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Observaba inquieto el pálido rostro de su abogado. Habían pasado más de seis minutos, así, tratando de comprender al otro bajo la luminiscencia del ambiente, con puertas aseguradas y oficiales resguardando la oficina. A lo lejos, fuera del establecimiento policial su familia se embarga en vehículos privados; dos patrullas los resguardan durante el viaje, tres oficiales de alto rango viajan con ellos; en el segundo vehículo viaja la familia Black; son medidas de vigilancia que se han convertido en parte de su vivir rutinario ahora, el canto de las sirenas y los abogados insistentes están presentes, este calvario parece no tener fin; la madre esta sumergida en un doloroso pesar, la acompaña su hijo mayor y a esté su rubia acompañante, el chófer arranca cuando recibe la señal de Zack Joseph, se dirigen al cementerio, a penas el vehículo empieza a moverse el móvil timbra en su bolsillo, lo toma y la mirada de la joven junto a él lo sigue: Llamada entrante "Jason".  Tyler estaba aquí, esperando, esperando a que Gerard continúe para oír algo mejor. 

Nada

Más silencio

—Tal vez la próxima vez —comento de pronto— Nos ira mejor la próxima vez.

La sirena del medio día se oyó; es cuando los oficiales salen por un bocadillo como rutina, una medida que castiga a los jefes de guardia obligandolos a permanecer en custodia de los residentes delincuenciales. Ahora mismo, cuando Tyler da vueltas por ser libre ignorando todo lo que sucede en la realidad, algo similar se vive en el interior de la jefatura policíal. Los jefes de guardia hacen apuestas por quién saldrá a comprar el fiambre, es hora de esconder los candados y asegurar las carceletas. Esta no es una prisión pero estas encerrado.

—Tyler, no habrá una "próxima vez"

Gerard se consideraba una persona con integridad; un profesional con calidad en su accionar y profesionalismo, no contemplaba en ninguna estancia mostrar vulnerabilidad alguna frente a un cliente pues se pondría en duda su trabajo y esto no era aceptable. 

—¿Por qué? —empezó a balbucear Tyler, enfadado por no comprender— ¿Qué hice mal? ¡Qué hice mal!

El de ojos verdes dejó caer su maletín al suelo donde algunas hojas se desbordaron del interior, algunas solo se asomaron, y sus zapatos, de cuero lustroso y brillante, no pudieron esconderlo más. Sus ojos estaban entristecidos cuando fue descubierto por la mirada del menor. Su mirada culpable, sus ojos inquietos y su boca balbuceante por alguna indicación. Se encontró frente al niño que hoy se volvía hombre. 

Hoy era su cumpleaños, sí. Y hoy también había sido su sentencia.

—No habrá una próxima vez porque... —se llevó las manos al rostro. Respiró profundo, su pecho descendiendo muy lento, su cortaba serpenteando por la inquietud. Se sostuvo sobre el más delgado, inclinando su peso  volvió su rostro firme contra el más joven, y sin poder contener más. Dijo:  —¡GANAMOS EL JUICIO!

El cuerpo del Tyler se sobresaltó por el volumen e intento retroceder.

—¡Gané! ¡Ganaste! ¡Ganamos!

No podía quitarse a ese hombre de encima.

—¡Ganamos, Tyler! ¡Mi primer caso penal y el fallo fue a nuestro favor! ¡Ganamos!

Su rostro compartió la alegría. Debía tratarse de algo bueno ganar, si descontrolaba así a un Gerard que era gruñón cada que hablaban del juicio. 

—¿Ganamos? —preguntó el menor con una sonrisa. Gerard meció fuerte la cabeza recogiendo su móvil que había caído al suelo junto a su portafolio. —¡Ganamos! —gritó Tyler también. 

No sabía realmente que significaba eso pero Gerard era su abogado y él había dicho que su trabajo era sacarlo de aquí así que sí él ganaba, ganaban todos ¿A que sí? Encantado por la posibilidad de volver a seguir nuevamente sus objetivos, empezó a dar pequeños brincos de alegría de un lado a otro realmente emocionado, se unió a él Gerard y juntos se sumieron en una algarabía que incomodó a los oficiales que resguardaban en las puertas, uno de ellos golpeó la puerta con su bastón pero el ruido se perdió entre los sonidos agudos que hacía el silbato que sacó Gerard de su bolsillo, un pequeño juguete que había tomado de casa de uno de sus hijos. Por si la dudas.

VOICE // JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora