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Cuando Tyler se instaló frente a su espejo privado, su rostro estaba tan rojo como lo imaginaba. Josh había asegurado que lo de la polla era una broma, y claro que lo fue, incluso se obligó a reír de ello, aunque termino ahogándose en repetidas ocasiones. Estaba bien, porque eso se decían los chicos de broma ¿verdad? Necesitaba una charla con el confesionario. No, no podía sería echado a otro aburrido retiro espiritual a la otra punta del país, no haría eso. Se lo comentaría a Zack,  tal vez cuando esté este medio dormido, luego de una maratón de carrera de autos, y tal vez ahí entre medio dormido Zack le digiera que debió golpear en la cara al idiota que le propuso eso y reirían.

La verdad era que ni podía sacarse las palabras de la cabeza ni alejar las imágenes que venían a su mente. El recuadro de esa zona llegaba con mucha fuerza e intimidaba su interior. Su cuerpo parecía responder porque la imagen cobraba otros escenarios y los deseos de continuarlos siguieron atormentándolo el resto del día.

Antes había atesorado una cacheta por solo sentir el aroma de ese agradable ser humano que lo había cautivado. Luego había tenido el atrevimiento de faltar a su condición de hombre, entallándose una falda escolar y medias cortas a fin de andabundear por ahí, con el único propósito de hablarle. Y ahora que esté ya se sentía en confianza, su cuerpo empezaba a traicionarlo temblando como un soporte por todo el taller. En su interior Tyler deseaba ver otra vez su cuerpo, y sí, sus mejillas oscurecían su piel con solo sentirlo cercano.

¿Estaría enfermo?

No, claro que no — se consoló. 

Tal vez Josh podía aprender a sentir eso también, así como le sucedía a él. Tal vez si Josh sintiera las mariposas, ahí, en algún momento podría ser correspondido porque en el mundo había niños que querían a otros niños ¿verdad? Dios no podía odiarlos a todos, dios estaba ocupado amando al mundo como para preocuparse por si Tyler Joseph no se ponía los pantalones ese día. 

Más tarde ese día, luego de habérselo pensado unas quinientas veces, y observado detenidamente el nuevo contacto en su teléfono movil, durante la cena, luego de la ducha, a medía noche decidió enviar un mensaje a Josh. Al número que tantos problemas le había causado conseguir. 

Respiro profundo, había estado enojado y avergonzado toda la semana con él.

XX: ¿Tienes planes el fin de semana?

JoshDun: Tal vez, ¿Quién eres?

XX: Tú ya me conoces #Pink

JoshDun: ¿Quién?

XX:  Josh, sabes que no puedo decirte mi nombre :c

JoshDun: ¡Eres tú! ¿Cómo has conseguido mi número? :D

She: Es un secreto.

***

Josh la había recibido con un beso cuando la vio llegar. Tyler había madrugado el sábado, despertó muy temprano cuando aún el cielo estaba medio oscuro, se entallo el uniforme en la intimidad de su habitación rezando por no ser descubierto, no sabía como reaccionarían sus padres mucho menos su hermano, de encontrarlo así con seguridad diagnosticarián que estaba gravemente fuera de sus cabales, pero valió la pena. Fue necesario ponerse una falda corta ese día para sentir los labios de Josh desaparecen entre los suyos, mientras el frió de la mañana hacía sus piernas doblarse, ante su frió contacto, Josh era mas alta y su cuerpo era fornido, Tyler desaparecía bajo él como si de un niño pequeño se tratará. Ante los ojos del mayor, ella  sonrió, lo hizo con la satisfacción de que la sonrisa de su acompañante fuera tan íntima también. Josh estuvo agradecido de verla tanto que incluso anduvo de su mano por todo Peterson, sin dejar de hablar por ningún segundo, intentando inocentemente ponerla al día con todo, cuando esta sabia todo lo que él hacía todos los días. La mentira los había unido y solo está los separaría.

Habían pasado dos semanas sin saber nada el uno del otro, con esto cualquiera se sentiría incluso incomodo de como reaccionaría el otro ante su presencia, volvían a ser unos desconocidos, pero no ellos, por alguna razón se sentían en confianza.

—Deberías darme un poco seguridad—dijo Josh, volviéndose hacía ella—  Al menos dime en que grado estudias, porque ¿Estudias aquí, verdad? O eres una monja joven que imparte clases y yo estoy siendo engañado. —hizo una mueca.

Rieron, ambos rieron un poco, sus pasos los direccionaban a todos lados dentro de Peterson, en un instante los ojos cafés del muchacho se detuvieron sobre los de ella.

—Siento no haberlo averiguado por mis propios medios —confesó— tengo muchas obligaciones. Y parecía que Josh se conformaba con poco porque a penas ella sonrió, al instante él ya estaba parloteando otra vez.

En su interior su alma suspiro agradecida, había extrañado a Josh, a este Josh, uno que sin sonar egoísta era mejor que el otro. Alejó esas ideas se su mente, debía equivocarse, porque ambas formaban la misma maravillosa persona, así como sin falda él era el mismo. Era solo una corazonada, y tal vez no debía darle tanta importancia, Josh era paz, la sentía cuando estaba con él. Tyler se sentía en un cuento de hadas de esos en que la princesa miente por encontrarse con su príncipe, solía verse tan frió por fuera pero por dentro, solo estaba esperando como cualquiera, una historia de amor.

La tarde llego, y la despedida los esperaba al doblar la esquina del estacionamiento. El frió estacionamiento donde alguna vez se desplomó alguien, y quien por no abrir los ojos se perdió otra maravillosa historia de amor. 

— ¿Volverás? —pregunto Josh.

Aunque apenada, y con el rostro como el de una flor que se marchita ante tus ojos, asintió. —Si

Ojala no tuviera que ser así, ojala pudiera permanecer todo el tiempo a su lado, aprovecharlo.

—Me gusta tu voz —confesó el chico de tatuajes, ya no se veía tan rudo poniéndose nervioso. 

Tyler pensó en lo afortunado que era, no se preocupaba en cambiar su voz, era solo que la entonaba diferente. Como si imitara algún acento londinense, capto muchos en sus incontables viajes, era un actor.

—Me gusta tu cabello —cumplió.  Permitiéndose acariciar un poco de los desaliñado picos azules que aguardaban por todo su rostro.

—A mí me gustará tu nombre cuando lo descubra —la interrumpió el joven.

Sonrió. Ya tocaba era tiempo de ir creando uno, no podía verlo tan desdichado siempre, no como ahora que con seguridad se sentía usado por la menor. Menos cuando el sol del medio día empezaba a colorea su piel y lo hacía infinitamente lento, como mostrándoselo ante sus ojos. Como diciendo: tómalo es para tí.

—Lovely —dijo al fin.

Josh, a quien ahora le llegaba todo el reflejo de las rejas como sombras sobre los brazos, se sonrió —Vaya, gracias.

—No no —dijo ella, llamando su atención. La sombra de ambos estaba reflejada en el inmenso estacionamiento, solos ellos dos. —Mi nombre es Lovely.

Que incomodo, de haber podido se lo habría pensado un poco más, pero no era como si lo tuviera planeado de todos modos. Josh lo descubriría ahora, temió, y con seguridad lo dejaría en emergencias. Seguro de sus inseguridades, Tyler palidecio, estaba por desmayarse ahí mismo, sintió un deja vu.

—Tranquila —Josh había tomado otra vez, las elevo a la altura de sus labios, y observandola con ojos tranquilos, deposito un beso sobre su piel —Es hermoso. A mí me gusta.

Se había enamorado de ella.

VOICE // JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora