15 (A)

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Los profesionales recomiendan tres caminos para devolver la fuerza muscular a los pacientes inválidos; constancia, resistencia y actividades físicas. Los horarios deben seguir un ritmo saludable siempre que el cuerpo del paciente cuente con los nutrientes necesarios para su actividad. Muchas personas han recuperado su vida normal luego de someterse a este tratamiento y confiar.

— No es fácil, pero debo advertirte que no me detendré hasta convencerte de intentarlo.

La conversación era ligera. Debby empujaba la silla de ruedas de su paciente, despacio, atenta a los juguetes que se encontraba en el camino, a veces los alejaba con la punta de los zapatos, pero en otras oportunidades tenía que detener la silla de ruedas para recogerlos ella misma. El trayecto estaba despejando su mente, es lo que necesitaba.

— Ahora tendremos que ir a dejar estos juguetes a la sala de juegos. —la dirección conduce a un pasillo de largo. Lo angosto del pasillo es atravesado en silencio.

Hace más de una hora que está paseando a Josh alrededor de la estancia de recreación y aún no consigue que éste diga comentario alguno sobre su plática. Trata de intentarlo una vez más, pero se detiene "es inútil" piensa. Josh ha sido colaborativo hasta ahora, si ella le pide que abra la boca para una cucharada de sopa, la abre, si le pide que se quite el pijama para cambiarse otro lo intenta sin resistir, pero es todo lo que ha conseguido en estos pocos días. Y la decepción ya se asoma.

— Eres todo un reto. —comenta. La silla de ruedas no es pesada de empujar, gracias a que Josh gira la rueda de movilidad, el trabajo le resulta más fácil. – Estoy aquí para ayudarte. Necesito que confíes en mí.

Josh la observó por un momento y tal vez si Debby hubiera mirado también, habría entendido que el pelirrojo ya confiaba en ella, pero no lo hizo y él no trato de comunicárselo con palabras.

Prefería a Debby por sobre mucho de cualquier otra enfermera y si quisiera hablar se lo diría, pero sus ganas de vivir no volvían del todo, solo el pequeño pelirrojo podía tenerlo feliz, y no había visto al niño desde muy temprano.

— ¿Qué te parece ir por un bocadillo? —pregunta la mujer.

No había dormido bien, cuando llegó de madrugada las enfermeras le cedieron un cuarto libre para descansar, pero las horas pasaron mientras sus pensamientos volvieron a invadirla. No quería incomodar a más personas con su presencia y ahora con el paseo silencioso a Josh, sentía que estaba haciendo mal su trabajo, no podía permitirse algo así.

Observó lo que Josh miraba con tanto interés.

— Los niños están en su horario de refrigerio ahora, Josh. No podemos acercarnos.

Ella intentó impulsar la silla en contra, pero Josh hizo presión en las ruedas impidiéndole el movimiento.

— No se puede Josh. — Debby no podía permitir de aquello. Entendía ligeramente los motivos del disgusto de Josh, un par de niños estaban jugando brusco, pero era una riña infantil. No era nada importante.

Podía con su experiencia médica intervenir por el cuidado de los niños, pero si las enfermeras habían tenido desconfianza para encomendar esa tarea, no haría nada por contradecirlas. Prefería eso, mantenerse al margen, se concentraría en lo que vino a hacer.

— No podemos interferir Josh. Lo siento

Empujó la silla para seguir avanzando, unos pasos después Josh dejó de ayudarla a impulsarlo, frenó el movimiento anteponiendo el giro por uno contrario, nuevamente.

— No puedes Josh, ¡Basta!

Rara vez Josh enfrentaba una mirada desde su condición, pero esta vez, no le importó intimidar a la recién llegada. ¿Crees que, si pudiera ir, te lo estaría pidiendo? Pensó el pelirrojo.

VOICE // JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora