

Me acerqué a él acariciando su mejilla.

Willow: entiende, no me gusta que mi padre vea las cosas que desearía hacer contigo. Me da pena.

Massimo: tienes razón. Es tuyo el bate.

Willow: ¿Me lo regalas?

Massimo: Lo mandé hacer especialmente para ti.

Lo sostuvo girando, señaló donde estaba mi nombre, mordí mi labio inferior, mirándolo coquetamente.

Willow: Acepto el regalo y la cena de la noche que tanto hemos hablado.

Massimo: Perfecto. Regalame un jonrón.

Asentí con la cabeza, caminaba a la base, los jugadores me miraban sorprendidos en ser la nueva, muchos murmuraban preguntándose quien era, pero si mi padre a un no lo daba a conocer por algo sería. Removía de un lado y del otro, sonreía hacia los demás sintiendo unas manos en mi cintura, sostuvieron mis manos…

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