35 (A)

24 3 1
                                    

Con Tyler sin trabajo y las pesadillas constantes, el equilibrio de su estado de ánimo se encontraba en peligro. Cada vez que se veía al espejo pensaba que sería el último día de su cordura, no era normal escuchar voces al cerrar los ojos, no era normal tener a una voz parlanchina acusándolo por cada cosa que hacía y señalando que solo perjudicaba a sus amigos, le decía que sus decisiones no eran buenas, que él no era bueno. ¿Cómo podía su conciencia tratarlo así? Justo cuando empezaba a tomar impulso para mejorar.

—No —se dijo. Se negaba a enloquecer. Si él era su propio enemigo se negaba a destruirse—. Yo estoy bien.

Ya el trabajo lo había perdido y con sus amigos odiándole, lo único que hacía al salir de casa era caminar un rato por la ciudad, tenía el teléfono con las llamadas de Jenna todo el día, trataba de mantenerla tranquila no quería ignorarla, pero tampoco podía llevarla nuevamente con ellos. No quería ser un problema.

Su tranquilidad llego el tercer día de la semana cuando Debby apareció en la casa con una pequeña sorpresa.

—¿Enrie?

—¡Joshhh! —exclamo el niño pelirrojo echando a correr dentro de la casa.

—Supongo que —empezó a hablar Debby—. Si ya trajimos a los enemigos a casa, traer a un amigo no debería ser un problema ¿No es así? —ingreso ella, y aseguro la puerta tras de sí.

Bajo Brendon del baño con el cepillo de dientes en la boca y corrió hacia el niño a capturarlo para elevarlo en el aire con alegría.

Josh observaba incrédulo en la mesa, él y Tyler habían estado pelando patatas para almorzar.

Las lágrimas se le cayeron cuando Brendon le acercó al niño que se colgaba de su cuello.

—¡Hola Tyler! —saludo el niño también.

—Hola, amiguito —dijo este apenas queriendo entender. Miró a Debby, todos la miraron.

La cansada joven se quitó los incomodos tacones y descanso en una silla.

—Estaba escondido cerca de una pequeña tienda de auto servicio. Supongo que veía dibujos animados gratis por la pantalla de los empleados del lugar. Lo reconocí al instante.

—La Miss Debby, dijo que me llevaría contigo Josh —se abrazó el niño a su cuello—. Gracias, miss.

Debby le lanzo una patata recortada a Tyler que miraba al niño casi llorando pues la escena le conmovía. No entendía como esos dos podían extrañarse tanto, no llevaban ni una gota de sangre del otro, no eran familia, eran un extraño niño huérfano y un presidiario buscado por la ley, pero así, sin lo que eran, se necesitaban el uno al otro.

—Enrie ¿Y tú nueva familia? —le pregunto Josh. El niño se limpiaba los ojos con cuidado—. ¿No te escapaste o sí?

—Mi mamá —lo pensó un poco el niño—. No salió del hospital.

Un silencio apenas.

—¿Qué paso, Enrie? ¿Se accidentaron? —pregunto Brendon con rapidez—. Ese servicio social no nos dio los papeles de quien te adopto, ¿Acaso no fueron responsables contigo? Como es eso posible, voy a interponer una anulación. Eso no se hace con un niño

—Vamos a averiguar Brendon tranquilo —decía Debby—. Mañana iré a la comisaria, lo devolveremos sano y salvo a su nueva familia.

—Policía no —dijo el niño asustado—. ¡Policía no, Josh!

Brendon meneo la cabeza, lanzándole él también una patata recortada a Tyler. —Enrie es como nosotros odia a la policía.

—Es solo un niño no piensa —acotó Tyler. Ahora Josh le tiró una patata recortada—. Paren ya.

VOICE // JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora