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Había terminado de bañase hace poco y tenía la toalla sobre su cabeza. Gerard había llegado hace un par de horas, no le había dado tiempo de informar a su abogado que quería ir a pasear por los mugrosos pasillos de los demás reos. El hombre mayor había traído muchos papeles con formularios que según sus textuales palabras, él debía firmar. Era un pequeño caos pues Gerard estaba enlazado vía Skype a otro abogado, y este de alguna forma lo ¿asesoraba?

—(...) Si si, ya entendí toda esa mierda pero dime ¿Él solo tiene que firmar los documentos? ¿Verdad?

El hombre tras la pantalla gruñó palabras que no conocía pero por las expresiones en su rostro Misty sonrió con discreción. 

Gerard no se veía nada convencido. Tenía muchos documentos esparcidos sobre el pequeño escritorio y sobre el suelo también. — ¿Sellarlos también, él no tiene un maldito sello?

—¡Idiota, solo necesitas su huella digital!

Sonrió con gracia. Gerard estaba encolerizado y ardiendo como un chili.  A nadie le gusta estar recibiendo un sermón cuando oyes risas de coro elevarse por sobre tu espacio. Es estresante. 

—¡Tyler! —gritó de inmediato. 

El menor lo salpico de agua, aún tenía las manos húmedas. 

—Estoy aquí, no grites.

No estaba para bromas pero se contuvo. Sacó un pequeño cuadrado de tinta oscura y tomó su mano con sorpresa, lo hizo mancharse el pulgar con la tinta y luego macho muchas hojas con su huella. Causó  mucha curiosidad en el menor:

—¿Y eso para qué? —quiso saber. 

—Tú solo cállate.

Cuando se ponía así, cuando Gerard daba ordenes y no le explicaba el por qué, verdaderas ganas de lastimarlo llenaban el interior del menor. Esta vez las contrajo, sonrió forzado y solo se apartó con violencia. No quería discutir tan temprano, no cuando anoche había pasado largas horas frente a la lampara tratando de redactar un carta. No salió bien al final pero fue un gran intento, terminarla esta madrugada había pronosticado que el día iba ser bueno. Gerard no iba arruinarlo. 

La buscó (la carta) entre sus objetos personales y con mucho cuidado de no ser visto la escondió en sus profundos bolsillos, dio dos palmaditas de seguridad sobre la tela. Convencido de que era una buena idea. 

—¡Tyler, ven aquí otra vez! — volvió a gritar Gerard. 

—Estoy aquí mierda. 

Ya el ambiente se tornaba insoportable, el de cabello pelirrojo había venido con ganas de joderlo, estaba seguro. No se quedaría más tiempo con él, si lo sacaba de su interior seguro, podría ahorcarlo aquí mismo. No quería eso, quería ir con Josh. Buscaría la caja que preparó ayer, ya con él celular en su interior, para guardarlo en sus bolsillos y poder salir de este lugar. 

—Saldremos, ve por un abrigo. 

Indignación. 

—¿Qué?

Gerard hizo girar la silla de ruedas hacía él. —Saldremos ¿Qué mierda no escuchaste?, ve por un abrigo ya. 

A que sí había venido con ganas con de joderlo. 

—No puedo tengo cosas que hacer.

—Apresura... ¡¿Qué?!

El castaño empujó su silla haciendo que el mayor se balanceara sobre ella, no fue tan fuerte pero lo hizo temblar.

—No iré ¿Qué mierda no escuchaste? —le devolvió sus palabras y como si no fuera poco, cerro el ordenador interrumpiendo la trasmisión del otro.

VOICE // JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora