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— ¿Brendon? —se preguntó Tyler.

Su amigo, jefe y cómplice de haberse robado a Josh, estaba frente a él tras la puerta de su casa.

— ¿Cómo me encontraste?

El pelinegro ingreso sin más, la casa estaba limpia, descubrió un par de platos sobre los muebles en su recorrido, conocía desde siempre la casa de Tyler, aunque no fue una imagen digna para la madre de su amigo, había venido las veces suficientes para conocer las habitaciones del lugar y compartimentos cruzados.

— ¡Josh! Estoy aquí, nos vamos. —gritó al pie de la escalera. — ¿Está arriba? — se preguntó con preocupación.

No fue necesario esperar respuesta alguna, las ruedas de la vieja silla resonaron con gravedad sobre la madera. Josh abandonó la cocina, curioso por las voces que oía, su camino fue detenido por una mujer que ingresó con rapidez a la casa.

Tan pronto quedo a la vista de todos. Gritó: — ¡Josh, estaba tan preocupada! —la castaña se aferró de él.

Tyler retiró la vista de ambos posándose sobre Brendon, quien lo miraba con desaprobación. Hacer enojar a las personas que confían en ti siempre te decepciona, una parte de ti entiende que lo que hacías no estaba bien pero que alguien más te lo diga es un golpe mayor, Tyler era un lienzo sin pintar y todo lo que hacían con él creaba nuevos paisajes en su pintura. Así que se sintió manchado, cuando le dijeron que no ayudaba a nadie haciendo las cosas como las hacía.

— ¿Por qué hiciste eso, Tyler? Fue muy peligroso. —se acercaba su amigo. — ¿Te pusiste a pensar qué sucedería si los descubre alguien? Pusiste en peligro a Josh y nos pusiste en peligro a todos.

Tyler abrió la boca para mencionar algo, pero no emitió palabra alguna, su mirada no podía hacer más que caer sobre sus pies, se sentía como un niño pequeño al ser regañado por un adulto metiche que no entendía sus fabulosas razones, la cosa aquí era, que Tyler tampoco sabía por qué había hecho eso.

Frunció el entrecejo cuando Brendon lo tomó del brazo. — Lo que hiciste es muy peligroso.

— Lo entiendo. Lo siento.

Buscó a Josh por ayuda, el pelirrojo podía contar que no se rehusó a la ayuda, de que incluso ya no se llevaban como chispas, que se podía hablar entre ambos. Pero no fue socorrido, descubrió que el pelirrojo tenía su atención sobre Debby, quién no dejaba de mimarlo.

— Yo solo quería ayudar.

Brendon conocía, mejor que cualquiera, a Tyler. Y no solo porque de entre los otros tres presentes, lo conociera de más tiempo. Era porque lo conocía de verdad, veía en sus ojos sinceridad, oía sus palabras como las oiría de un hermano. Confiaba en Tyler, sabía que no tuvo maldad alguna en poner en peligro a nadie.

Quién demostró que no confiaba en él, fue Debby. La castaña se acercó meticulosa e inspeccionó al menor desprevenido, nadie pudo detenerla, porque nadie se percató antes del estruendo que arremetería con una bofetada contra el menor.

— ¡Debby! —gritó Brendon.

Pero ya era tarde. Ryan corrió junto a Tyler, su amigo estaba tan sorprendido como los demás qué sintió el dolor solo cuando el más alto lo cobijó con refugio. Sintió un ardor en la boca.

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Habían pasado varias horas, ya era media noche y la mirada de Tyler aún era de preocupación, su reacción lo tenía ansioso. Fueron, los sentimientos que se arrollaron en su ser lo que lo dejaron vulnerable ante todos y ahora no había donde esconderse. 

VOICE // JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora